La cocina de autor del NUR cruza el Manzanal y enciende los fogones en León
La cocina de autor del restaurante NUR cruza el Manzanal y enciende los fogones en León. Ricardo Álvarez y Tamara Secundino han vuelto a hacer la maleta para empezar una nueva etapa, esta vez en la capital. Ambos, naturales de Bembibre, sirvieron sus primeros platos en Sevilla, pero después de unas vacaciones en El Bierzo apostaron por emprender y abrir su propio negocio hostelero en Ponferrada, donde estuvieron casi cuatro años. Ahora, se mudan a la ciudad de León para “seguir creciendo” a nivel profesional, pero manteniendo su estilo, una gastronomía tradicional hecha 'de otra manera', con mucho guiso con toques de modernidad, apostando por la cercanía y el mimo al cliente.
Ricardo nació en Bembibre, pero se crio en Andalucía, en Alcalá de Guadaíra, donde vivió con su familia desde los dos hasta los 24 años. “Siempre fui un enamorado de la cocina y de comer”, cuenta a este medio, al que reconoce que, como no se le daban muy bien los estudios, enseguida empezó a trabajar como camarero en el bar de sus padres. El flechazo gastronómico lo pilló en León ciudad, a la mesa del Cocinandos: “Ahí decidí que quería estudiar cocina”, y lo hizo en Sevilla. Tamara, también bembibrense, igualmente empezó como camarera y estudió cocina, ella en León. Pero lo suyo es “el trato con la gente”.
Sus caminos se cruzaron en Sevilla y durante unas vacaciones de verano en El Bierzo decidieron quedarse. “NUR es un acrónimo de norte y sur, precisamente por eso”, en referencia a su historia. “Es nuestro hilo, una cocina con un toque medio andaluz con productos de la zona y de temporada. Hacemos lo que nos da la gana, con la premisa de que esté muy bueno”, explican a ILEÓN.
Tras casi cuatro años en el barrio ponferradino de Cuatrovientos, han vuelto a hacer las maletas para cruzar el Manzanal y, esta vez, establecerse en León capital. En el número 2 de la calle Cantareros, a las 'puertas' del Húmedo y a 'cuatro pasos' del centro de la ciudad, abren su 'nuevo NUR', con la misma cocina tradicional con técnica de siempre, con producto de temporada y una carta pequeña “pero viva”, cambiante, sin imposiciones al mar ni a la tierra. Cocina de autor sin artificios, donde cada comensal cuenta, hasta el punto de que “cuando alguien viene dos veces, a la tercera ya es de casa”.
León: una nueva etapa sin olvidar el origen
“Lo del Manzanal era una barrera mental”, reconoce Ricardo. “Sentía que dejábamos algo atrás, que éramos infieles”. En un primer momento, trataron de moverse a otro local más céntrico en Ponferrada, pero de repente se encontraron el sitio perfecto en la capital leonesa y la ciudad los ha acogido con los brazos abiertos. “Era ahora o nunca. No tenemos hijos, ni hipoteca. Teníamos que intentarlo”, y aquí están.
El nuevo NUR León abre como una casa de comidas contemporánea, con un estilo bistró y un trato personal. “En un momento en el que los locales parece que se clonan”, la esencia no cambia: sigue siendo un negocio pequeño, cercano, casi artesanal, en el que ellos lo hacen todo: la cocina, las reservas, los pedidos, las facturas, las redes sociales... Y sobre todo, están ahí, cara a cara, escuchando, recomendando al cliente, cuidando los detalles. “Tamara no se acuerda de lo que comió ayer, pero sí de cada cliente y de la mesa en la que se sentó. Está muy pendiente en el restaurante y eso es muy bonito”, destaca Ricardo.
El local, “cerca del centro, pero no en el medio del cogollo”, les ha robado el corazón. “La cocina es un Ferrari”, dicen con una sonrisa. El espacio, acogedor, transmite intimidad y tranquilidad. “La gente tiene que venir a disfrutar, que es lo más importante en la hostelería y en la vida. Comer bien, beber bien y pasarlo bien”, coinciden.
Una ciudad con mucho nivel
El panorama gastronómico leonés está cambiando, dicen. En la ciudad, en la que acaban de abrir, “cada vez hay más nivel, se hacen las cosas muy bien” y, en un momento en el que “hay gente que quiere lo de siempre y otros que buscan cosas nuevas”, ellos se proponen “gustar mucho a unos pocos, no gustar un poco a todo el mundo”.
En la capital hay ya un número importante de cadenas de comida rápida y proliferan los locales 'a la moda' que son un calco en todas las ciudades, fruto de la globalización y la turistificación, pero también hay dos restaurantes con estrella Michelín, Soles Repsol, establecimientos reconocidos y recomendados por guías gastronómicas y otros cuantos que aspiran a conseguir renombre.
“Al final entre todos creamos una red”, entiende Ricardo. “No veo competencia, veo compañeros” y “todo el mundo nos ha dado la bienvenida”. Lo único que creen que falta es “creérnoslo”: “Tenemos que vivir sin complejos con ningún sitio”.
El futuro está servido
¿Y ahora qué? El futuro está servido. Toca seguir haciendo lo mismo que hasta ahora, en otro escenario: cocinar con alma, recibir con cercanía, escuchar con atención y seguir siendo NUR, en León. En esta nueva etapa, Ricardo y Tamara se mantienen fieles a su esencia, con el reto de convertir cada plato en una experiencia gastronómica. Porque la comida compartida, como la vida, no se mide solo en sabores, sino en las emociones que te despierta. Y León, con su latido entre lo tradicional y lo emergente, parece el lugar perfecto para seguir aprendiendo y mejorando.
Con ocho servicios semanales, de miércoles a domingo al mediodía y por las noches los jueves, viernes y sábado, NUR se presenta como una ventana abierta a una gastronomía sincera, donde los pequeños detalles marcan la diferencia. “Los clientes no son un número” para ellos. Son parte de algo más grande, muchos se convierte en amigos, casi familia. Y con una ilusión desbordante, y un local que sienten como el sitio ideal, solo les queda esperar —con humildad y esperanza— que León los acoja bien y se convierta en casa.