Claves de evolución en el conflicto minero

mineros madrid

Antonio Vega

La próxima parada está fijada para el 6 de junio cuando está convocada en Madrid una nueva reunión de la mesa de seguimiento del Plan del Carbón. A ella se aferran todos los actores del conflicto aunque sin demasiada confianza, “acudiremos donde nos llamen” señalaban los sindicatos mineros aunque las esperanzas de encontrar una salida al conflicto ese día no sean muy altas. Hasta esa fecha se mantiene la huelga indefinida.

El Gobierno ha reiterado en boca del ministro de ramo, José Manuel Soria, que está “totalmente abierto” a negociar con el sector, pero en las dos reuniones anteriores sus subalternos han ido con una idea muy clara, el dinero que hay es el consignado en los presupuestos y punto. ¿Qué margen tiene el gobierno para negociar? Pues si de momento no hay más fondos para el sector parece que poco. La complicada situación económica y la rigidez presupuestaria del ministro Montoro llevan a un callejón que significa que si hay más fondos de algún otro lado se tendrán que recortar, porque lo que no va a variar es la apuesta de Rajoy por los objetivos de déficit. Esto cuando el sector calcula que con menos de 200 millones de euros se arregla el problema, de este año al menos, y las comparaciones con lo inyectado a Bankia son la comidilla en las zonas mineras. Si en la tercera reunión sigue sin haber avances cabrá preguntarse para qué se siguen reuniendo.

PP y PSOE mantienen una guerra de culpas echándoselas unos a los otros

El Partido Popular de León baila con la más fea en esta ocasión, afrontar un conflicto minero bajo amenaza no de cierre parcial sino cierre total. Si la consigna durante los primeros días era echar la culpa al PSOE, y singularmente a Zapatero, ahora apuestan por el diálogo “hasta el último minuto” según su presidenta provincial, Isabel Carrasco, como estrategia de comunicación. Es evidente que el conflicto ha tensionado las relaciones en el partido, especialmente las de los alcaldes de localidades mineras, hasta el punto de que algunos han planteado públicamente dimitir como el caso del alcalde de La Pola de Gordón, Francisco Castañón, y otros como el de Toreno, el procurador Pedro Muñoz, critican abiertamente a su partido y dejan ver su cabreo personal. El partido ha dicho por boca de su portavoz en la Diputación que le parece “respetable” si alguien toma esa decisión pero pide a todos que sigan en política. ¿Pesará más el poder o la honestidad personal de las ideas?

El PSOE ha trazado de forma más bien tímida su estrategia de apoyo al carbón, quizás debido a que las ocupaciones recientes de sus cargos estaban en otras cosas más internas. Políticamente tiene una oportunidad de oro de herir al PP en la provincia, y sobre todo en los municipios mineros, y recuperar espacio político perdido. Defienden “a ultranza” la labor de Zapatero en la superviviencia de la minería pero no han visualizado de forma clara su oposición, hasta el punto que el PP se les ha adelantado en la presentación de mociones en los municipios en defensa de la minería. A la manifestación de Madrid acudieron en masa los cargos públicos socialistas pero sus acciones, como mociones en el congreso, no tienen la publicidad que se le supone al principal partido de la oposición.

Los actores clave del sector: empresas, sindicatos y mineros.

Las empresas han mostrado públicamente su “decepción total” con el Gobierno hasta el punto de manifestar públicamente “sentirse engañados por el Partido Popular”. Su estrategia de comunicación es muy agresiva, hasta el punto de que el principal empresario, Victorino Alonso, se une a las maniefstaciones sindicales como un minero indignado más. Fueron ellas las que ante los presupuestos anunciaron que no podían mantener su actividad pero de momento no se sabe nada de ERES o un cierre patronal, aunque fuentes empresariales indican que trabajan en ambas cuestiones. De momento, y pese a que el gobierno les debe 60 millones de euros, no han iniciado movimientos que afecten a sus trabajadores, para que toda la presión se centre en el Gobierno central. Mientras la presión siga contra el ministerio los empresarios pasan desapercibidos y no tendrán que dar explicaciones de sus acciones, la cuestión es cuándo se moverán ya que supuestamente sus finanzas no dan más de si por lo que no es descartable despidos en el corto/medio plazo. Pero si los focos siguen puestos en otro lado mejor para sus intereses mercantiles.

Las empresas, que muy rápido hablaron de cierre, de momento no han presentado ningún ERE

Los sindicatos muestran de momento una unidad de acción con muchos peros. Los mayoritarios UGT y CCOO defienden la supervivencia del Plan del Carbón y de sus fondos destinados al desarrollo de las cuencas mineras pero el minoritario USO ya ha dicho públicamente que apuesta porque lo prioritario es mantener los puestos de trabajo y que los fondos de desarrollo se pasen a las empresas. Las centrales apuestan por mantener una presión de forma contundente pero pacífica pero quizás no puedan controlar a todos los trabajadores, tal y como pasó en Madrid donde hicieron un llamamiento a una movilización pacífica y al final hubo enfrentamientos con la policía. “Nos jugamos el 2102” consideran desde FIA-UGT sabiendo que esta batalla puede ser de las últimas que viva el sector minero, para bien o para mal. Su papel en este conflicto puede reforzar su imagen pública, algo deteriorada últimamente, o devolverles algo del peso de antaño pero todo dependerá de como se desarrolle el conflicto.

Los mineros ya sabían que su especie estaba en peligro de extinción porque la Unión Europea había puesto coto a las subvenciones públicas en el 2018 pero encontrar con que seis años antes todo se puede acabar de repente es un mazado duro. La pregunta que cualquiera puede hacerse es ¿cómo actuarías si supieras que tu trabajo, en muchos casos tu vida, se acaba de repente? Esa respuesta es la clave para ver la comprensión ciudadana a las protestas mineras, que siempre han sido intensas y violentas en muchas ocasiones a lo largo de la historia reciente de la democracia. Cuando se le pregunta a un minero que hasta donde van a llegar la respuesta es siempre la misma: “hasta donde haga falta”. Sólo nos falta saber exactamente cuál es ese punto.

Etiquetas
stats