Se olvidó del centralismo vallisoletano el señor Igea
Vino como político a la Comunidad el señor Igea de la mano de los naranjitos. Va el apelativo citado con cariño para Ciudadanos, partido que nació en Cataluña a partir de una Asociación ciudadana de intelectuales catalanes: Ciutadans en el año 2006.
Ya como partido catalán, irrumpiría con fuerza en el Parlament defendiendo posiciones con justeza…, y triunfó; creo que es una atinada aunque breve secuencia que para la ocasión nos vale. Por supuesto no fue sencillo ni exento de vicisitudes. ¡Ah! Y se ganó la expansión en todo el territorio español. Evidentemente, con desembarco en el parlamento nacional como Ciudadanos (Cs). Con Albert Rivera como primer presidente. Para entonces ya llevábamos lo leoneses 23 años de amarre al ente cuya maligna vocación era, y sigue siendo: ¡Hundirnos!
Vamos a seguir rememorando. Francisco Igea Arisqueta, formó parte del Partido UPyD, de Rosa Díaz, una rebotada socialista del PSOE. Luego pasaría a Ciudadanos y conseguiría un escaño en el parlamento nacional. En 2017 ya forma parte de le ejecutiva de Cs, en el área de sanidad. En 2019 todo sería vicisitudes para el partido de Albert Rivera, recordemos los enfrentamientos en Valladolid, Igea-Inés Arrimadas en 2020… etcétera. Igea dimitió, o lo que fuera.
Además se ha de añadir, que fue vicepresidente de las Cortes con Mañueco entre 2019 y 2021.
Entiendo que no es preciso ahondar, pues para nada incide en el comentario subsiguiente, respecto al decálogo, más uno, publicado por el hoy procurador autonómico en el Grupo Mixto (como no adscrito) del hemiciclo de Castilla y León. Que bien merece un comentario global hoy, y tal vez más adelante, considerar particularidades.
Por supuesto, que si en aquellos momentos primigenios suyos en el ente autonómico, hubiera cuestionado el estatus de la Región Leonesa, marginada con perversa intención, lanzando el 'decálogo' –por cierto, muy interesante–, de pleno raciocinio –pero un pelín 'reajustado' el contenido– tendría otro valor al que hoy podamos atribuirlo. Esto se comprende bien. ¡Pero no lo hizo!, ¿Por qué? ¿No veía cuando menos desconsideración hacia lo leonés?
Un decálogo, digo, donde llega a hablar de un Lexit 'amistoso'. Y aunque éste vaya publicado entrecomillado: ¡Aleluya! El adjetivo amistoso, para una reclamada salida con rango de clamor popular, es el que me mueve a un breve e interesado repaso de la oportunidad del decálogo, con minúscula (aunque para lo pretendido sea relevante). Y salvando las oportunas distancias, igual que el Decálogo escrito en piedra se podían resumir en dos, para mí también, ambos términos, encierran condensados los 'diez preceptos de Igea':
“Futuro en común o separación amistosa”. Razonables propuestas, ante las que nos hemos de cuestionar previamente: ¿Podríamos dar porbuena cualquiera de ellas y “pelillos a la mar”? En ambos supuestos, tendentes a encarrilar nuevo futuro, no son de fácil contestación. Se ha de tener encuenta que hemos sido esquilmados. Que nos han arrebatado el beneficio logístico leonés, y mucho más, por lo tanto pregunto, la decisión del futurible camino a seguir en común o salir: ¿Tendría las compensaciones oportunas?
Nuestro estado es de gran depauperación por la obligada supervivencia autárquica, devenida de las malas prácticas que nos hemos dejado aplicar; de ahí que la salida, LEXIT, sea justa y necesaria: ¿Pero, ha de ser con las manos en los bolsillos y silbando en plan disimulo? ¡A priori, NO! Mas, recordemos:
Estamos en un ente autonómico. Nueve provincias. Seis son de Castilla la Vieja, en realidad una facción castellana, y las otras tres conforman la Región Leonesa, que nadie ha podido abolir. Los ciudadanos circunscritos, son culturalmente distinto, el de una y otra región, sin confraternizar nunca, incluso mirándonos de reojo ante la obligada permanencia en el ente... ¡Que va, como va!
El rango de beneficio y de perjuicio que encuentra cada una de las provincias en el ente, es bien distinto. Un centralismo del que el vallisoletano señor Igea, no nos habla, ha venido copando privilegios, en general bien dotados en lo económico, con el engrandecimiento de su ciudad, Valladolid, en industrias, y una escaramuza de bien plantada ubicación como nudo aunque falseado, del noroeste, que absorbe lo que se dimana de la Comunidad Europea para interrelaciones a mayor rango. Inadmisible el desequilibrio, de modo especial para con las tres leonesas, puede que las más perjudicadas.
Por supuesto, el tema económico es razón suficiente para la separación, si se quiere amistosa; pero sin olvidar el derecho constitucional al autogobierno leonés.
Se me ocurre, a vuelapluma, que podíamos pensar en una transición hacia la libertad leonesa, negociada y con el Estatuto en la mano. Siempre bajo el manto constitucional, buenas intenciones políticas y comprensión ciudadana.
No nos hagamos, cada cual, trampas en el solitario. Digo esto porque UPL presentó días atrás una propuesta de consulta popular en las provincias leonesas, y la propia Mesa de las Cortes, sin más, se negó a admitirla.
¿Cuál es, señor Igea, la hoja de ruta que contempla?¿Para cuándo? ¿Para una vez que se hayan celebrado las próximas elecciones autonómicas? ¿O acaso ya han de ir en la oferta electoral?