Identidad, identidades y chalaneo
Casi me atrevería a decir que hasta el domingo pasado, hacía mucho tiempo que no hablaba directamente de identidad, de la leonesa por supuesto. Fueron años de lucha en su defensa, aclarando posicionamientos ante el ente autonómico, ese que nuestros políticos dejaron crecer, muchos leoneses votaban cayendo en el juego de la facción castellana, el centro del poder arramblado, desde donde, sin pudor, nos siguen enmascarando con la culturalmente castellano.
Confieso que no me ha resultado fácil escribir la entradilla, el primer párrafo, pues todo lo identitario, por sabido, redicho e interesadamente incomprendido por los autonomistas que no gobiernan desde su soberbia impositiva, todo me resulta repetitivo, deslucido y hasta manido. Quiere esto decir que estoy, o que estemos los leoneses, entregados a lo castellano y asumiendo el amasado gentilicio nominativo de una supra identidad, pues ¡NO!
Pero ¡SÍ! hartos de sus injerencias, de su posicionamiento tan forzado como inútil. Podemos parecer cansados los leoneses de la lucha defensiva, a la que nos hemos visto abocados, pero dado que lo interiorizado, el ‘ser leonés’, sentimiento, tradición y cultura, no se borra con villalares, seguimos vivos, intimados en el orgullo cazurro.
¿Por qué hoy vuelvo a lo identitario? Sencillamente por haber leído a Enrique Cabero, presidente del CES, que no es otra cosa que una creada institución autonómica, con puestos políticos y más, pagados y vitalicios, quien soltó con ardor (soberbia) eso de “claro que existe una identidad de Castilla y León. Tenemos una personalidad muy marcada”.
No sé dónde palpa el señor Cabero, en sí mismo, la que anuncia como conseguida identidad, él, un salmantino, lo quiera o no de la Región Leonesa, ésa que nadie ha abolido.
Como persona con autoridad académica en otros menesteres, le respeto, faltaría más, pero desde su implicación política autonómica, con lo que apunta su mensaje, me resulta un punto ofensivo, y así mismo digo que, al menos, es inasumible y tendencioso para la identidad leonesa.
Un libro gestado en la Universidad de Valladolid, coordinado por Francisco Javier Vicente Blanco y Luis Díaz Viana, que ya desde el título, con lo de ‘Cuarenta años de comunidad’, supone un trágala para los obligados leoneses, que no han perdido la propia, la leonesa (¡Viva, e in pectore!); pero sí dañados en su personalidad, bien orquestado desde el poder, mermando libertades y en decadencia socioeconómica,
Esto que pretenden llamar identidad no es otra cosa más que un signo de que todo va forzado en este ente. Impulso desmesurado desde el poder político,y que desde su parcelita mediante un libro que nos anuncia, lo trata de vender como panacea explicativa y mensaje para asumir... ¡Todos! Y yo, al menos... ¡No se lo compro!
Si hablan de identidades, en plural, en el ente llamado Castilla y León, no es posible lo de pueblo único. Dos regiones, provenientes de dos reinos (y además parcial la castellana); dos culturas, dos territorios no se funden por designio político. Lo podrán tratar de colar como todo lo necesario que quieran; primero a saber para quién. Por qué empecinarse en unificar socioculturalmente lo diverso, dejémoslo estar, y traten de encontrar la convivencia justa. Pero para esto también hay que consultar a los pueblos, a las regiones a ver si están de acuerdo. ¡Y esto les asusta!
Otro papelón respecto al libro en Zamora de Demetrio Madrid, zamorano, que viene a confirmar que no hay peor cuña que la de la misma madera, a quien repito lo de la no abolición de la Región Leonesa, al que la política PSOE no trató bien en su momento, pero agarrado a la expresidencia, siempre parece dispuesto a acompañar al PP autonómico a defender el ente donde haga falta.
Puede que yo tenga necesidad de volver a la carga. ¡Hoy no! Pero me permito formular al señor Cabero una petición: Vaya o llame al señor Amilivia, que en Zamora presidió otra institución de la Comunidad, el Consejo Consultivo, y hoy, retirado, preside honoríficamente, y prueben de la mano a venir a vender el libro a Legio.
Y que de paso, durante el viaje le explique dónde y cómo firmó, siendo presidente del PP en León, allá por el 2000, el Acuerdo por la Identidad Leonesa. A ver con qué argumentos dice que lo indentitario leonés ha sucumbido ante la intención autonomista. Tal cosa, como se dice en el juego de cartas, sobre los renuncios, se levantan con el codo. El juego de la verdad, no el de la política tergiversadora. Y ya le estoy viendo echar pegamento sobre el cóndilo humeral
Quieren salvar lo diverso, no lo provincial, dicen, algo así como “encontrar valores similares”, llamándolos identidad común... ¡Una fábula! ¿Se han parado a pensar dónde queda la identidad leonesa, y por qué han de anularla?
Incoherencia no les falta, y eso asusta. Tampoco dineros y medios.