Plan extraordinario en Castilla y León para frenar la plaga de jabalíes, tras 400.000 cazados en la última década
Castilla y León 'declara la guerra' al jabalí. La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ultima para poner en marcha de manera inminente un plan extraordinario que permanecerá en vigor sin límite de tiempo para intentar mantener bajo control el enorme aumento poblacional de esta especie, que se plantea casi como si de una plaga se tratara.
Las justificaciones para la nueva normativa, que apenas pondrá coto a la acción de los cazadores, permitiendo incluso el uso de los últimos avances en miras telescópicas de visores nocturnos y térmicos, son los problemas que causa este animal con daños a la agricultura, accidentes de tráfico e incluso riesgos para la salud por transmisión de enfermedades a ganadería o a seres humanos.
Según los propios datos oficiales de la Junta, en Castilla y León el ritmo de controles cinegéticos de este mamífero resulta insuficiente, a pesar de que no ha hecho más que crecer en la última década: se mataban casi 25.000 ejemplares entre las nueve provincias de la Comunidad hace diez años y en el último con estadísticas oficiales cerradas ya fueron más de 56.000 cabezas. En total, la suma supera la friolera de los 401.000 jabalíes muertos por cazadores desde la temporada 2013 hasta la de 2021, según consta en el Portal de Datos Abiertos de la propia Junta.
Es por eso que el nuevo Plan de Gestión del Jabalí en Castilla y León, cuya exposición pública culminó el pasado mes de julio, abra la mano al máximo para que esas cifras aún se incrementen mucho más. La norma se llega a plantear una serie de municipios que considera oficialmente en “emergencia cinegética”: un total de 253 ayuntamientos de la Comunidad.
Destacan por orden descendente la provincia de Salamanca con 144 municipios en varias unidades veterinarias; Ávila con 80 municipio; Segovia, con 13, todos en la zona de Villacastín; Palencia, con nueve, en el área veterinaria de Cervera de Pisuerga; y por último 7 en León, pertenecientes al Parque Regional de Montaña de Riaño y Mampodre. Este caso también incluye a dos municipios, Posada de Valdeón y Oseja de Sajambre, que en realidad forman parte del Parque Nacional de Picos de Europa, a pesar de que el Plan resalta que por su alto grado de protección “la caza sostenible se encuentra prohibida en la actualidad”.
Los cazadores de jabalí prácticamente tendrán carta blanca total para frenar la proliferación de los cerdos salvajes. La norma prevé que el período hábil para poder disparar contra los animales se alargue desde el 1 de abril hasta el cuarto domingo de febrero, que se pueda emplear sin problema cualquier modo de caza mayor o incluso que no haya límite de perros para la caza del jabalí a gancho y espera, batida o aguardo.
Todo y (casi) siempre
Para ello, además, la Junta dará de manera automática su visto bueno a cualquier tipo de control de la población de los jabalíes de los mencionados simplemente con comunicárselo a la administración: es decir, se acabó tener que esperar que la Consejería de Medio Ambiente ratificara y comunicara cada respuesta a cada petición. Igualmente se abrirá por completo la mano para permitir que se cace en cualquier punto del coto, dejando de existir superficies mínimas para las monterías y ganchos, o que se puedan repetir las acciones de caza sobre manchas previamente cazadas.
Tan sólo a efectos de seguridad y para que la caza del jabalí no acapare todos los usos del territorio, es decir, que se pueda compatibilizar con usos agrícolas o de ocio como el senderismo y otros, en el modo de al salto o en mano se tendrá que esperar a los jueves, sábados, domingos y todos los festivos que sean en España o la Castilla y León en la amplia franja temporal que va desde el cuarto domingo del mes de septiembre al cuarto de febrero. Es decir, 23 semanas en total.
También el plan de plaga del Sus scrofa prevé permitir que los cazadores atraigan a los animales con alimentación suplementaria que garantice la máxima eficacia de los aguardos, las esperas, monterías y ganchos. Y para abatirlos, los cazadores libremente podrán hacer ahora uso de todo tipo de tecnología, desde visores nocturnos y térmicos a miras telescópicas.
Buscando “un equilibrio”
El espíritu de tanta permisividad contra la especie es “que se logre un equilibrio entre el desarrollo de los recursos naturales y las interacciones socioeconómicas que esta especie ocasiona o puede ocasionar sobre los propietarios o usuarios del medio forestal y agrícola, así como sobre la ciudadanía en general”.
Y es que, a pesar del gran incremento de la caza de la última década en la comunidad, continúa habiendo una superpoblación que para la Junta causa daños, sobre todo de accidentes de tráfico por atropellos y a cultivos agrícolas, así como sanitarios, porque “una elevada abundancia del jabalí presenta o puede presentar efectos negativos sobre la salud humana y sobre la sanidad animal con especial relevancia sobre el ganado doméstico”.
Riesgo en la carretera
En el primero caso, el Plan destaca la cifra de un total de 3.096 accidentes de tráfico en los últimos seis años con datos oficiales de la DGT (entre 2016 y 2021), suponiendo un aumento del 8,9%. De aquellos, dos resultaron muertos y diez hospitalizados. Por provincias, la mayor siniestralidad se la lleva León seguida por las de Burgos, Zamora y Salamanca. En concreto, en León hubo 770 accidentes de media anual (866 accidentes en 2021) o en Burgos 490 accidentes de media anual (538 accidentes en 2021). En resumen, las provincias de León, Burgos y Zamora concentran el 58 % de la media de accidentes anuales de tráfico con jabalíes implicados.
Enfermedades
Por otra parte, el jabalí es una especie que puede compartir enfermedades tanto con ganado doméstico como con otras especies silvestres e incluso con el hombre. En este último caso, aparecen riesgos como la tuberculosis o la triquinosis, ambas graves para el ser humano. No es que sean habituales pero los casos puntuales de contagio de triquinosis a humanos son un auténtico peligro para la salud, como se ha demostrado en un reciente caso en León detectado en abril de este año 2023, con una treintena de personas infectadas por consumir embutido de carne de jabalí sin analizar, como es obligatorio, en el entorno de un grupo de cazadores de la zona de La Magdalena y Tremor.
A otras especies también les afectan enfermedades de transmisión como la tuberculosis, que afecta a mamíferos, o la enfermedad de Aujeszky, peligrosa para especies de mamíferos carnívoros como el oso y el lobo, y con gran riesgo en el sector porcino.
Y en cuanto a los daños en la agricultra, la estadística oficial de la Junta determina que los más cuantiosos se producen al cereal con el 45,4% y al maíz con el 24,8% de los casos.
El lobo, inesperado aliado que también se quiere perseguir
Otro detalle relevante respecto a la especie está de plena actualidad en una Comunidad que defiende retomar el estatus de lobo ibérico como especie cazable, desde que en 2021 el Gobierno, siguiendo instrucciones de Europa, incluyera a esta especie en el Lespre que le protege de una gran actividad cinegética en su contra. Y es que el lobo es, en realidad, un gran aliado contra la proliferación descontrolada del jabalí, ya que es su principal depredador.
De hecho, la Junta de Castilla y León, que se queja al mismo tiempo de los daños de los lobos en las ganaderías sobre todo de montaña, así como de los efectos nocivos del jabalí, admite que en la Comunidad se mueve la mayor población de lobos de la Península Ibérica. Y se estima de manera oficial que el 12% de la mortandad del cochino se debe a la depredación de esta especie.