La baja de una jueza que retrasa sin fecha la sentencia por la muerte en 2013 de seis mineros: “La Justicia nos ha tomado el pelo”

Este martes 28 de octubre se cumplen 12 años del último gran accidente minero en la Hullera Vasco-Leonesa: la tragedia del Pozo Emilio del Valle, en la que murieron seis mineros y otros ocho resultaron heridos de distinta consideración. Más de una década después —y dos años y medio desde que el juicio quedó visto para sentencia— la resolución judicial sigue sin conocerse. En ese limbo procesal vive Manuel Moure, 77 años, minero jubilado y padre de uno de los fallecidos, Manuel, que encabeza la reivindicación de las familias para que haya una respuesta de la Justicia.

En una entrevista a este medio, Moure describe la espera como un calvario que golpea con especial dureza a su esposa Antonia y denuncia el bloqueo del procedimiento por la baja médica de la jueza que debe dictar sentencia. Reclama una solución —un suplente, la sustitución o cualquier vía que permita resolver— porque “todo está grabado” y “solo falta dictar sentencia”. El juicio se celebró en febrero del año 2023, un año después de un inicio en falso que lo retrasó otro año.

Más allá de la demora, Moure asegura sentirse “desamparado” por las instituciones. Carga contra la Junta de Castilla y León —la que tiene las competencias en minería— por no haberse dirigido a las familias y cuestiona la actuación administrativa y la investigación tras el siniestro. Señala, además, que la empresa mantuvo su actividad con los mismos responsables “cada uno en su puesto” durante años, algo que considera “ilógico”.

El minero jubilado sostiene que el accidente pudo evitarse si se hubieran aplicado normas de seguridad básicas en un punto que califica como “el único punto negro de la mina”. También critica decisiones previas de la compañía —como cambios en los equipos de seguridad— y el papel de los sindicatos, a los que reprocha no haber ejercido acciones contra la empresa.

Doce años después, dice no rendirse. Anuncia una nueva acción de protesta este martes en León: una pancarta frente a la Catedral a las 10.00 horas y, después, paradas ante la Diputación, la sede de la Junta y los juzgados “hasta la una”. “Mientras me tenga de pie, ahí me van a tener”, resume antes de repasar —pregunta a pregunta— cómo vivió el antes y el después de aquella jornada que cambió su vida.

Este martes 28 de octubre se cumplen 12 años del último accidente minero en la Hullera Vasco-Leonesa, en el que perdió a su hijo Manuel y, después de dos años y medio, el juicio continúa sin sentencia. ¿Cómo se siente?

Yo, como curtido de la mina, me siento con ganas para pelear, pero mi mujer no. Mi mujer lo ha pasado y lo está pasando muy mal, muy mal, muy mal.

Muy mal por el hecho no solo de perder a su hijo, sino por seguir a la espera de la Justicia.

Claro. Estuvimos esperando 10 años para sentarlos en el banquillo y ahora llevamos va a hacer tres esperando la sentencia. La señora jueza está de baja. No sabemos qué enfermedad tiene. Cualquier trabajador te mandan al tribunal médico y después de un tiempo te dice que o trabajas o te jubilas.

Y lo que más me fastidia es que tiene que haber algo. Si esta señora no puede, un suplente o no sé, alguien. Tienen que poner a alguien. Todo está grabado. El juicio está grabado, quedó visto para sentencia, es simplemente eso, dictar sentencia. Y si no se ha quedado muda, si puede hablar, que dicte sentencia.

¿Se siente desamparado por las instituciones públicas, y la Justicia en particular?

Totalmente. A nosotros los únicos que nos han amparado hasta ahora han sido los medios. Los únicos. La Junta jamás dijo ni una palabra. Jamás. No se ha dirigido a nosotros. No ha tenido la dignidad de dirigirse a nosotros nunca. Y es quien tiene las competencias en minería. Le vienen muy grandes...

La Junta tenía un responsable de Minas en el momento del accidente y a la semana lo cesan y colocan a otro. Digo hombre, a la semana vosotros ponéis a quien queráis, pero este señor tiene una responsabilidad porque estaba en el momento del accidente. Al actuario de Minas que es otro de los responsables, a la semana del accidente. Toma declaración a tres testigos y se da de baja. Dos años estuvo de baja, y cuando vuelve, no vuelve a su puesto de trabajo, que era el tema de la mina, sino que lo mandan a los archivos de la Junta.

