El escenario que necesitaban los bañezanos

Palco de butacas del reformado Teatro Pérez Alonso.

Isabel Rodríguez

Pérez Alonso él (Gaspar), Alonso Pérez ella (Emilia). Juntos, un nombre que rezuma historia en La Bañeza: Teatro Pérez Alonso. Más de 80 años después de que esta pareja hiciese construir el edificio -proyecto del arquitecto Javier Sanz- el emblemático local vuelve a abrir sus puertas tras una profunda reforma que ronda los cinco millones de euros y que se ha prolongado a lo largo de más de una década.

Volverá a llenar esta tarde sus butacas, primero, para recibir a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y segundo, para asistir al concierto previsto para las ocho de la tarde del tenor bañezano Javier Alonso que estrena esta nueva temporada.

Aunque las instalaciones se han pulido, el lugar conserva la esencia y los recuerdos de una gente aficionada desde siempre al espectáculo, igual que su vecino Jiménez de Jamuz, desde siempre tierra de comediantes.

Ya en los escritos del siglo XVI hay numerosas referencias a las diversas representaciones teatrales que tenían lugar en la localidad. El primer local que las acogió surgió en 1845 en un solar de la Plazuela del Estudio, esquina con la calle Arrote y la antigua carretera de Madrid.

Situado en una de las zonas más bajas de la ciudad, estaba condenado a anegarse día sí y día también, así que, aunque un par de reformas lo salvaron de la ruina en 1871, nada pudo hacerse por él en 1911.

Años más tarde, en 1923, nació como sustituto otro teatro, el Seoanez, propiedad de un acaudalado almacenista de legumbres bañezano. Eran aquellas años de desarrollo económico y emergente burguesía que participaba activamente de la cultura.

Y fue entonces, el 28 de abril de 1930, cuando se produjo la inauguración del Teatro Pérez Alonso, que se estrenó con una zarzuela, El huésped del sevillano. En aquel momento, La Bañeza tenía una posición privilegiada con su pionero local, ya que el Bergidum de Ponferrada no se creó hasta 1946, y el Emperador, de León, hasta 1951.

Además de representaciones teatrales, el lugar incluía películas en su programación y convivió con los cines Cabello, Salamanca y California, todos ellos hoy desaparecidos.

A principios de los 90, el Ayuntamiento firma un convenio con los propietarios para explotar el teatro y desarrollar en él actos municipales, en el 97 definitivamente lo compra y comienza entonces una primera fase de rehabilitación.

Hoy, doce años después del comienzo de las obras, finaliza la gran obra que devuelve a los bañezanos un lugar que se les había privado para desarrollo de la cultura. A partir de aquí queda trabajar en las compañías que lleguen a la ciudad, para lo que el Ayuntamiento va a solicitar su inclusión en la Red de Teatros de Castilla y León.

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