Iba a ser un proyecto bendito para la ciudad de León, coronado a lo grande por una cúpula acristalada espectacular sobre el viejo claustro del Seminario diocesano de la capital. Se presupuestó en su conjunto en 4,8 millones y acabó costando 8, o lo que es lo mismo, costó un 67% de más.
De ellos, 2,7 millones de euros fueron de dinero público, pagados a tocateja por las instituciones gobernadas entonces por el Partido Popular, la Diputación, el Ayuntamiento y sobre todo la Junta de Castilla y León. Pero tres años y medio después de la inauguración del Museo Diocesano y de Semana Santa de León la obra, el museo y su cúpula han resultado ser un infierno.
Un infierno literalmente: bajo esa cúpula de 516,20 metros cuadrados, el sol convierte en poco menos que una sauna el espacio central que iba a ser la estrella del espacio museístico por el que sacaron pecho el Obispado de León, su promotor, pero también las instituciones colaboradoras.
Nadie pareció darse cuenta durante los años de su diseño y de su ejecución de que bajo los rayos del sol de León, y sin ventilación, ninguna talla o paso, ninguna escultura o pintura, puede ser expuesta más que unas pocas horas. Resultado: el museo lleva los tres años y medio de apertura sin ser un museo.
Es que ni siquiera se ha puesto en marcha el proyecto museístico, incumpliendo así de manera clara el convenio de colaboración firmado con la Junta y el Ayuntamiento de la capital en 2016 por el que accedía a invertir dinero público con el condicionante obligatorio no sólo de hacer funcionar el Museo para el fin previsto sino mantenerlo por 50 años. De no ser así, como ha sido todo este tiempo, el acuerdo firmado no deja lugar a dudas: “Deberá procederse al reintegro de las subvenciones que se concedan”. Devolución que por supuesto nunca se ha producido.
Además de no cumplir el convenio y no devolver el dinero recibido, la Diócesis no deja de hacer caja del espacio, aunque sea menos de que esperaba sacar por la venta de entradas a un museo que nadie visita porque carece de contenido. Esos ingresos los compensa alquilando el espacio básicamente para eventos sociales, empresariales o deportivos, congresos, cócteles, exposiciones temporales ajenas e incluso fiestas privadas. Hasta un cumpleaños particular de un conocido empresario hostelero ha tenido lugar en el interior del Museo Diocesano y de la Semana Santa de León. Muchos de esos eventos incluso hacen la competencia a instalaciones públicas de las instituciones que ayudaron a sufragarlo, como es el caso del Palacio de Exposiciones del Ayuntamiento de León.
Es ahora cuando, entre el escándalo de que el Museo de Semana Santa no sea aún ni de Semana Santa ni museo, y el riesgo de que se active la cláusula para devolver los 2,7 millones públicos recibidos, cuando el Obispado y la Fundación creada para la gestión de este espacio ha puesto en marcha nuevas obras que permitan cumplir por fin con la función de este lugar.
La ventilación en la que nadie pensó
En concreto, el proyecto consistiría en la instalación en la parte alta acristalada del claustro de una serie de ventanas que convenientemente accionadas permitirían, ahora sí, una ventilación natural del espacio. Serían una docena de vanos instalados en concreto en el peto vertical, de modo que desde abajo no sea preciarían a simple vista.
La solución ya cuenta con el visto bueno de la Comisión Territorial de Patrimonio de la Junta en León, que analizó el proyecto en su última reunión, a finales del pasado mes de noviembre, otorgando su visto bueno en principio sin matices.
Su coste no ha trascendido, pero se presupone por debajo delos 200.000 euros que podrían conllevar otras alternativas como un sistema de climatización constante para tan amplio espacio. Y tampoco se aclara si la Diócesis empleará para esta solución fondos propios o volverá a pedir ayuda externa. Caber recordar que una gran campaña de promoción de donativos para ejecutar la reforma y el Museo se saldó con entre 12.000 y 18.000 euros recaudados, al tiempo que las cofradías de Semana Santa que supuestamente reclamaban hace décadas este Museo entregaron cero euros.
Ahora, para la nueva inyección de dinero la Junta de Castilla y León no cierra la puerta a realizar una nueva aportación, aunque no le consta que el Obispado o la Fundación se la haya reclamado. Así lo explicaba la semana pasada el portavoz del Gobierno autonómico formado por PP y Vox, Carlos Fernández-Carriedo: “Si el responsable dela gestión del Museo lo pide, lo estudiaríamos”.