Desamparo no... Reírse de uno a la cara. Tú vas a trabajar donde estabas, porque era responsable en el momento del accidente. Se empieza a investigar. Nada. Eso fue un paripé que hicieron, porque allí la empresa estuvo trabajando durante cinco años hasta que cerró con los mismos responsables del accidente cada uno en su puesto. Apártalos hasta que se sepa lo que ha ocurrido. Al menos que no sigan dirigiendo a la gente. No lo veo lógico. Porque un camionero si le ve que tiene un delito, lo primero que no lo dejan conducir.

Traen a un director, a una mina peligrosa, que era un perito de una fábrica de muebles de Logroño. Despide a los dos ingenieros de seguridad porque se niegan a hacer una apnea en el gas con él. ¿Y la empresa? Lo admite, el despido. Y el señor que hizo la apnea con él, como premio tenía cinco cargos en seguridad. Este director desmanteló la brigada de seguridad y los mandó al paro. Y cuando ya le hizo el culo calderilla los tuvo que meter otra vez. Así funcionaba la Hullera Vasco-Leonesa.

¿La familia propietaria de la Hullera Vasco-Leonesa le ha ofrecido un acuerdo extrajudicial?

A mí, como padre, no. Mi hijo tenía una esposa y una niña de 40 días. A mí no me lo ofrecieron. Supongo que es el modelo a seguir. Eso sería lo último, primero hay que pelear la dignidad. Porque la Hullera por mucho poder que tuviera, que lo tenía y lo sigue teniendo, porque mueve sus tentáculos, la dignidad y la vida no se compran. Eso no se compra con dinero.

Hasta ahora ellos no han pagado nada. La empresa no ha pagado ni un chavo. Ha pagado un seguro que tenía uno de los de los capataces. La empresa nada de nada.

Allí ocurre el accidente, se presenta allí un montón de guardias civiles, pero allí no se precinta nada. Si siguieron trabajando la empresa pudo hacer lo que le dio la gana.

La dignidad y la vida no se compran con dinero

¿Considera que la investigación no estuvo bien hecha?

Fue una chapuza total. Además, tuvimos la mala suerte de que cuando se presenta la denuncia, empieza a moverse un poco la cosa y ocurre lo del asesinato de Isabel Carrasco (mayo de 2014). Que lo veo muy bien, la señora tiene su derecho a defensa, a un juicio, a todo lo que quiera, pero nuestro caso estaba antes. Y la jueza que teníamos nosotros deja nuestro caso y coge el de la señora Isabel Carrasco. Y nuestros papeles, a un lado. Claro, los seis mineros no son políticos.

¿O sea que usted se siente maltratado por la Justicia?

Totalmente, maltratado totalmente. Así de claro. Y tardamos 10 años en sentarlos en el banquillo.

Y a qué cree que se debe esto, ¿al poder de la familia Del Valle?

Hombre... ¿Por qué no dicta sentencia? Yo quiero saber por qué. La señora Ana del Ser (presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León) dice que es muy difícil desliar esto. Yo me pregunto, ¿y para qué está usted cobrando un sueldo? ¿Para qué está la Justicia? Deslíelo, que para eso está. Para eso le pagan y para eso está por encima de la jueza. Te toman el pelo, se ríen de ti a la cara. Se reían en el juicio. Los veías felices y contentos, no había sentimiento ninguno.

En un juicio, ¿cómo se pueden pasar papelitos unos a otros impunemente delante de la jueza y del fiscal? Escribían notitas y se las llevaban de uno a otro, ¿pero qué clase de juicio es ese?

Pero usted es consciente de que si hay sentencia ellos pueden salir absueltos, porque existe la presunción de inocencia.

Como decía el otro, 'Íbamos mi padre y yo solos tirando del carro y alguno no tiraba'. No creo en el sistema ya, y en la Justicia mucho menos. La Justicia nada, nos ha tomado el pelo.

