Siempre son guerras de religión
Si es cuestión de definirse políticamente, me defino: no soy propalestino porque soy feminista. Y sin embargo lloro por Gaza y por los muertos actuales de la guerra de religión entre Hamás e Israel (llámese genocidio, masacre o como quieran). Y no porque sea antisemita, sino porque soy anti se mata…
Vuelven las guerras de religión (¿Qué sabe de un Dios de amor, por cierto, quien mata por su fe?). De hecho hay una guerra en marcha entre los ortodoxos del norte y los ortodoxos del sur, y hay una guerra en marcha entre mahometanos y judíos (aunque en la Europa más relativista que cristiana creemos aún que son guerras políticas, y que apoyar a Netanyahu y a Putin es de derechas, pero apoyar a Palestina y Ucrania es muy de izquierdas, como creemos que decir genocidio es de izquierdas pero decir matanza, sangría o exterminio es justificatoriamente de derechas o como mínimo equidistante, aunque se esté decididamente por el fin de la guerra y no solo por la paz lingüística).
La política actual tiene ese brillo duro del latón que engaña a las urracas.
No, no es política: son guerras de religión.
A pesar de sus viejas cicatrices de Las Cruzadas, Lepanto, Los Balcanes, etcétera (de las que, por citar solo dos libros que en su día me iluminaron al respecto, nos habló con documentada pericia María Lara en Historia de las guerras de religión y antes Karem Armstrong en Una historia de Dios), Europa no ha aprendido que, si se va más allá de la propaganda y se mira de modo más profundo, todas sus guerras son guerras de religión).
Ah, vuelven las guerras teocráticas a Occidente como síntoma de que somos en parte africanos; las guerras teocráticas que hacen de las calles corridas de toros-humanos; las guerras de los fanáticos que tienen razón y toda la razón y nada más que la razón pues el 'no matarás' de Los Mandamientos de Moisés da igual ya que esta vez sí está justificado ponerse a beber sangre caliente bajo el sol del desierto, o al abrigo de la estepa y la tundra (todo mientras se arrastra el tótem de la tribu).
Los fenicios, como denunció el gran periodista bohemio de la Generación del 98 Eugenio Noel, adoraban al toro por salvaje, guerrero y tan indomesticable como nosotros, pues encarnaba metafóricamente para ellos el lado salvaje de todos nosotros… pero a la vez al toro lo espiritualizaban entendiendo como entendían que la religión es civilizatoria.
Sin embargo regresa ahora a Europa la religión salvaje de la guerra, la tauromaquia humana, a arrasar con todo lo civilizatorio, y que mueran Grecia y Roma y el humanismo humanizante como se ha muerto Robert Redford…
Sí, regresa el toro bravo de la guerra como preámbulo de los seis toros del Apocalipsis, a saber, el hambre, la inseguridad social, el analfabetismo, el chabolismo, la mugre y ese feudalismo dogmático que se nutre del esclavismo.
Arde Gaza con el mismo salvajismo guerrasantero con el que arde Ucrania, pues aquí el que no tiene sangre africana se la bebe tras derramarla como si fuera el vino de las tabernas.
¡Condeno con toda la condenez lo que hizo el deleznable grupo terrorista Hamás (los asesinatos y secuestros perpetrados táctica y calculada y mefistofélicamente para que Israel respondiera con virulencia televisable, y así Hamás pudiera enseñar sus muertos calientes para que le sirvieran para el objetivo de que no declararan el estado de Israel ni Arabia Saudí ni Katar pues eso le iba a hacer mucho daño a su causa y su causa la ponen por encima de las vidas humanas de su pueblo como hacen los bárbaros)!
¡Y, por mucho que se apoyen en que a ellos la guerra se les impone y se están defendiendo, condeno con toda la condenez la desmedida, desproporcionada, cruel y sádico-salvaje respuesta del gobierno de Israel, la cual, a juzgar por las imágenes televisadas por momentos se diría que tiene madera holocaústica!
Sin embargo no soy antisemita sino anti se mata. Y no soy propalestino porque soy feminista…
Pero soy humano y lloro por todos los muertos de Oriente Medio, de Ucrania y del mundo salvaje todo.
En este sentido acaba de publicarse en Alianza Editorial una brillante novela de ideas firmada por Carlos Ortega y titulada Un ensayo sobre las lágrimas, la cual reivindica en esta sociedad el derecho a llorar por otros.
Pues eso.
Luis Artigue, el Kurt Vonnegut español“, es un escritor leonés con seis poemarios y ocho novelas a sus espaldas. La última, Trumpsilvania, editada por Eolas este mismo año año 2025. ”Solo una novela como ésta puede ser a la vez una película escrita y dirigida a cuatro manos por George A. Romero y Dario Argento, protagonizada por Brad Pitt y Marilyn Monroe y con música compuesta expresamente por Johan Sebastian Bach“, afirma la crítica.