Jesús Manuel Ferrajón: “El periodismo actual no es más que naturaleza muerta”
Jesús Manuel Ferrajón Juárez es un icono de la cultura leonesa, ay la cultura, que decidió, como tantos otros y tantas otras, poner tierra de por medio y largarse a Madrid, porque la provincia leonesa, aun siendo una tierra abundante en capital humano, según él, carece de capital dinerario, y “nos falta más ambición, miras más altas y menos mirarnos el ombligo, amparados en una eterna conspiración de la meseta contra el antiguo reino”. El autor de El libro de las nubes –una delicia ya agotada a la espera de reedición– está convencido de que deberíamos, hoy más que nunca, “romper de una vez ese espejo mágico que nos devuelve la misma imagen día tras día... porque nuestro peor enemigo, como casi siempre, somos nosotros mismos, nuestros políticos, con ambición de permanencia... y unos empresarios que son más mercachifles que otra cosa, que sólo están a la rentabilidad de hoy para mañana, en el toma el dinero y corre... Mantenemos casi idénticas las mismas estructuras sociales y de poder que en el siglo XV”. Así de contundente y lúcido se revela este todoterreno de las letras, bloguero, hombre de teatro, agitador cultural, pues lleva treinta años trabajando en el medio, ex director de la Fundación 'Leer León', dedicada al fomento del libro infantil y juvenil, cuya experiencia se le antoja extraordinaria, pero bastante traumática, editor de fanzines, autor de cuentos, poemarios, guías, cómics y hasta algún ensayo, colaborador de varios medios de prensa escrita y radio, incluso tertuliano de televisión, “opinante”, antes que periodista, que “esto es una cosa seria, o al menos debería serlo”, aclara él con convicción, porque “el periodista debe de ser la lupa que amplifica la vista de las cosas cotidianas”. A través de la labor periodística deberíamos ver más de cerca el mundo en el que vivimos –se despacha Ferrajón–, que a menudo sólo percibimos como una borrosa realidad, cuando no una simple abstracción. “Desgraciadamente, el periodismo que hoy tenemos, salvo excepciones honrosísimas, no es más que mera fotografía, naturaleza muerta de una realidad pasmosa... Este periodismo me asquea y quienes lo practican me parecen simples voceros a los que habría que apedrear sin ninguna piedad...”.
Nacido en Lorenzana, el coautor de 'Heterodoxos leoneses' está convencido de que vivir en la provincia leonesa determina, en cierta forma, la manera de ver el mundo, porque “León es una ciudad y una provincia, donde la modernidad llegó y pasó de largo... No obstante, esta fue siempre tierra de gentes de letras: curas, maestros y señoritas poetisas, amén de soñadores de mundos y tiempos nuevos”. Asimismo recuerda que en León hay también grandes y numerosos artistas plásticos, dibujantes, escultores.
León es una ciudad y una provincia, donde la modernidad llegó y pasó de largo... No obstante, esta fue siempre tierra de gentes de letras: curas, maestros y señoritas poetisas, amén de soñadores de mundos y tiempos nuevos.
Que haya tantos letraheridos en la provincia leonesa lo da, según Ferrajón, el hecho de estar en la frontera entre lo inaccesible de la cordillera y lo desolado de la meseta; “ser zona de tránsito entre el mar, abierto, libre, tan cercano pero inalcanzable y el interior desangelado, cerrado tras el adobe, el derecho de pernada y el sermón apocalíptico”.
Paisajes humanos
Reconoce Ferrajón que, aunque uno no lo quiera, siempre estará influenciado por esa realidad no tangible que se va fijando en la piel y que amasa los recuerdos hasta convertirlos en vivencias. “La creación literaria no es otra cosa que confrontar una realidad que no te gusta o que te gustaría cambiar –añade–, por otra realidad, ficticia esta (supuestamente) que se acomoda a tus deseos, a tus sentimientos”, porque el arte es una huída, y “aunque huyas, tus recuerdos siempre te alcanzan –aclara–, y aunque disfraces de paisaje lunar los lugares de la narración, estos serán siempre reconocibles. Me viene a la memoria ese juego, tan común como vulgar, en algunos escritores de dar nombres míticos o desmesuradamente hiperbólicos a los paisajes de su infancia, con el fin de hacerlos universales; creo que el resultado no aporta nada, no resuelve los problemas, ni explica los sentimientos. Al fin y al cabo, todos los paisajes humanos son muy semejantes, están hechos de pasiones, deseos, frustraciones, miedos, vergüenzas, placeres y muerte”.
La creación literaria no es otra cosa que confrontar una realidad que no te gusta o que te gustaría cambiar por otra realidad, ficticia esta (supuestamente) que se acomoda a tus deseos, a tus sentimientos
En estos momentos, el inquieto Ferrajón, quien se replantea casi todo, porque “habría que abrir un debate serio sobre qué hacer y cómo hacerlo, quién debe hacerlo somos todos, al margen de los estamentos oficiales, la sociedad civil. O, en su defecto, mandarlo todo a la mierda”, anda con tres proyectos a la vez, “que es como andar sin moverse del sitio”, se sonríe. Está pendiente de acabar un librito que es una mezcla de texto literario, juegos de palabras y manual de escritura. “Una cosa rara, divertida, para niños de entre diez y doce años, incluso de menos edad. Un 'Abecedario' para jugar, aprender y emprender aventuras literarias”. Y por otra parte sigue con 'El libro de las cosas que desaparecieron para siempre', despacio, porque es una tarea no sólo de escritura, sino de recuperación de la memoria primera. Y también tiene previsto comenzar un librito, de corte similar al 'Libro de las nubes', cuyo título será 'El libro de los árboles desnudos', texto más bien poético con ilustraciones, que espera acabar en breve. “Otra cosa será editarlo... Aunque siempre queda la autoedición...”. Y, por último, está pensando en hacer una antología de cuentos no publicados, e inacabados casi todos, que se titularía 'Continuará', “un juego para que quien lo leyera o leyese pudiera completar el cuento que mejor le convenga”. En realidad, el ilustrador de 'La luna de Pelayín', con el humor que le caracteriza, manifiesta que esto de 'continuará' es un choteo sobre el género del cuento. “Cuando no se sabe qué escribir...pues el autor se tira al 'cuento' (algunos al 'relato', que me parece más desmesurado, si cabe, porque quieren aportar cierta verosimilitud a su impotencia creadora, creo yo). Así, el cuento, en la mayor parte de los casos (exceptuando a Ribeyro, por ejemplo; o a Cortázar, y otros pocos autores), se queda en un placer disyuntivo... en vez de placer orgásmico y babeante, que sería una media novela, o una novela entera”. Y en este sentido él se ha tirado al 'interruptus', “que es como más sincero”. En unos dos meses –recuerda– verá la luz su 'Guía peregrina de León a San Salvador de Oviedo'.