Cómo el señor fiscal, por su cuenta y riesgo, se ve que sabe mucho de mina, quita del caso automáticamente a los que más relación tenían de seguridad con los trabajadores: el plantilla, el vigilante de seguridad y el delegado minero de seguridad. Y el delegado minero de seguridad le dice a la jueza cuando declara: “Yo entraba a la mina si no tenía alguna reunión fuera”. ¿Pero qué es lo tuyo? Lo tuyo será la mina, los compañeros, ¿no?

No creo en el sistema ya, y en la Justicia mucho menos. Nos han tomado el pelo

Con 35 años y cuatro meses que me tragué de mina, a mí no me va a contar ninguno nada de la mina, porque la he mamado. En el año 1963 ya estaba yo dentro de la mina, y pasé por todos los puestos. Y a mí en el momento que me enteré del accidente sabía lo que había pasado ya. Si mi hijo decía 'aquello está muy malo, aquello está muy malo', pues yo ya me lo imagino. ¿Qué medidas tomaron? Ninguna, porque, qué casualidad, de los 16 responsables de seguridad no estaba ninguno allí en ese momento. Ya es casualidad. ¿Por qué? Porque tenían miedo. Pues si tenéis miedo, parad aquello. Mandáis a la brigada y podéis hundir y hacer lo que os dé la gana, pero no pasa nada. Así de sencillo. ¿Y qué decía el director? Que la brigada salía cara. Había que pagarle un plus. Y ya está.

Un vigilante de seguridad tiene que estar allí, al pie del cañón. Y un jefe, y el otro y el de la moto porque era el único punto peligroso de la mina en ese momento. El único punto negro que había en la mina, y no estaba nadie.

Hay una norma de seguridad que se hizo porque falleció a consecuencia de la bóveda Antonio Carballo, un compañero mío de trabajo. Se tomó una determinación, que con bóveda no se echa carbón, porque ese día cayó la piedra, pero podía haber salido gas. Esa norma es de obligado cumplimiento y simplemente con respetar esa norma no había pasado nada. Y si tú quieres echar carbón, manda la brigada. La brigada tenía picadores, tenía de todo, preparados para hundirlo y que no hubiera bóveda.

Pero no, el carbón fácil es el del hundimiento. Ese es el más barato, porque sale por gravedad. Más carbón, más bóveda, más carbón, más bóveda. Y los trabajadores entran, salen, entran, salen. ¿Hay gas? Para adentro, para afuera. ¡Coño! Parad aquello. Paradlo.

Así de sencillo se habría podido evitar el accidente. Hay gente que dice que no lo hicieron adrede. Vale, pero tampoco lo evitaron. Por lo tanto culpa tienen. Y en eso estamos. Esta empresa, como tiene mucho poder, lo tuvo y lo sigue teniendo...

¿Por qué cree que hay un manto de silencio sobre estas empresas mineras, aunque ya no existe la minería desde hace varios años?

Bueno, en esta empresa, que se sepa, 232 fallecidos. (La historia de la compañía abarca de 1893 al 2016)

¿Y cuántos juicios ha habido contra la Hullera Vasco-Leonesa por fallecidos?

Este. Uno. 'Te coloco al hijo'. 'Te nosequé'. 'No denuncies, porque contra la empresa no puedes'. 'Para qué vas a denunciar'. Ese era el lema.

Y, además, porque la empresa era una sociedad paternalista que se lo daba todo, entre comillas, a los trabajadores o se lo debíais todos los trabajadores.

Yo más bien, en vez de paternalista le pondría colonialista. Porque tenía una colonia. Lo colonizaba. Te daba cine, te daba huevos, tenías que pagar tu entrada, no te lo regalaba. Regalos para los niños, un juguete. Pero, ¿para cuántos juguetes trabajabas? Porque es que encima eso le desgravaba. Como ahora las multinacionales, pues lo mismo. Colonizaba todo. Entonces, yo, agradecimiento ninguno. Yo he trabajado y me ha pagado, de eso no tengo nada que decir. A mí de dinero no me deben nada. Pero la vida de mi hijo sí, que no la tenía que haber perdido. Porque no fue un accidente normal. Yo he tenido accidente graves. Muy graves. Yo estuve apuntado para allá arriba varias veces. Nunca denuncié a la empresa. Procuraba arreglarlo, solucionar el problema del accidente que a mí me había ocurrido. Así debe funcionar el trabajo, intentar evitarlo para que no le pase a otros. Pero esto no fue un accidente. ¿Dónde estaba toda la seguridad?

