Un agricultor arrasa por completo las ruinas del castillo de la Torre Mocha en Salamanca, Bien de Interés Cultural
El castillo de la Torre Mocha, en el término municipal de Pelabravo (Salamanca) en la comarca del Tormes, ha quedado completamente arrasado tras la destrucción de sus restos por parte de un agricultor que decidió eliminar las ruinas medievales ubicadas en su parcela y aprovechar las piedras para cegar una charca. Las ruinas, que contaban con declaración genérica como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949, han desaparecido por completo, según informa del suceso Salamanca24horas.
El Ayuntamiento de Pelabravo ha comunicado el suceso a la Junta de Castilla y León, y un arqueólogo enviado al lugar ha confirmado que el bien patrimonial ha sido destruido en su totalidad. La Junta ha abierto un expediente y remitirá el caso a la Fiscalía para determinar si los hechos constituyen un delito de expolio o daños al patrimonio, tipificado en el Código Penal con penas de prisión de seis meses a tres años y multas que pueden llegar a 24 meses. Además, la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León prevé sanciones de hasta 600.000 euros.
Aunque el castillo de la Torre Mocha era un gran desconocido para los salmantinos, su figura aparece en el escudo heráldico del municipio. Su destrucción ha causado una fuerte indignación entre los vecinos de Pelabravo, especialmente en la pedanía de Naharros del Río, cercana al emplazamiento donde se levantaba el edificio. La Unión del Pueblo Leonés reclamó en las Cortes en Valladolid su protección hace más de un año, pero votaron en contra de ello tanto el PP como Vox, con la abstención del Partido Socialista de Castilla y León.
Construido entre 1157 y 1230 por el Reino de León (por los monarcas Fernando II y Alfonso IX), el castillo formaba parte del sistema defensivo leonés frente al Reino de Castilla, dentro del denominado Sistema Territorial de Fortificaciones. Esta red de recintos militares se extendía desde el norte leonés hasta el Sistema Central, con estructuras de tapial y calicanto que respondían a un diseño conjunto y homogéneo.
Los restos visibles antes de su destrucción correspondían a una torre militar con muros de hasta cinco metros de altura formados por encofrados de cal y canto. Aún mostraban las marcas de los antiguos cajones de madera y los mechinales usados en su levantamiento. Pese a su mal estado de conservación y a su ruina progresiva, nunca se había intervenido sobre ellos ni con excavaciones ni con obras de consolidación.
La pérdida del castillo de la Torre Mocha supone la desaparición de uno de los pocos vestigios medievales del sistema defensivo leonés en la comarca del Tormes, un elemento con más de ocho siglos de historia que ahora ya solo pervive en la memoria y en el escudo municipal, porque no ha quedado ni una piedra en pie.