Ni de los unos ni de los otros: ¡La culpa es nuestra!

Javier Alfonso Cendón, Pedro Sánchez y Luis Tudanca.

El epígrafe elegido viene a mostrar un esto de conciencia, que, en relación a lo leonés, me ronda constantemente, y ello por no acertar a comprender, por qué la ciudadanía leonesa, víctima de un descalabro autonómico castellanizado, no llega a asumir que algo, y muy gordo, está fallando, cuando en el ente que nos amarra a los leoneses. ¡Cada vez vamos a peor! 

Acabamos de pasar las tradicionales fiestas de San Froilán. Tanto éstas como otras de razón también costumbrista y participativa, al menos como espectadores gozosos, actúan sobre nosotros como bálsamo suavizante que nos hace vivir momentos revitalizantes, en cuanto a emociones, pero que en modo alguno deberían llegar a actuar como tampón, un sellante que enmascare que lo vivencial, el día a día, es de menor calidad socioeconómica en la parcela leonesa, en la que nos arrinconan despersonalizados desde el centro del poder autonómico. 

Y no me refiero sencillamente a lo identitario leonés, sino a lo más importante como Región que tiene derecho a autonomía y ser reconocida como tal en Europa. Todo lo nuestro, lo leonés, lo gestiona la Junta autonómica, no somos nada en el campo europeo, y lo que pudiéramos recibir nos “lo distribuyen” a su antojo los autonomistas que nos enclaustran.  

Nuestro primer fallo es no tener representación parlamentaria nacional, para que nuestra voz se dejara oír, al menos desde un escaño, dado que los que al parlamento van, porque los votos que insulsamente a su partido les proporcionamos los ciudadanos leoneses, se lo permite, no llevan voz leonesa, lo suyo es obediencia partidista.  Puede que hasta en algún caso ni sepan discernir, por falta criterio y mucho sometimiento. Es evidente que acabo de aludir a los parlamentarios del PP y del PSOE, que son peones en un ajedrez movido en beneficio de su color, primero; y luego, en el del rey, esto es el presidente o secretario general de cada partido.  

Cuando ayer leí y vi, en los medios, a Pedro Sánchez, con ambas manos sobre los hombros de Tudanca y Cendón que “así los adulaba con el gesto” y se dejaban a conveniencia de medro mostrando obediencia al jefe, pues empeñado está en la tarea de formar gobierno y necesita el correspondiente apoyo de los leoneses, para mí el sobresalto fue grande.  Cómo somos capaces de votarlos si no nos defienden, ni en el ente que nos arruina ni fuera de él. 

Veamos, primero Cendón, se somete a Tudanca el secretario autonómico, y luego ambos al Secretario General nacional, señor Sánchez.  Los tres sonríen, en el cliché, y a mí se me antoja que la mueca lleva un punto de sorna para los leoneses, dado que el dúo halagado está dispuesto a ofrecerle en la bandeja del amasijo castellanoleonés 'nuestra cabeza'. Y nos mismos, los ayudamos a la propia decapitación mediante el voto, y luego andamos como pollo sin testuz, no sabiendo reparar en el daño que supone, y de que nuestro peso específico se diluye y diluye… ¡Ah, eso sí, aún nos quedan las fiestas! 

Los leoneses salimos peor tratados

Claro en ese amasijo unos vamos o salimos peor tratados. Tudanca bien situado en el centro autonómico, no muestra ni un gesto de contrariedad cuando los gobernantes acopian dineros para Valladolid empleado en empresas favorables que deberían recibir tratamiento y reparto territorial, según necesidades, pero van siempre en plan centralizador.  Puede que se considere factótum del engendro, aunque nada más sea porque aspira a tomar la manija algún día y seguir laborando por la facción castellana.  

Y a Cendón, de más infantil sonrisa, la provincia político socialista leonesa le mantiene en un puesto tan partidista como dañino, “para salir todos en la foto”. Y los leoneses a votar, para qué recapacitar que tanto él como los que le secundan son muy culpables del desaliño que vivimos. ¿O acaso piensan los leoneses que tenemos prestancia en el cómputo nacional? Pues no palpar la realidad negativa aún sería peor. Qué esperar de Cendón, en cuanto a la diferenciación leonesa, esto es, a autonomía propia... ¡NADA!

Viendo al trio en la foto, aunque dimensionalmente estén lejos, los veo como a un Aznar político, al que halagaba la mano sobre su hombro que le coloca el presidente Bush, engañoso y necesitado de apoyo europeo y de un personaje útil para sus fines. Y este conservador, un tanto engolado, que en los prolegómenos del ente, mandado por socialistas, hasta se quería mostrar favorable a lo leonés, se prestaba al juego, camuflado en la armas de destrucción masiva que alegaba el americano, para alcanzar él, personalmente,   un favorable estatus promocional. 

Hagamos retroversión acudiendo a un acople ficción: una voz leonesa, pongamos de Javier Callado, y perdóneme el amigo la cita, optando por UPL al escaño nacional, y logrado éste, lo que hubiera conseguido sabiendo todo lo que sabe, controla y domina sobre nuestra situación económica y social, y quiénes somos los leoneses, negociando en el parlamento con el voto que le solicitara Sánchez: ¡Lo que podría obtener para León, nunca sería baladí! 

¿Qué logran los vascos y catalanes? ¿Y los canarios?

No nos vamos a fijar lo que logran los vascos, los catalanes, etcétera... pues tienen fuerza y número, pero los canarios con un escaño, que es el caso, será buscado su voto; pero no lo darán sin contrapartidas. ¡Este debe ser el mensaje! Un decisivo SÍ leonés para la investidura, hubiera tenido un enorme poder de negociación. Despejaríamos el ambiente y empezaríamos a hablar de futuro autonómico leonés recibiendo lo que presupuestariamente en justicia nos correspondiera, y no lo que la Junta nos recorta y controla, al punto de ahogarnos.

No ver esta necesidad, la de tener voz defensiva en el parlamento, es algo que, ya lo he dicho, no acierto a explicarme,  que pase el tiempo y sigan muchos, demasiados leoneses, otorgando el voto a los que sentados en el escaño, no tienen voz, les enmudece el partidismo vivencial que los domina, y nos empujan a nosotros, al pueblo, a languidecer. Es pecado en ellos, los políticos, y dolo en nosotros, implicados como promotores con el voto equivocado.  

¡Cuando aprendamos a manejar defensivamente el voto, puede ser tarde ya! 

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