La Junta dice que la 'nueva' estación de autobuses de León se inundó porque se “atoraron” los canalones con hojas

La lamentable estampa sufrida estación de autobuses de León recién remodelada por 7 millones de euros, y aún así repleta de cubos para intentar en vano recoger el agua de las múltiples goteras sufridas hace dos semanas, ha tenido por fin una explicación oficial de la Junta de Castilla y León.

La ha trasladado el portavoz del Gobierno autonómico, el consejero Carlos Fernández Carriedo, que ha negado que la inundación se debiera a ningún tipo de “defecto estructural” de la obra inaugurada el pasado mes de diciembre por el presidente Alfonso Fernández Mañueco bajo el nuevo nombre de ‘Reina Doña Urraca I de León’.

Además, confirmó que esa obra aún se encuentra en período de garantía, de manera que de haber sido así, la empresa constructora ejecutora del proyecto habría tenido que asumir el coste de la reparación, cosa que no ocurrirá.

Carriedo aseguró que en este sentido fueron las conclusiones finales de “un análisis” que habría realizado la empresa pública de la Junta Somacyl, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, que es la entidad a quien se ha encomendado por 15 años la gestión del nuevo edificio y todos sus servicios, por un coste público a mayores de otros casi 7 millones de euros más.

La explicación final de la polémica inundación fue que el sistema de canalización de la cubierta de una de las zonas 'estrella' del proyecto, las dársenas cubiertas y climatizadas, se había visto “atorado”, sufriendo una “obturación” causa por dos fenómenos que relató el consejero: por un lado, la fuerza de las lluvias en aquella jornada del 7 de junio; y por otro, la acumulación de hojas caducas en el tejado. Esas hojas, dijo, “taponaron las canalizaciones de evacuación”.

El portavoz aseguró que, una vez localizado el problema, ahora se pondrán en marcha las medidas “para que no se vuelva a repetir”, de modo que “lo evitaremos en el futuro”, dijo, con un mantenimiento y limpieza de la zona más habitual y más concienzudo. Pero resaltó que la situación “no causó daños materiales”, a pesar de que se apreciaba que chorros de agua llegaban a caer por el el sistema antiincendios del edificio, entre otros puntos, desaguando en decenas de cubos que se tuvieron que instalar de urgencia y que tampoco evitaron que el suelo de la zona de embarque se llenara de agua.