“Cuando un presidente deja la Casa Blanca, 93 operarios tienen cinco horas para la mudanza”

Carlos De Vega. Presentación libro 'Se alquila Casa Blanca'

Isabel Rodríguez

El periodista leonés Carlos de Vega presentó este viernes en El Gran Café de León su libro 'Se alquila Casa Blanca', publicado a través de crowdfunding con la plataforma Libros.com. En su obra desgrana las anécdotas que recopiló durante su etapa de siete años como corresponsal en Estados Unidos para CNN+y Cuatro. Algunas tan sorprendentes como que bajo la sala de prensa había una piscina que mandó construir Roosevelt para tratarse la poliomelitis y que luego Nixon ordenó retirar. O que varios inquilinos aseguran haber visto al fantasma de Abraham Lincoln paseando por la casa.

¿Qué orden siguen las anécdotas de este libro?

Comienza con mi llegada a Estados Unidos para contar lo que es trabajar allí como periodista y continúa por lo que fue el cambio de Bush a Obama. A partir de ahí se entrecruzan pequeñas anécdotas de otros presidentes y también de lugares de la capital.

El libro se titula 'Se alquila Casa Blanca'. ¿Cómo intentan hacerla suya los presidentes y primeras damas cuando llegan?

Todos los inquilinos disponen de un presupuesto para hacer cambios en la Casa y ponerla a su gusto. Uno de los momentos más frenéticos es el de la llegada de los nuevos inquilinos y la salida de los antiguos. Mientras se celebra la ceremonia de la jura, 93 operarios tienen menos de cinco horas para sacar las cajas de los que se van y dejar instalada la mudanza de los que se quedan.

¿Qué anécdotas puedes destacar de las que cuentas en el libro?

Una de las más misteriosas es la presencia del fantasma de Lincoln, que ha sido visto ya por varios Presidentes. Yo no me atrevería a decir que es mentira porque es el propio Winston Churchill el que jura haberlo visto. Sobre los presidentes zurdos, lo sorprendente es que dupliquen la media de la población. Casi un 20% de los inquilinos son zurdos, incluido el propio Obama .

¿Quién de los que han ocupado la Casa ha sido el más excéntrico?

Yo creo que quizás sea Nixon, un tipo obsesionado con la prensa, que espío a todo el que pudo y lleno de inseguridades. No trabajaba en la Casa Blanca, fue el único que hizo instalar sus cosas en el edificio de al lado, donde están muchos de los funcionarios de la Presidencia.

¿Qué tienen todos ellos en común?

Quizás todos comparten algo cuando dejan el cargo. Con el tiempo, los americanos acaban reconociendo el trabajo que han hecho. Reagan se fue con todo el país en contra y hoy es un héroe nacional. Incluso Nixon ha recuperado poco a poco algo de prestigio.

¿Se podría hacer un 'Se alquila La Moncloa'?

Aquí sería complicado hacer lo mismo porque la Moncloa es un sitio mucho más cerrado. Para empezar no está incrustado en el centro de la ciudad como sucede con la Casa Blanca, luego la accesibilidad para los periodistas es más restringida. Por último, por desgracia nuestros políticos no son tan cinematográficos. Aquí estamos condenados a votar a los partidos y la personalidad de los políticos queda en un plano distinto al de Estados Unidos. Pero ha habido intentos. Recuerdo un libro sobre la vida en Moncloa de los presidentes y creo que ha habido también algún ensayo sobre las esposas de los políticos.

¿Cómo ha sido la experiencia del crowdfunding?

El crowfunding ha sido una de las experiencias más gratificantes. Desde el pincipio Libros.com abrió el proyecto a la gente que quiso apoyarlo. Eso implica también más responsabilidad porque sabes que hay un grupo de gente que confía en que saques el libro adelante. A la vez es reconfortante completar un libro sabiendo de antemano que hay amigos que lo están esperando. Todos los mecenas han sido, de alguna manera, autores de este libro.

¿Qué tal está siendo tu experiencia en Alemania?

Alemania es todavía un sitio a descubrir. Lo que ya he percibido es que Berlín no es Alemania. Puede ser la capital de Europa ideal, porque es diversa, verde, tolerante, hospitalaria y llena de iniciativas culturales... pero al mismo tiempo es muy diferente respecto al resto del país, mucho más serio y rígido que Berlín.

¿Cómo ves la situación del periodismo en nuestro país?

El periodismo sigue en un proceso de transformación. Las redes sociales, Internet, la crisis de la publicidad... están haciendo repensar la forma en la que las empresas periodísticas pueden subsistir. Creo que el paso inevitable será que la información no es gratis. Es imposible mantener un periodismo de calidad sin que las empresas puedan ingresas dinero para financiarlo.

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