Segundo fallecido por los incendios de León: Jaime, de 37 años, era amigo de la primera víctima mortal

El gravísimo incendio del sur de la provincia de León se cobra ya dos víctimas mortales y eleva a tres la cifra de muertos por causa directa de los incendios en España en lo que llevamos de verano. Jaime Aparicio, de 37 años, colaboraba como voluntario sofocando las llamas en el incendio de Zamora - León junto con Abel Ramos, de 35. Una lengua de fuego los atrapó en medio del campo el martes por la tarde, cuando el incendio se volvió tan rápido, tan imprevisible, que se convirtió en una ratonera para quienes luchaban por mantener a salvo sus casas y por sofocarlo cuanto antes. Sin suficientes medios de extinción, los voluntarios fueron claves para controlar unas llamas que por los fuertes vientos y los continuos cambios de dirección se volvieron incontrolables.

La Junta de Castilla y León confirmó el martes por la noche el terrible suceso, que hirió de extrema gravedad a otras cinco personas que siguen repartidos por los hospitales de la Comunidad con importantes quemaduras. Ambos habían aparecido minutos antes de las ocho de la tarde con quemaduras en una zona de vegetación de difícil acceso, en medio del campo, a la altura del kilómetro 12 de la carretera LE-125 en el municipio de Quintana y Congosto.

En un primer momento, el máximo responsable del operativo antiincendios, el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez Quiñones, reconoció que los jóvenes, ahora ambos trístemente fallecidos, estaban integrados en las labores de extinción del incendio. Este pasado miércoles por la mañana, el presidente autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, lo desdijo, y valoró que se encontraban en la zona por su cuenta y riesgo.

Este jueves, la Consejería de Sanidad ha lamentado el fallecimiento de Jaime, de 37 años, a través de un comunicado de prensa. Tenía el 85% de su superficie corporal quemada y había sido derivado al Hospital Río Hortega de Valladolid desde el Hospital de León por la gravedad de las heridas que sufría. Con él, son dos las dos vidas que ha dejado truncadas este horrible incendio forestal que tiene a la provincia conmocionada.

Continúan ingresados cinco heridos

En el Río Hortega, siguen ingresados cinco pacientes más por quemaduras, tres de ellos en la Unidad de Quemados de referencia autonómica, los tres en estado crítico. Otros dos están en la UCI, uno en estado crítico y otro con pronóstico grave. Son una mujer de 56 años con el 48% del cuerpo quemado, un hombre de 36 con quemaduras del 50% y “muy mal pronóstico”, según la Junta, un hombre de 64 años con quemaduras del 35%, un hombre de 80 años con quemaduras del 15% y una mujer de 77 con quemaduras del 10%.

El sexto herido, un varón de 78 años que estaba ingresado en el Hospital de León con quemaduras en el 17% de su cuerpo, fue trasladado este pasado miércoles por la tarde a la Unidad de Grandes Quemados del Hospital Universitario de Getafe.

El gigantesco incendio que arrasa el sur de la provincia de León desde el norte de la de Zamora, que se calcula que podría afectar ya a más de 37.000 hectáreas de superficie, ha provocado la mayor evacuación que se recuerda en la historia reciente, más de 8.000 personas en la provincia leonesa, ante la peligrosidad de las llamas que cercaron a una treintena de localidades, además de dos vecinos fallecidos cuando intentaban evitar lo peor del fuego.

En pueblos como Castrocalbón, Palacios de Jamuz, Pinilla de la Valdería o San Esteban de Nogales, la intervención vecinal fue decisiva para salvar viviendas, instalaciones agrarias y, en algunos casos, los propios núcleos urbanos, ante lo que denuncian como falta de medios suficientes.

Indignación por la respuesta de la Junta

La devastación paisajística es visible en cultivos y pinares, parte esencial de la economía local. El humo ha teñido el cielo de tonos amarillentos y la tensión permanece por las constantes reproducciones, que los vecinos afrontan con medios precarios y una indignación creciente por la respuesta institucional que pide la dimisión del máximo responsable de esta catástrofe, el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones quien, mientras la provincia entera ardía el domingo, no solo participó en un acto institucional en Asturias sino que se quedó también a la comida organizada por la Cámara de Comercio para las autoridades.

Oposición y sindicatos fueron los primeros en reprochárselo. El PSOE manifestó hace días que el consejero de Medio Ambiente “es una de las personas que más daño han hecho a León”, la UPL criticó “que estuviera de feria en Gijón mientras ardía la provincia leonesa”, CCOO reclama “un operativo contra el fuego permantente, público y profesional” y CSIF afirma que el operativo colapsó “mientras se fue de vinos”.

El propio Suárez Quiñones se defendió con el pretexto de que los políticos con una alta responsabilidad como él: “Tenemos la mala costumbre de comer”. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, lo defendió tibiamente este pasado martes en León capital, asegurando que tanto él como Quiñones habían estado “siempre al pie del cañón”. Y este miércoles ha referido en un medio de comunicación que descarta cesarlo, aunque dice ahora que sus palabras fueron “desafortunadas”.

El primer fallecido en un incendio forestal fue en Madrid

El primer fallecido en un incendio forestal en España en lo que va de verano murió en Madrid, en el municipio de Tres Cantos. Se trata de un hombre de 50 años, de origen rumano y residente en la localidad, que sufrió quemaduras en el 98% de su cuerpo mientras intentaba rescatar a decenas de caballos atrapados en un centro hípico durante el fuego. Fue evacuado en helicóptero al Hospital de La Paz, donde finalmente falleció. Según fuentes locales, murieron al menos 22 caballos, aunque algunas estimaciones elevan la cifra a 27.