En el Bierzo Alto terminábamos 2024 con una gran noticia, la de la retirada del proyecto de biogás que se pretendía ubicar en terrenos muy cercanos a Villaverde de los Cestos. Hemos comprobado cómo, normalmente, las cosas no caen del cielo, sino que hay que lucharlas. La gente de este pueblo ha hablado alto y claro, se ha movilizado (en diferentes concentraciones y manifestaciones) y ha luchado. Y a la vista está el resultado: se protege el monte, patrimonio de los que estamos y de los que están por venir, frente a las agresiones de la industria.
También el proyecto de una gran planta de producción de amoníaco e hidrógeno (verde, por supuesto), con unas enormes previsiones de contaminantes y consumo de agua del río Boeza, se ha parado, y a ello ha contribuido, sin duda, la presión popular y las múltiples alegaciones presentadas en su momento.
La lucha popular es imprescindible para proteger nuestro territorio, nuestros campos, ríos y bosques, de la rapiña y la avaricia de empresas que ningún interés tienen en El Bierzo, más que el suelo barato que esta comarca pueda ofrecer para sus negocios.
Necesitamos ahora llamar la atención sobre la propuesta de instalaciones eólicas “El Páramo” y “Ampliación El Páramo”, presentada por REPSOL para la Sierra de Gistredo. Este proyecto amenaza uno de los parajes más impresionantes y mejor conservados de El Bierzo, hogar del oso pardo y el urogallo, entre otras muchas especies de fauna y flora, con el Pico Catoute como privilegiado mirador de nuestra cuenca, y los manantiales y lagos que alumbran nuestro querido Río Boeza. Recordemos que la población de urogallo cantábrico ha descendido en un 70% en las últimas tres décadas, que se encuentra en situación crítica y que está catalogada como especie en peligro de extinción (más información en: lifeurogallo.es). También el oso pardo se encuentra en la categoría “en peligro de extinción” –aunque cada vez más cerca de algunas poblaciones, con evidente riesgo de conflicto para ambas partes, muestra de los desequilibrios que los humanos provocamos en los entornos naturales, y que proyectos como este contribuirán a aumentar.
La Sierra de Gistredo y el Alto Sil, área de alto valor ecológico en la Cordillera Cantábrica, es el hogar de estas criaturas, y de otras muchas (perdiz pardilla, rebeco…) cuyos nombres son más o menos conocidos pero, sin duda, de vital importancia para la salud de los ecosistemas (y la nuestra propia) y, qué duda cabe, merecedoras también de respeto y de vivir sus propias vidas con plenitud. Del mismo modo que las personas que trabajan en estos montes, en ganadería, en cultivo de miel, o en otras actividades tradicionales y respetuosas con el entorno. Este proyecto (que se presenta en dos: “Anteproyecto El Páramo” y “Ampliación Anteproyecto El Páramo”), de llevarse a cabo, supondrá la instalación de 23 aerogeneradores con rotores de, al menos, 170 metros de diámetro cada uno, montados sobre torres de más de 112 metros, en un caso, y 115 metros de altura en otro. El giro de estas palas rondaría los 200 metros de altura: monstruos de una altura similar a edificios de cincuenta pisos en lo alto de estos maravillosos montes, que producen un intenso e incesante ruido y terminan, de un plumazo, con el equilibrio y la armonía que aun mantienen estos parajes. No nos olvidemos de la extensa red de pistas de más 6 metros necesaria para todo ello, además de la infraestructura de evacuación, en forma de torres y líneas de alta tensión.
Se adjunta a este texto modelo de alegación (editable), para que cualquiera que así lo considere la presente en registro, o de forma telemática, antes del 11 de febrero. Los ayuntamientos de Noceda, Igüeña y Bembibre parece que se han posicionado a favor del proyecto, dando por buenas las migajas que suponen el apoyo de REPSOL al Ponfeblino, como si un tren turístico pudiera compensar las profundas cicatrices que un proyecto como este dejará allí donde el Boeza inicia su camino. Por ahora, sólo el ayuntamiento de Páramo del Sil ha manifestado su oposición.
Una última nota aclaratoria: no necesitamos más despliegues de instalaciones eólicas en nuestros montes para la producción de electricidad. Red Eléctrica Española nos ofrece datos fiables y actualizados a nivel estatal, y la conclusión es clara: caída prácticamente sostenida de la demanda eléctrica desde el máximo histórico de 2007, 44 GW, a los 37GW de este pasado diciembre, mientras sigue creciendo la potencia instalada: de apenas 110GW en 2019 hemos pasado a 130 GW en 2024. Es decir, consumimos menos electricidad que hace 17 años , pero cada vez instalan y quieren instalar más molinos en el monte. Un poco raro, ¿no? No tanto, si consideramos que, desafortunadamente, la lógica subyacente no es la de construir aquello que se necesita para atender las necesidades de la población (tenemos el ejemplo cerca: Ponferrada comenzaba el siglo XXI con su grandioso proyecto de centro comercial y miles de viviendas en la ubicación de la antigua montaña de carbón, tantas veces criticado por contribuir al empobrecimiento del centro de la ciudad y del pequeño comercio), sino la que responde al interés del capital y de algunos de nuestros representantes: la gran empresa recibe subvención del Estado, o de Europa, construye, y luego ahí queda eso, nadie sabe muy bien para qué.
El mensaje final es claro: por amor a la vida, por respeto a nuestra tierra, a la memoria de quienes nos preceden y a la consideración por todas aquellas criaturas que aun están por venir, sigamos luchando por preservar intacta la biodiversidad, la magia y la belleza de nuestros montes. También, no lo olvidemos, por mera supervivencia: respiramos aire limpio y bebemos agua fresca, y siempre será así, por más megavatios y euros que quieran vendernos.
Lo dicho, 2024 ha sido un ejemplo de lo que podemos hacer si trabajamos de forma colectiva y con buenos propósitos. Sigamos por esa senda.