Minas (la Junta) tiene que saberlo. El actuario no entraba a la mina. El ingeniero de seguridad que tenía cinco cargos, no lo conocía ni Dios en la mina. O sea, ¿cuándo entraba?

Hemos tenido hace unos pocos meses más muertos mineros, en Asturias...

Ahí están, los chanchullos. Volvió a ocurrir. Y después nadie sabe nada.

Yo lo he visto, lo he vivido. Cuando había una visita de la Junta se le ponía la alfombra roja. Y no los llevaban a las ramplas donde estaban los picadores, los llevaban donde estaba hormigonado. Esas eran las visitas que hacía la Junta. Y después, si acaso, el señor Actuario de Minas iba a visitar el cielo abierto, porque allí no había peligro ninguno. Y después firmábamos delante de un buen plato de comida en el restaurante lo que hubiera que firmar.

El accidente fue un lunes, como siempre ocurre en la mina...

Sí, pero ya habían estado toda la semana anterior, y yo lo sé por mi hijo, para adentro, hay gas, para afuera, para adentro...

El viernes salieron cuatro o cinco veces del tajo por el gas. Entra el domingo a las 12 de la noche el tercer relevo, que son los barrenistas. Y ya salieron cagaos de miedo. Alguno incluso se fue, por miedo de cómo estaba aquello. Pero el lunes al primer relevo no se toman medidas y se sigue trabajando igual y se sigue entrando y saliendo, entrando y saliendo. Hasta que ocurrió el accidente.

Lo que pasó es que había bóveda, cayó carbón y se liberó el gas. 13.000 metros cúbicos en un segundo. Pilló a seis, pero si pilla a un millón hubieran sido un millón. Eso también lo tiene que valorar la jueza. Lo que podía haber ocurrido, no solo lo que ocurrió.

Pero, ¡qué sencillo hubiera sido evitarlo! Eso es lo que a mí me encabrona. Sin invertir un puto euro. A mí me van a tener ahí enfrente siempre. Yo no me rindo. Si no me metió miedo la mina durante 35 años, ellos tampoco. Por mucho poder que tenga la Vasco. La vida y la dignidad no se compran con dinero.

La vida y la dignidad no se compran con dinero

¿Usted se siente desamparado también por los sindicatos?

Tres sindicatos: UGT, CCOO y USO. No existe denuncia de ninguno de los tres. Ninguna denuncia. Pero sí buenas prejubilaciones. Y que antes de saber nada, de investigar nada, que diga un sindicalista, que “aquello fue algo fortuito”, cuando llevaba 22 años sin pisar la mina, liberado...

Hay que investigar y no habéis hecho nada, ni un puto papel han movido, nada. O sea, si no han denunciado...

¿Cree que estos sindicatos deberían haber sido acusación popular en este juicio?

¿Los sindicatos a quién representan, a sus afiliados, no? Mi hijo estaba afiliado a USO, otros estaban a UGT y otros a Comisiones. Tú eres responsable de defender a tus compañeros.

¿Considera que las empresas mineras han ejercido un sistema caciquil y, por eso, hay un manto de silencio en las comarcas?

Uy, caciques. Vamos a poner 50 y 50. En la empresa trabajaban 50 'como negros', el otro 50 era una ONG como Teresa de Calcuta. 'Tú qué haces', 'Yo nada, ¿y tú?', 'Yo ayudando a este'.

Y, bueno, usted va a salir otra vez en protesta, inasequible al desaliento.

Que nos digan algo. Que alguien se atreva a decir por qué está esto parado. Si no, vamos a recurrir a otras instancias, al Ministerio de Justicia. Si yo ahora mismo retrocediera 12 años, al principio, yo ya había ido andando a Estrasburgo. Yo, Manuel Moure. No te queda otra. Amparo de ninguna institución.

Estaba el Gobierno del señor Rajoy. Entonces, tenía a un señor, por decirle algo, de ministro de Industria que era el señor Soria. Este señor vino a visitar a los heridos y salió corriendo. Vino a cerrar la mina para que funcionaran las eólicas. Porque si en el 2018 no cierra la mina, hubiese tenido que devolver la Hullera 300 y pico millones de euros de ayudas. Entonces, ahí está el quid del accidente, vamos a sacar el carbón lo máximo posible y lo más barato hasta el 2018.

