Sobre la 'invasión' de proyectos renovables en La Cepeda

Los grandes parques fotovoltáicos son como pantanos de extensión.

Hace varios años una empresa, la primera de varias, llamó a nuestra puerta con la intención de instalar un parque fotovoltaico en nuestra comarca, La Cepeda. A la gran mayoría de los vecinos y vecinas le pareció una buena idea, unas 100 o 200 hectáreas para un territorio tan extenso apenas causarían efecto. Lo vimos como una buena manera de atraer trabajo, innovación y en definitiva, algo de inversión a una zona en decadencia. Se trasladó la propuesta a las diferentes juntas vecinales y en un principio, a casi la totalidad de las personas que opinaron, la pareció una buena propuesta.

Con el tiempo lo que se prometió, sus condiciones, sus contraprestaciones y su impacto se empezó a resquebrajar. Hoy, estoy seguro, es el mayor error que vamos a cometer o consentir. Sin embargo, soy de los que opina que estamos a tiempo.

En estos momentos, apenas quedan pueblos donde no se esté barajando la posibilidad de licitar parcelas para colocar parques industriales con placas fotovoltaicas. Con el agravio añadido de que ya no nos vale con una pequeña parte del terreno, estamos hablando de cerrar 300 o 500 hectáreas de campo en un pueblo sí y en otro también, por no hablar de la cantidad de especuladores que proyectan parques sin contar ni siquiera con los propietarios de los terrenos. Considero que estamos ante una tesitura peligrosa, muy peligrosa, ya que no sabemos cuál es el nuevo mapa de ordenación del territorio que desde los despechos de algunas oficinas se están dibujando con el visto bueno de las instituciones competentes, la Junta de Castilla y León y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Nos cuentan cada año electoral las innumerables posibilidades que tiene vivir en las zonas rurales, invierten en infraestructuras, cursos para emprendedores y en definitiva, hablando coloquialmente, nos venden la misma moto año tras año cuando al parecer ya está todo repartido.

Ahora está de actualidad la inteligencia artificial, ojalá alguien pudiera contrastar los datos de todos los macroparques industriales que se están proyectando. Datos de las fincas que en estos momentos son de cultivo y que dentro de poco no podrán serlo; datos de la fauna que hoy campa sin barreras y tiene donde conseguir su alimento; datos de tantos factores que cambiarán radicalmente nuestro futuro a corto plazo. Conocer las consecuencias económicas, sociales y el riesgo para la biodiversidad, etcétera. Lo más lamentable, es que sin necesidad de la IA nos podemos imaginar el futuro y el color negro que lo acompaña. Es preferible que de vez en cuando tengamos un incendio que apagar a no exista ni un rastrojo, roble, pino o escoba que pueda arder.

Para los que no me conozcan y puedan pensar que es una maniobra electoral, creo que a día de hoy estos comentarios estoy seguro que penalizan más que benefician electoralmente, pero es importante que se sepa la línea que se está siguiendo y va a seguir un servidor en caso de ser elegido. Sé que los ayuntamientos somos en este tema meras oficinas de tramitación, pero creo que también tenemos algo que decir y no solo esperar a que nos llegue dinero fácil para llenar las arcas, más locales que municipales. No estoy diciendo que no venga bien ese dinero, pero debemos pensar también en el daño irreversible que se va a ocasionar a nuestro entorno. Al final, entenderemos que solo es dinero. No recuerdo cuál, pero una de las plataformas que están en contra de estos macro parques industriales se preguntaba hasta dónde tenemos derecho a hipotecar nuestro medio ambiente.

¿Cómo consiente la Junta estos atentados al Medio Ambiente?

¿Cómo es posible que una Consejería de Medio Ambiente consienta y bendiga un atentado contra el medio ambiente?, lo mismo le pregunto al el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Somos un dulce para estas empresas y fondos de inversión, ya que disponemos de terrenos más o menos llanos, no se ha invertido en modernizar el regadío, nuestra provincia en su conjunto es una de las más vaciadas.

Un amigo agricultor me dijo una vez: “la gente va a seguir teniendo que comer”, y no lo decía por su futuro, que también, lo decía porque lo que ahora es terreno de cultivo para cereal o patatas, la gran cantidad de apicultores que se han asentado por no hablar del valor micológico de nuestros montes, todo es posible que cambie por sembrados de vidrio y eso puede que no siente bien a la digestión. Cómo ya he dicho, todo hay que mirarlo en su conjunto y no se está haciendo así, o lo más perverso es que quizá sí.

Hasta ahora dos de cada tres jóvenes se buscaba la vida lejos de su pueblo. Dentro de muy poco por las calles de la Cepeda solo se verá gente en verano. Eso sí, habrá competición por ver qué localidad hace la mejor fiesta ese año y más divierta a los nietos del pueblo, para ver si así vienen más a menudo. Existen innumerables posibilidades de obtener energía limpia, pero no tiene por qué convertirse una provincia o una comarca en un generador para surtir a las demás. La energía es necesaria, y es necesario que sea limpia; pero como escribió un amigo hace mucho tiempo... “renovables sí, pero no así”.

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