Ira de cientos de colectivos rurales contra el silencio del G5 ecologista ante la invasión eólica y solar

Decenas de pequeñas protestas rurales han prendido pueblo a pueblo en la provincia de León.

La lucha del mundo rural de la 'España vaciada' contra la invasión de los macroproyectos de energías renovables, tanto eólicas como fotovoltaicas, es la lucha de cientos de 'davides' no son contra uno sino contra dos 'Goliats'.

Sobre el territorio, son tan numerosos como a veces minúsculos los colectivos que se rebelan ante los negativos efectos que denuncian por la proliferación descontrolada de decenas de plantas eólicas y fotovoltaicas. Se trata, sobre todo en este último caso, de auténticos pantanos energéticos por su extensión, que son amparados y además por la vía de urgencia por las dos administraciones competentes, la autonómica en proyectos de potencia inferior a 50 megavatios y gubernamental cuando superan esa capacidad productora.

Para conocer la dimensión del problema, León es actualmente un laboratorio a gran escala en vivo y en directo, y la ira comienza a cundir por lo que consideran un ataque a la integridad misma de una provincia que se considera históricamente esquilmada. Se trata del territorio provincial con mayor número y extensión de Reservas de la Biosfera de España. El 25% de su enorme extensión total, es decir, casi 400.000 hectáreas, está declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa) y otras tantas son Lugares de Importancia Comunitaria de las regiones biogeográficas mediterránea y atlántica.

El 'tsunami' energético, en cifras

En este contexto, sólo la Junta de Castilla y León ha autorizado ambientalmente dos de cada tres macroparques eólicos y solares de los 64 promovidos en León, es decir, aquellos por de los 50 MW. Las cifras oficiales de la Consejería de Medio Ambiente detalla que 43 macroplantas renovables han pasado el corte ambiental mientras 21 se han quedado por el camino.

El Gobierno central, por su parte, se niega a dar cifras públicas, instando a consultar el resultado de sus decisiones en los más grandes macroproyectos a través de los boletines oficiales. Pero sólo como punta de del iceberg, entre las decenas de proyectos ya autorizados aparecen dos en el municipio de Cuadros impulsados por Naturgy Renovables que sumarán una producción eléctrica de 550 megavatios (la suma de La Pradera y Los Corrales), plantando paneles de espejos en casi 1.500 hectáreas de monte, cifras que no supera ahora mismo ningún proyecto fotovoltaico activo en España. Y hay muchos más diseminados por la práctica totalidad de las comarcas leonesas.

Ante el constante goteo de autorizaciones y evaluaciones de impacto ambiental favorables, ha costado meses, incluso varios años, pero las pequeñas oposiciones locales, de pueblo a pueblo, que los cada vez menos vecinos han fraguado ante la embestida de tales “monstruos”, comienzan a unirse por decenas. Conforman ahora un colectivo vasto que ha cobrado una forma autodenominada Coordinadora en Defensa del Territorio (CDT). Y esta coordinadora, vinculada a otros colectivos más en otras provincias con idéntica “amenaza”, ya adquieren una dimensión pocas veces vista.

Sin embargo, este David denuncia que no lucha sólo contra el Goliat de “colosos de la industria energética, apoyados por las principales formaciones políticas de todos los colores” y en las diferentes administraciones. También en este proceso de ira e indignación crecientes otro Goliat les duele más: el silencio que consideran cómplice de lo que llaman, con evidente carga de menosprecio, el “G5”, el grupo de cinco grandes organizaciones ecologistas con mayor dimensión y potencia en España.

Contra el G5 ecologista

El G5 está formado por WWF, SEO/BirdLife, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra. Y contra su actitud de “dejarnos solos ante un peligro sin precedentes” de proliferación de macroproyectos energéticos están firmando un número creciente de pequeñas pataformas, colectivos, grupos y todo tipo de organizaciones.

