La Ampa del colegio de La Vecilla denuncia deficiencias en el servicio de comedor del centro

Imagen de un comedor escolar.

La Asociación de Madres y Padres de Alumnos (Ampa) del Colegio de Educación Infantil y Primaria Santo Tirso de La Vecilla denuncia deficiencias en el servicio de comedor del centro, una situación que el colectivo asegura que se remonta a hace más de dos años y que ha provocado incluso que niños con becas renuncien a recibir este servicio. Tras mantener una reunión antes de la pandemia con una representante de la empresa concesionaria, Serunion, las familias han remitido escritos de queja a la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León sin haber recibido “ninguna respuesta”, según constata la presidenta de la ampa, Nayarí Aguiar.

Las familias ponen como ejemplos de las deficiencias hechos como que “la ensalada con que en el menú se acompañan platos es una hoja de lechuga por plato y alumno”, que “la guarnición del pollo sean literalmente tres guisantes por plato” o que “las patatas a la riojana no llevan ni una porción de chorizo por plato”, según consta en un escrito remitido a la administración educativa ya en febrero de 2021. Hasta un 60% de los alumnos usuarios se dieron de baja en ese mismo curso académico.

El colectivo de padres y madres reclama en ese escrito a tanto a Educación como a Serunion “otro sistema de provisión al comedor escolar” poniendo como ejemplo el caso de la cercana localidad de Boñar, donde (con la misma empresa concesionaria) “hay cocineras que diariamente se ocupan de preparar la comida” u otros centros “que incluso contratan la alimentación a establecimientos de restauración locales”. “Abogamos por cocinas locales y elaboración diaria”, concluye tras remarcar que el modelo que sigue el centro de La Vecilla es de 'línea fría', con comida ya cocinada y envasada que se calienta y se sirve a los alumnos.

Antes de la pandemia, las familias fueron invitadas por Serunion a probar los menús sin que se produjeran avances luego sobre las reclamaciones por el servicio con el convencimiento añadido de que “si la prueba es previo aviso es muy sencillo para la empresa corregir puntualmente los menús”. Tras el primer confinamiento, se les suprimió la posibilidad de acceder al comedor. “No entendemos que los padres, de alguna forma y ante las quejas continuas de sus hijos, no puedan acceder a comprobar y verificar el estado de los menús con visitas conjuntamente con algún miembro del centro educativo”, señalan.

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