En medio de la oleada de graves incendios que azota la comunidad de Castilla y León, se ha producido una nueva víctima mortal que, sin embargo, la Junta de Castilla y León no contabiliza como tal. Se trata de Javier San Vicente, arqueólogo e historiador de 45 años, que ha fallecido días después de participar activamente en los intentos de control del incendio forestal declarado en San Cristóbal de los Mochuelos, en el municipio salmantino de Cipérez. Se trata de un siniestro que todavía permanece activo y que se ha convertido en el peor de la provincia salmantina por superficie.
Algunas fuentes cercanas habían asegurado que la causa del fallecimiento de este hombre, vecino de Sardón de los Frailes y que residía en Monleras, podría haber sido tras no poder superar una serie de complicaciones derivadas de la inhalación de humo y su intoxicación, como también recogía Salamanca24horas.com.
Así también lo han afirmado hoy en sede parlamentaria los portavoces de Vox y Unión del Pueblo Leonés (UPL) en las Cortes, David Hierro y Luis Mariano Santos, durante la reunión de la Diputación Permanente, asegurando ambos que esa persona era el cuarto fallecido por los incendios.
Sin embargo, este viernes Sanidad Castilla y León (Sacyl), de la Junta de Castilla y León, se ha apresurado a emitir un breve comunicado de prensa negando que se trate de la cuarta víctima mortal de los incendios. La nota de la Junta resalta que “su fallecimiento no está relacionado con la inhalación de humo”. Por eso, insisten, “hasta el momento en Castilla y León se han confirmado tres fallecimientos relacionados con los incendios producidos estos días en la Comunidad”. “Lamentamos profundamente su pérdida y transmitimos nuestro más sentido pésame a familiares y amigos”, concluyen.
El siniestro en el que San Vicente había participado para intentar mitigar se declaró el pasado 13 de agosto en el paraje de San Cristóbal de los Mochuelos. Con un Índice de Gravedad Potencial (IGR) 2, supera ya las 10.500 hectáreas arrasadas, obligando al desalojo de numerosos municipios del entorno y provocando la evacuación de más de 400 personas.
Un profesional muy reconocido
Entre los vecinos que se movilizaron para intentar ayudar a frenar la expansión de este grave siniestro estaba Javier San Vicente. Según su entorno, comenzó a sentirse mareado en los días posteriores a su exposición al mucho humo que dejaban las llamas y finalmente ha fallecido.
Coordinador del Grupo RedCultural, Arqueología y Servicios Culturales SL, era un profesional muy reconocido en el ámbito de la arqueología y de la historia, además de exjugador de balonmano y docente.
Entre algunas de sus aportaciones más recientes y destacadas se encuentra su trabajo en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, especialmente en la Ferrería de San Blas, en el municipio leonés de Sabero, donde en los últimos años lideró proyectos de recuperación de los antiguos hornos altos. Compañeros, miembros del Museo y vecinos recuerdan su dedicación durante meses y han expresado el dolor que deja su pérdida en diferentes redes sociales.
A la tragedia medioambiental y social que deja tras de sí del incendio salmantino de Cipérez se suma así, directa o indirectamente, un nuevo coste humano que ensombrece aún más una campaña forestal que está dejando consecuencias devastadoras en la Región Leonesa, a la que Salamanca pertenece.
Dos voluntarios y un bombero forestal
El negro listado de vidas humanas ha afectado en la Comunidad de lleno a la provincia de León. El 12 de agosto encontraban muerto a Abel Ramos, un vecino de 35 años de edad, un vecino voluntario que participaba en las desesperadas maniobras de extinción del incendio llamado de Castrocalbón, que se había originado en Molezuelas de la Carballeda, al norte de Zamora. En un primer momento, el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, aseguró que estaba integrado en el operativo de extinción, algo que negó al día siguiente el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.
En aquel mismo siniestro encontraron herido grave a un amigo suyo, Jaime Aparicio, que falleció a causa de las quemaduras sufridas pocos días más tarde. Y finalmente, el 18 de agosto se producía un accidente por el vuelco de una autobomba en Espinoso de Compludo, del municipio de Ponferrada, causando la muerte de Nacho Rumbao, de 57 años de edad y natural de Ourense, aunque había sido destinado a este punto de la provincia leonesa dentro de los equipos de extinción de Soria con base en Garray.