Lo hacen suscribiendo una carta en la que les afean muchos años de silencio, apenas roto por una reciente posición común ceñida a criticar la decisión del Gobierno de excluir a los ciudadanos del trámite de evaluación ambiental de este tipo de macroproyectos renovables, e incluso la “red de apoyo y colaboración” que han tejido “en estas últimas décadas” junto al “mundo político”. “Nos habéis dejado solos” frente al “despliegue masivo de polígonos industriales eólicos y fotovoltaicos proyectados sin criterio ni control en montañas y zonas rurales”, resume el escrito disponible aquí para que se sumen nuevas adhesiones.

Ese choque que las renovables incontroladas ha provocado entre el ecologismo del G5 y el de los pequeños grupos ultralocales ha generado un debate intenso, recrudecido por el apoyo en su difusión por parte de nombres tan relevantes como el del científico leonés Antonio Turiel. Este divulgador no ha escondido nunca su opinión al respecto. Pero sin pretender polemizar en mucho y con la simple publicación de un tuit aireándolo ha generado feroces críticas y generosos aplausos a partes casi iguales.

Un rugido en el corazón de León este viernes

Con ese mismo espíritu de lucha, la primera expresión pública de su fuerza común verá la luz este viernes 12 de mayo en la capital de León, en su céntrica plaza de Botines ante la casa de Gaudí. Las comarcas de Valduerna, Bierzo, Cepeda, Laciana, Maragatería, toda la Montaña, Órbigo, alfoz de León y muchas más están citadas a partir de las 19.00 horas a dar en el corazón de león una voz de alarma con forma de rugido común.

Buscan masificar la voz de alarma ante quieres quiere “convertir a la provincia leonesa en una colonia energética”, sumando no sólo las macroplantas sino también centrales de biomasa, embalses y nuevas formas de minería en una tierra que ya fue víctima del “extractivismo indiscriminado”, con proyectos tan ilegales como consentidos como las minas a cielo abierto que han acabado llevando a algunos responsables, como el magnate Victorino Alonso, el 'rey del carbon', a las puertas de la prisión muchísimos años después.

Se erigen en defensores del paisaje, los bosques, las montañas, los valles y los terrenos de cultivo, de los mermados ganaderos y agricultores y que a duras penas mantienen el mundo rural.

Unión inédita y apoyos

El motor de la Coordinadora son los más de 60 pequeños colectivos unidos, a los que se siguen sumando adhesiones, posibles a través de este enlace. Personajes públicos como Premio Nacional de Poesía, el villafranquino Juan Carlos Mestre, han aportado su voz y su prestigio para difundir el mensaje y la protesta.

La plataforma niega, confrontando así con los grandes grupos ecologistas del G5, que haya tanta demanda energética en España como la que se pretende producir“, unido a las ”prisas para gastar los fondos Next Generation de la UE“. Y el engaño manifiesto de que ”las empresas fraccionan los grandes proyectos en varios, como si fuesen independientes, para solventar los inconvenientes legales“. Algo que la Junta de Castilla y León prometió vigilar e impedir, pero que se sigue produciendo, al mismo ritmo que el Gobierno central.

La Coordinadora lamenta las artimañas de las grandes corporaciones, que ofrecen “precios ridículos” por sus montes a los pueblos, que soslayan los requisitos legales de recalificación, que incluyen “cláusulas de dudosa legalidad o cuando menos de comportamientos nada éticos”, que por ejemplo les eximirán de toda la responsabilidad cuando al cabo de su vida útil, de 25 años, dejen abandonada toda la infraestructura de estos 'pantanos de paneles'. León ya ha vivido esto con el de la minería del carbón: “Cuencas sembradas de ruinas, sin tener a quien reclamar la reparación”, resumen, esperando en aprender de los errores cuyas consecuencias aún se padecen. Baste recordar que sólo restaurar una mina a cielo abierto como la Gran Corta, en Fabero, consumirá 70 millones de euros europeos.

Etiquetas
stats