Cinco cosas que hacer en Laciana

Cueto Nidio.

Nuria V. Martín

  • Conquistando la cima del valle

¿Necesitas tomar aire y alejarte de todo? Te proponemos una “rutita”, sólo son 15 kilómetros, pero como es cuesta arriba se tarda una media de seis o siete horas en llegar a la cima de El Cueto Nidio de Laciana. La Ruta comienza en Rabanal de Arriba y el camino abandona el pueblo con un ascenso poco pronunciado, pero continuo, hasta las brañas de Cubajo. Las cabañas donde vivían los brañeiros, donde conservaban la leche o los cierres de los prados, son dignas de contemplar.

El ascenso se realiza por el antiguo camino que llevaba a las brañas de Viforcos, subiendo en zigzag y con una fuerte pendiente. Al llegar al collado que separa los valles de las brañas de Cubajo y Viforcos, la ruta se dirige a Cueto Nidio con una altitud de 1.773 metros. Desde aquí se observa toda la panorámica del Valle de Laciana, con unas vistas indescriptibles.

Plano de la comarca leonesa de Laciana.

El descenso a Rioscuro de Laciana es vertiginoso, ya que se libran unos 800 metros de desnivel en poco espacio, atravesando bosques de robles y abedul. Al llegar al fondo del valle, se cruza el río Sil por un puente para llegar a Rioscuro. En el mismo pueblo se vuelve a cruzar el río ya que el resto de la ruta discurre por su margen izquierda. A partir de aquí la ruta sigue caminos y veredas muy cómodos para el caminante hasta el final del camino en Rabanal.

Existe, eso sí, una versión corta. El ascenso en sí al Cueto Nidio lleva menos de dos horas. Descendiendo de nuevo hacia Rabanal, la travesía puede completarse en unas tres. Sea como sea, el esfuerzo merece la pena.

  • La historia que te cuentan las piedras

Si disfrutas paseando por la Historia estás de suerte, los principales restos del pasado más antiguo del Valle de Laciana son los numerosos castros, poblados fortificados celtas, prerromanos, como el castro de La Muela situado entre Rioscuro y Villablino.

Los últimos hallazgos realizados en el castro de La Muela revelan una historia que se remontaría a la II Edad de Hierro (siglos IV al I a. C.), con los astures como primeros pobladores conocidos de la comarca, antiguo corazón del territorio Astur.

Con la llegada de los romanos (Siglos I y II d. C.) al valle de Laciana en busca de oro, arrasaron el poblado astur y construirían nuevas casas, de forma rectangular y más estables, así como la ampliación de la muralla en la zona más alta del castro de La Muela. De esta época se han encontrado diversos restos arqueológicos que se expondrán en el aula de interpretación del castro de La Muela.

La misma historia palpita, a escasos kilómetros, en otro castro, La Zamora, en Sosas de Laciana.

  • El rey del valle

El Centro del Urogallo se sitúa en Caboalles de Arriba. Se trata de un edificio de nueva planta, diseñado con criterios tradicionales, logrando una correcta reinterpretación de la casa típica lacianega.

El aula arqueológica.

Es un centro de interpretación del Urogallo en la naturaleza, en el cual se proyectan audiovisuales, se explica contenidos arquitectónicos de la zona y se analiza el hábitat del oso y otras especies de la zona, pero sobre todo del ave que es símbolo del valle, animal autóctono pero en peligro de extición.

  • A clase en verano

El aula geológica de la pedanía lacianiega de Robles, que abrió sus puertas este mes de mayo en la remodelada escuela de la localidad. La encargada de impulsar el proyecto fue la Asociación Amigos de Sierra Pambley, que tras cuatro años de duro trabajo ha conseguido una amplia muestra de fósiles y minerales, así como materiales de la época glacial y una exposición de diverso material denominada 'A través del tiempo' donada por Rafael Roy, presidente de la asociación.

Una iniciativa que ha contado con las ayudas del Ayuntamiento de Villablino y del Instituto Leonés de Cultura, junto con algunas de vecinos particulares. El Aula dispone de salas para las exposiciones y además una sala para la proyección de documentales. Cuenta también con un patio de más de 300 metros cuadrados para uso de los visitantes para que disfruten de las vistas panorámicas sobre las montañas del Valle.

  • No te vayas con el estómago vacío

Con la excusa de ir a ver el Aula Geológica se puede aprovechar para dar un paseo tanto por Robles como por Sosas, dos lugares cuya arquitectura te traslada a un cuento. En el primero justo al lado de la iglesia está Casa Rural La Bolera, aunque no necesites alojamiento su comida hay que probarla, como sus exquisitos frisuelos lacianiegos, que no dejan indiferente nadie. Menos aún sus cachopos, que no desmerecen a los asturianos.

Seguimos hasta Sosas y ya que estamos aquí no podemos irnos sin degustar los manjares de la tierra, que Abel elabora con un toque de nueva cocina en El Campillo. Te recomendamos su innovador lomo de vaca, el paté de cecina con aceite y sus exquisitas ensaladas, todo acompañado con uno de sus más de noventa vinos de su bodega particular.

Naturaleza, vistas y sabores, todo lo que el cuerpo necesita para hacer del verano una época inolvidable en una comarca, Laciana.

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