Controlar patrimonio ajeno, otra forma de apropiación

Fachada principal de Casa Botines en León. // Campillo / ICAL

Máximo Soto Calvo

Situémonos ante la casa de Botines. Y si lo hacemos a una hora temprana de limpio cielo, cuando lo más que se puede apreciar es la tímida presencia de algún legionense que va a iniciar el día laboral, podremos entrar en situación y evocar. Mas, no es necesario, pero sí útil de pura retórica como empiece o puesta en escena, para la reflexión y el comentario.

Vamos a ello, tirando de fondo memorístico, no exhaustivo por generalista, sino mejor selectivo del nuestro no muy lejano ayer al hoy, para no dispersar demasiado los pensamientos que sin querer se interrelacionan y pueden enmascarar lo fundamentado en la Junta autonómica, empeñada en manejar lo tangible, pero no descuidando lo sentimental leonés, con descarada injerencia vendida como ayuda.

La emblemática Casa Botines, por su perfecta ubicación en Legio, es una imagen que se puede vender bien “como bastión de una Comunidad”, en el fondo es control y sometimiento al ente autonómico. Si además concurre que el gran arquitecto Gaudí, conocido en todo el mundo, la proyectó y construyó, y Caja España, antes CajaLeón, y Monte de Piedad, etcétera, se ubicó en ella con excelente visión para con el dinero leonés, nuestros ahorros, nos ayudáramos mutuamente antaño, a más de conseguir un buen Patrimonio artístico, la cosa se pone más que interesante, para quienes llevan cuarenta años confundiendo políticamente lenguas y voluntades leonesas.

No ha mucho (unos años) la Caja, con largos puentes, paso a Banco CEISS, bajo control político de aquí y más aún de allá, aquéllos que aspiraban a la Gran Caja Autonómica de una Comunidad de feroz centralismo, lograron situarla al garete. Además, lo no exportable físicamente hacia el núcleo del poder, había que lucirlo bajo cartelón cuartelado, como señal de dominio. Y así dicen que, actuando de salvadores de patrimonio en pelea con Unicaja, los bienes especialmente leoneses de León, los van a poner a salvo. Nada que objetar si no gravitara en sus actos el dominio y el control.

El pétreo continente imaginativo de la bella Casa Botines, maniobran para ponerlo bajo su control con apariencia patrimonial para ser vigilado y cuidado“ por un organismo creado ad hoc, llamado Fundos.

Como ciudadano no muy avezado, pero si muy escamado en demasiados menesteres donde la Junta pone la mano, cuando leí noticias de que La Casa Botines, con Fundos, léase control autonómico, iba a tomar un rumbo museístico, me asaltaron todo tipo de alarmas. Más aún al leer otras sobre la actividad de Monteleón, ésta sí netamente leonesa, que parece conservar la idea de función con patronos como en los primeros buenos compases de la entidad. Aparentemente reñidas, o con muestras de extrañamiento podemos contemplarlas.

De modo especial me alteró leer la propaganda realizada para comunicar que el museo que lleva tres años de funcionamiento, lo encaminaban a su presentación “al concurso” Mejor Museo Europeo del Año 2022. Todo bajo control unilateral, digo, pues el ente autonómico no contempla que se anuncie que son dos las regiones que lo componen. Alli, en Europa, aparecemos a la cola, tras una y, de Castilla, la grande, la que controla todo cuanto concierne a la Región Leonesa, la innombrable, la ilusoria, como patrimonio de una Comunidad, a la que ella empieza poniendo nombre.

El éxito, nos novelan, fue tan grande que “casi nos eligen entre los finalistas”, 60, quedamos en puertas. Para ganar puntos la habían, se habían, otorgado el premio Castilla y León de las Artes. Yo, personalmente no tuve más remedio que repetirme algunas estrofas de una canción que decía: ¡¡¡Quién maneja mi barca, quién, que a la deriva me lleva, quién!!!

Pues eso...

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