“Un sueño con pies de barro bastante sólidos” para que “contribuya a la edificación del Reino de Dios”, lo definió el obispo de León, Julián López. “Un proyecto de toda la sociedad” leonesa, abundó el máximo responsable económico de la Diócesis e impulsor principal, Pedro Puente. “Un auténtico valor, referente de la Semana Santa” capaz de demostrar que “la realidad refleja que los sueños se cumplen”, lo definió el alcalde de León, Antonio Silván. El fruto de “muchas voluntades”, para “satisfacción” y “compromiso de la Junta de Castilla y León”, selló el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones.
Son todas frases literales pronunciadas en el año 2016 en la solemne colocación de la primera piedra del Museo Diocesano y de Semana Santa de León. Todavía resuenan en las paredes vacías de contenido del espacio construido desde ocho años atrás, y tras ocho millones de euros invertidos, una tercera parte de ellos dinero entregado por instituciones públicas gobernadas entonces por el PP. Las arcas públicas entregaron en total 2,7 millones de los 5 que iba a costar en un principio, antes del enorme sobrecoste sufrido.
“Foco de cultura, historia, patrimonio y turismo”
Frente a eso, se consiguieron unos 18.000 euros que fueron fruto de la solidaridad de particulares y empresas 'apadrinando' simbólicos ladrillos en las campañas impulsadas por la Diócesis para convertir en Museo el viejo Seminario frente a la Catedral. Y fueron 0 los euros aportados por las cofradías y hermandades de la capital, muchas de ellas reclamando, como se recordaba en la primera piedra y en la inauguración de 2020, que una exposición permanente para la Semana Santa de León era una reclamación pública con medio siglo de vida.
Cabe recordar que Suárez-Quiñones, el único leonés en el Gobierno de la Junta, manifestaba a la conclusión de las obras y la entrega de los más de dos millones autonómicos que el espacio sería a partir de entonces “un foco de cultura, historia, patrimonio y turismo” tras “unas obras sobrecogedoras y magníficas” que además permitirían “recuperar el patrimonio religioso y tallas de la Semana Santa”. Visto el resultado, no parece ahora ni siquiera contar con tanto respaldo social como se declaró durante décadas.
Tras aquellas piedras y cortes de cinta, y un largo historial de polémica y desidia, León llega a la Semana Santa de 2024 con el Museo cerrado a cal y canto en la época más turística de la ciudad. Así ha estado casi cuatro largos años, desde que se inauguró, salvo por cierta actividad que en su mayor parte ha sido de carácter social y lucrativo, ya que la Fundación diocesana encargada del edificio lo alquila desde entonces para todo tipo de eventos en el Barrio Húmedo de León: desde congresos y ferias, desde cócteles a exposiciones, desde premios a lujosos cumpleaños privados.
“A día de hoy no hay novedades” por toda respuesta
Pese a todo, el Obispado, ahora regido por Luis Ángel de las Heras, y la Fundación callan. “A día de hoy no hay novedades”. Es la escueta respuesta de fuentes oficiales diocesanas. Ninguna noticia del Plan Museístico, sin el cual el espacio hace años que incumple la legislación autonómica. Sin novedades de las recientes obras anunciadas para intentar que la gran cúpula de cristal de 516,20 metros cuadrados, símbolo de la grandiosidad de este espacio, deje de ser un infierno para el Museo, ya que los proyectos contratados a dedo en parte con las subvenciones públicas, sin someterse a la Ley de Contratos del Sector Público, no contemplaron la falta de ventilación ni el grave impacto del sol en lo que antes fue el claustro abierto del Seminario.
También sin notificación oficial, que le conste al clero de manera formal, de la reciente resolución del Procurador del Común (defensor del pueblo de Castilla y León) exigiendo a la Junta a forzar una fecha de apertura real del Museo o a hacer valer la cláusula firmada en su día por la que cabría recuperar los 2 millones entregados bajo la condición inexcusable de que el espacio tenga el prometido uso museístico y turístico.
El portavoz del Gobierno autonómico se limitó hace apenas una semana a asegurar que la Junta ha cumplido con sus compromisos y tiene cubiertas sus espaldas con la certificación de las obras realizadas, sin atisbo de intención de hacer cumplir ya el acuerdo incumplido.
Mientras, cuando la Plaza Mayor o la de Regla de la Catedral alberguen alguno de los actos centrales de las procesiones pasionales leonesas, y miles de personas hayan acudido para disfrutarlos, en la calle Mariano Domínguez Berrueta que las une estará el Museo de la Semana Santa leonesa cerrado a cal y canto. Sin un cartel. Sin personal. Sin taquilla abierta ni contenido alguno. Sin fecha y sin que nadie asuma responsabilidades por ello.
Al hilo de esta polémica, en la misma tarde del Viernes de Dolores, la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de León anunció in extremis un uso al inmenso Museo vacío, como ya hiciera el año pasado: un punto de información de los actos procesionales de la capital que permanecerá abierto cuatro horas y media al día y no todos los días, sino del sábado 23 al sábado 30. Aseguran que “leoneses y turistas podrán visitar una exposición temporal sobre la Semana Santa y las Cofradías y Hermandades de la ciudad”, que consiste en unos muppies y carteles, así como recoger la guía oficial de procesiones llamada 'Guión', atendidos por voluntarios. Este punto se podrá visitar de 11.00 a 13.00 horas y por las tardes de 18.00 a 20.30 horas.