Luto y tradición: Las plañideras de León
Las plañideras de la Semana Santa leonesa preparan sus trajes de riguroso luto para acompañar a los cofrades tras los pasos. A veces, la polémica rodea a estas mujeres que algunos tachan de exhibicionistas. Pero, ¿cómo se viste una verdadera Manola de los pies a la cabeza? Zapatos negros de tacón, vestido o traje de chaqueta negro, mantilla y peineta.
Este viernes la gran mayoría de las Manolas vestirán sus lutos para acompañar al Nazareno en la Procesión de los Pasos, en la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno. En principio, las plañideras pueden salir tras el paso que deseen, pero el Nazareno es uno de los más solicitados. Se trata del paso titular de la cofradía, que también salió el Lunes Santo. Las Manolas que acompañan este misterio son tan numerosas (en muchas ocasiones superan las 35), que la Cofradía solicita que se repartan entre los demás pasos. Otros de los más reconocidos y a los que más Manolas se ofrecen son La Verónica, el San Juan y la Dolorosa.
Las Manolas, en realidad, no pertenecen a ninguna cofradía. Deben de pedir permiso, avisando al seise de la cofradía en la que quieren salir.
Manola de pies a cabeza
Las claves acerca de la vestimenta de estas mujeres que se entregan a los pasos son: falda por debajo de la rodilla, nunca por encima, traje de chaqueta y falda o vestido negro, de luto. La media, la de la costura por detrás, pero si hace mucho frío también está permitida una más tupida. En las manos guantes de rejilla y un rosario para rezar los misterios durante la procesión. Zapatos de tacón muy alto y, lo fundamental: la peineta y la mantilla.
La hora de la colocación de la peineta y la mantilla es todo un arte. Lo tradicional es que ayuden a la Manola a colocársela, porque es donde va sujeta la mantilla, que pesa mucho, y se debe enganchar bien con horquillas. También se fija con alfileres en los hombros.
Todas las Manolas deben ir iguales, a excepción de las niñas, que se visten con camisa blanca y falda de terciopelo negra.
Este año, las plañideras miran atemorizadas el cielo. Si llueve y la procesión no sale, los cofrades y las Manolas se llevan un gran disgusto, porque la Semana Santa se prepara durante todo el año. Se trata de una promesa, petición o entrega. Pero, ante todo, se trata de entrega y tradición.
