Éxito colaborativo en el Festival de la Tierra

Javier M. Seisdedos

El pasado sábado día 11 de junio, gentes venidas de diferentes partes de nuestro pequeño mundo, participaron en las diferentes propuestas que desde hace ya un tiempo propone La Universidad Rural Paulo Freire Del Cerrato.

A las 12 de la mañana, Gustavo Duch y Jeromo Aguado, baluartes y compañeros de viaje en el trabajo de concienciar y trasladar la importancia de construir soberanía alimentaria o el poder de defender y cuidar la Tierra, nos mostraron una vez más el poder que tenemos cuando la gente sencilla se une en un proyecto común; de envergadura local y global ,como es el movimiento social mas poderoso de la Tierra, La Vía campesina

Seguidamente la fiesta de la amistad continuó, con un vermú musical y con rica comida sana y sabrosa de la mano de Oscar y Buyo.

El cine terrícola nos ofreció la visión de un documental imprescindible y que recomendamos encarecidamente; Home, todo un despliegue de imágenes de gran belleza, comprensión y análisis de la historia de nuestro planeta, muestra de forma explícita como el hombre ha distorsionado el orden natural de la vida en un corto periodo de tiempo. La Critica y la esperanza se unen, a partes iguales para reflexionar sobre la situación real de nuestro único y bello planeta Azul.

La abuelita Ceiba, un proyecto apoyado por la Universidad Rural, ofreció un precioso regalo con su charla participativa sobre alternativas para la salud e higiene diaria, Lidia y Alicia propusieron toda una alquimia para la vida a través de sus productos hechos desde la consciencia utilizando materias primas locales que respeten el medio, el bienestar animal y el de las personas.

El plato fuerte se reservo en el Teatro de la Tierra, situado entre las ruinas del barrio de abajo, en un encuentro poético y de experimentación musical a cargo de los componentes del Naán.

Fue emocionante escuchar un concierto en plena naturaleza.

Cientos de personas nativos de Tabanera y de inmensidad de lugares pequeños, fueron testigos del primer concierto que el Naán realizaba en el lugar exacto donde se inspiraron para crear su segundo disco, Código de Barros. Para los siete magníficos que integran el Naán fue algo muy especial, pero para el corazón del grupo, Héctor y Carlos que además viven en el pueblo antiguo y derruido, significó el poder realizar un sueño imaginado tantas veces y creado entre hiedra, adobes y noches estrelladas.

El sábado al anochecer fuimos testigos una vez mas ,de como el poder de la música puede transformar y sanar los lugares y a las personas. Ningún humano que vivió esta experiencia sensorial junto al Naán jamás la olvidará, quedará impresa en las células más antiguas de su espíritu.

Y el Páramo Negro volvió a brillar con gran intensidad.

La noche lleno de almas libres el antiguo salón del Baile, reconvertido en una fiesta jazz sessión con la D.J Pachamama.

La mañana del domingo amaneció con silencio y sonido de pájaros, una ligera brisa llenaba todo, los álamos hacían mecer con sus hojas una música natural y el sol iluminaba con sus rayos las flores multicolores.

En los cerros y los campos verdes se respira libertad, y nos indica el camino hacia el barrio de abajo, el antiguo pueblo de Tabanera, ahora reconvertido en un lugar lleno de creación y esperanza.

Muchas sorpresas nos aguardan en esta zona singular de nuestra provincia hermana, en el mundo rural de Palencia, en tierra de campos, brotan desde hace muchos años semillas de cambio, por eso es bueno y saludable hermanarnos con personas que son coherentes y llevan la savia de la Tierra Madre en sus venas.

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