El mismo día en que está previsto el arranque de la temporada invernal 2020 - 2021 en la provincia de León, con la apertura de la estación de Leitariegos, coincide con la despedida de su principal impulsor Abilio Cadenas de la Lama, fallecido en Villablino a los 78 años de edad.
Ayer por la noche cuando llegó mi hijo a casa, me preguntó:
- ¿Te has enterado de la muerte de Abilio?
- Si – le contesté –, lo sé desde esta mañana a primera hora.
- ¿No has escrito nada sobre él? –, dijo a continuación.
- No – le contesté, pero debí expresar más de lo que quería con mi gesto facial, pues de inmediato afirmó:
- No tienes ganas.
- No –, confirmé lacónico.
Ahí cambio la conversación de asunto. Luego más tarde, yo a solas retomé lo hablado. Confirmándome a mí mismo las razones de esa falta de ganas, que no le expliqué a mi hijo y él, tuvo a bien, no pedirme.
La primera, porque precisamente ayer comencé a escribir un texto, que espero que me ayude a superar otra pérdida, que conocí hace unos días y que me provocó un aturdimiento emocional del que me recobro lentamente.
La segunda algo más trivial y es que no quiero convertirme en el personaje principal de una curiosa película yugoeslava que vi hace años en la que su protagonista vivía de los panegíricos que componía y recitaba yendo de pueblo en pueblo acudiendo a donde había muertos a los que dar sepultura. Esta es fácil de obviar me dije, mientras seas tú el que los dices de los demás, “date por satisfecho”.
Para la primera, también encontré argumento con que desecharla, tienes que contar a la gente lo que sabes de Abilio y de Leitariegos, para dejar constancia a los que lo desconocen.
Por eso esta mañana me puse a ello desde primera hora. Pero no quiero que este sea un mensaje triste, bastante tristeza sienten ya sus familiares y amigos más íntimos para ahondar ahora más en ella. Este es un texto de alegría, de esperanza y de agradecimiento por la obra que Abilio nos ha legado, para que seamos capaces a mantener vivo su recuerdo haciendo perdurar lo que el empezó.
Abilio y Leitariegos
Conozco a Abilio desde principios de la década de los años 70, hace ya medio siglo cuando promovió y fue socio fundador del club deportivo actual más antiguo de Laciana, la Sociedad Deportiva Peñarrubia. Con un largo historial de actividades deportivas entre las que el esquí era una de las más destacadas.
Por aquellos años también fue el impulsor de la Marcha Atlética a Carrasconte. Que, con algunas interrupciones puntuales, se ha convertido en uno de los actos más tradicionales de las fiestas de San Roque en Villablino cada año la víspera de la festividad de la Virgen de Agosto. Para llevar al santuario de Carrasconte unas coronas de laurel y las ofrendas de las comarcas de Laciana y Babia.
En el verano de 1969, el Ayuntamiento de Villablino decidido promocionar la utilización de Leitariegos como reclamo turístico y lugar para la práctica del esquí, a donde ya acudían desde hacía años aficionados de la comarca y algunos del Bierzo, acuerda construir un edificio albergue en el límite de las dos provincias alcanzando un acuerdo con la Fundación Álvarez Carballo, propietaria de los terrenos en los que se va a construir.
Después de una inversión de 4,3 millones de pesetas, muy costosa para las arcas municipales de aquel tiempo (el presupuesto municipal de 1969 era de 9,1 millones), en marzo de 1973 abrió sus puertas el citado albergue. Hoy remodelado y convertido en edificio principal del entorno de la estación.
Era el momento idóneo para dar un nuevo impulso a Leitariegos y para promocionar la práctica del esquí. En ese momento es Abilio y su recién creado club deportivo Peñarrubia quienes asumen el reto con su empuje personal decidido a salvar cuantos obstáculos se presentasen. Principalmente el económico, en un periodo de fuerte crisis económica (conocida como crisis del petróleo, que atenazaba a toda Europa y especialmente a España, desde finales de la década anterior).
Abilio y Peñarrubia se embarcan en su aventura más peligrosa, la compra e instalación de un telearrastre mecánico (unos años más tarde el Ayuntamiento de Villablino lo tasó en 4,5 millones de pesetas) asumiendo para ello unos compromisos de deuda. Además, hubo que instalar un sistema de generadores eléctricos de fuel oil para el arrastre al no existir allí suministro eléctrico.
No sé si puedo afirmar, que esta aventura mermó años de la vida a Abilio, lo que sí aseguro y él me lo confirmó en varias ocasiones, que le provocó grandes quebraderos de cabeza y muchas noches de insomnio. Los impagos de la deuda asumida con la empresa que instaló el remonte provocaron que esta iniciase un procedimiento de embargo, que en 1980 llevó a la SD Peñarrubia a acudir al Ayuntamiento como último recurso para que asumiese la deuda de 1,5 millones de pesetas por la que iban a embargar las instalaciones, “con el fin de que no desapareciesen definitivamente”.
La subasta del embargo se produce y Abilio consigue de un particular de Villablino (Alfredo Farto), que acuda a la subasta y compre las instalaciones por 1.540.000 pesetas, mismo precio por el que unos meses más tarde cederá todos los derechos y la propiedad al Ayuntamiento.
Con el paso a la propiedad pública se salvó Leitariegos y el Ayuntamiento cede la gestión y uso de las instalaciones nuevamente a Peñarrubia, con la condición que asuman las reparaciones y mantenimiento.
Hasta que finalmente en la primavera de 1984 la cesión a la Diputación de todas las instalaciones (acuerdo logrado por el alcalde M. E. Rodríguez Barrero gracias a su posición de árbitro entre AP y PSOE en la Diputación, en aquella segunda legislatura del periodo constitucional, que de otra forma la institución provincial nunca hubiese aceptado) motivó un importante cambio en la gestión de la estación de esquí, hasta convertirla en lo que hoy conocemos. Renqueante aún en su relación con la Diputación y pendiente de unas importantes inversiones programadas. Por eso desde aquí pido que, para rendir homenaje a una persona, que sin nada logró poner en marcha estas instalaciones, la mejor forma en que podemos hacerlo es manteniendo y mejorando su obra.
Gracias Abilio en nombre de toda una comarca, que vicisitudes de la vida, hoy sueña con que Leiteariegos sea una pieza clave en su forma de reinventarse económica y socialmente.