Qué pasa, que según qué categoría tengan los fallecidos ya tenemos derechos o no tenemos derechos. Las de Isabel Carrasco (condenadas por su asesinato en 2016) ya van a salir de la cárcel y nuestro caso estaba primero, que nos toman por imbéciles.

Si yo ahora mismo retrocediera 12 años, al principio, ya había ido andando a Estrasburgo

Si al final hay una sentencia, y los absuelve o la condena no la considera suficiente, ¿Usted seguirá insistiendo recurriendo?

No lo sé. Me explico. No lo sé, y más que nada es por mi mujer. Porque a última hora he perdido un hijo, pero a lo mejor pierdo a mi mujer también, porque ya está destrozada por dentro. Esos son los daños colaterales...

Al final dices, emprender otra batalla... ¿y hasta cuándo? ¿Otros diez años? ¿Cuando yo tenga 90? Ellos lo tienen todo estudiado. Los mineros, para la Justicia, no son la mujer del presidente del Gobierno. Ahí sí que escarban. Y buscan. Pero eran seis mineros...

Ahí voy a estar yo. Mientras me tenga de pie ahí me van a tener a mí, peleando.

¿Y las otras familias? ¿Y los compañeros?

Los compañeros... ¿qué es eso? Había compañeros antes. Antes se luchaba. Esta empresa hubo una huelga de seis meses porque había unos sindicatos que tenían un par de cojones y la empresa quería descabecharlos, a los doce sindicalistas. Y lo consiguió. ¿Qué se negociaba luego lo primero en los convenios? Las horas sindicales.

Tenían los mejores aparatos, no era un chamizo, pero claro hay que mirarlos y hay que tomar decisiones. No le importamos a nadie. No importábamos antes, y ahora, menos.

El recuerdo de seis vidas que se quedaron sin aliento

El terrible suceso del pozo Emilio del Valle, en el Grupo Tabliza de Llombera (La Pola de Gordón), en el que seis mineros perdieron la vida por un súbito escape de gas metano, estaba considerado el más grave producido en los últimos 30 años de la minería leonesa de carbón, tras el de Fabero en noviembre de 1984 con ocho muertos y el de Caboalles de Abajo en 1979 con diez, hasta el trágico accidente de Cerredo de este año que volvió a reabrir una herida que nunca había estado del todo cerrada.

El accidente en La Vasco conmocionó a la localidad de Las Ventas de Albares, que se divide entre los municipios de Torre del Bierzo y Bembibre. De allí era Carlos Pérez, que estaba casado y tenía dos hijos de 16 y 13 años. Aunque vivía en León, prácticamente todos los fines de semana se acercaba al pueblo con su familia para visitar a sus padres.

Manuel Moure era natural de Ciñera de Gordón, donde era muy conocido. De familia minera, tenía 39 años y acababa de ser padre de una niña hacía escasas semanas. 

De Robles de la Valcueva (Matallana del Torío) era Antonio Blanco, de 42 años. Casado y con una niña vivía en León pero casi a diario subía a su pueblo. Le quedaba muy poco para prejubilarse y poder disfrutar a tiempo completo de su mujer y su hija. De joven, empezó a trabajar ayudando a su padre que era pintor, pero pronto dejó la brocha y empezó a trabajar en la mina, como su hermano, que también trabajó en la Hullera Vasco-Leonesa.

La consternación también llegó a la localidad de Fontanos, del municipio de Garrafe de Torío. De allí era Roberto Álvarez que, con solo 35 años, era el más joven de los fallecidos. Roberto dejó dos hijos pequeños, una niña de dos años y un bebé de meses en el momento del fatal accidente.

La muerte de Orlando González también tiñó de luto La Pola de Gordón, donde vivía con su madre aunque él y su familia son del pequeño pueblo de Paradilla. Tiene un hermano que vive en Geras, estaba soltero y llevaba entre doce y trece años trabajando en la minería.

El único de los fallecidos del accidente del Pozo Emilio del Valle que no era de la provincia de León fue José Luis Arias, un asturiano casado y con dos hijos que era natural del concejo de Pola de Lena y que se había trasladado para poder seguir trabajando en la minería.