El ILC rescata ‘Días sin escuela’, una novela de Francisco Umbral ambientada en la posguerra en León

Francisco Umbral recoge el Premio de Novela Corta ‘Provincia de León’, en Villablino, en 1965

Agencia ICAL

El Ateneo de Madrid, fundado en 1835, acogerá el próximo jueves, 18 de mayo, la presentación de una ‘novedad literaria’ singular en el panorama nacional e internacional de las letras hispánicas: el libro ‘Días sin escuela’, novela prácticamente inédita del escritor Francisco Umbral (1932-2007), que acaba de publicar el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación Provincial.

En el año 1965, un Francisco Umbral de 33 años de edad ganaba el premio de novela corta convocado por la Diputación de León con motivo del V Día de las Comarcas Leonesas -dotado con 10.000 pesetas- gracias a un texto titulado Días sin escuela, en el que una pandilla de niños explora el León de posguerra hallando juegos y aventuras donde los adultos no ven más que carencias y desolación. “De este libro, absolutamente leonés por lo que respecta a personajes y ambientes, hay que destacar ante todo su alta calidad literaria y el hecho de que, en él, Francisco Umbral anticipa tanto su particular estética como su inconfundible estilo, casi con toda la brillantez de etapas posteriores en su carrera profesional”, explica Emilio Gancedo, coordinador del Instituto Leonés de Cultura y responsable editorial de la obra.

“Es decir, que estamos ante un texto que preludia el mejor Umbral y que además forma un todo con los primeros libros que publicó (Tamouré, Balada de gamberros y Larra, anatomía de un dandy), inaugurando sus llamadas ‘novelas de adolescencia’”, prosigue el responsable de proyectos del ILC.

El libro ha sido maquetado y diseñado en tapa dura y cuidando detalles tales como materiales, tipografías y formato, y ha sido enriquecido con la presencia de unas sugestivas ilustraciones de rincones y monumentos de la ciudad, obra del escritor y dibujante leonés Avelino Fierro. Para la edición de la obra, además, se ha contado en todo momento con el apoyo y el asesoramiento de la Fundación Francisco Umbral, ubicada en la localidad madrileña de Majadahonda y encargada de velar por la difusión y mantenimiento del inmenso legado creativo de este escritor, uno de los más prolíficos, populares y afamados de las letras contemporáneas en español.

Por otra parte, Días sin escuela cuenta con un prólogo a cargo de Alfonso García, profesor, escritor, director del Instituto Leonés de Cultura entre 2000 y 2004, y la persona que puso en la pista de este texto a los actuales responsables del ILC. Y culmina con un epílogo en el que Gancedo ofrece las claves biográficas y creativas de Francisco Umbral y donde se resume la etapa leonesa del escritor.

En esa semblanza se expone el origen de su familia materna, naturales de Valencia de Don Juan; el hecho de que fuera hijo de madre soltera y cómo ello influyó poderosamente en su vida y obra; así como, por supuesto, su estancia en León, etapa fundamental para Umbral ya que fue aquí donde comenzó a batirse en las artes del periodismo escrito y radiofónico (una selección de esas colaboraciones están recopiladas en el libro Diario de un noctámbulo). En la ciudad conoció y trató a célebres figuras del periodismo y de la literatura como Luis del Olmo, Victoriano Crémer, Antonio Gamoneda, González de Lama o Antonio Pereira, y en León fue donde decidió usar por primera vez el apellido-seudónimo que, desde entonces, no dejaría de acompañarle.

En el acto de presentación del día 18, que tendrá lugar en el Ateneo de Madrid (calle del Prado, 21), a las 20.00 horas y con entrada libre, intervendrán dos buenos conocedores de la vida y la obra de Umbral como son el escritor, periodista y columnista Ángel Antonio Herrera, y el poeta, profesor y traductor Jorge Urrutia, sobrino de Umbral, junto a representantes de la Fundación encargada de perpetuar su memoria. Tras la presentación en la capital de España, la obra se dará a conocer en León y en otros lugares.

El libro, que se podrá adquirir en librerías y en la propia sede del Instituto Leonés de Cultura, comienza así: 

“Lo que deseo decir es que yo tenía una espada de madera y quizá aquella fue la última espada del Reino de León. Habíamos llegado a la ciudad en una tarde de calor, en un tren de tercera, por la llanura castellana, hasta que las orillas del paisaje fueron poniéndose verdes, al llegar a la provincia. Cerca ya de la capital, había chopos y álamos en inesperadas formaciones, afilados, cortando la rica brisa del verano en largas rebanadas que entraban por las ventanillas del tren y nos daban en la cara y en el flequillo al otro chico y a mí”.

-¿Tú también te apeas aquí?

-Lo que digan mis padres.

No volví a verle el pelo. Era una tarde caliente, como digo, y yo todavía no tenía mi espada de madera, que luego iba a dar mucha guerra por las calles y los solares de la ciudad“.

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