Dentro del tren atrapado en un túnel de Pajares durante el apagón: 12 horas de incertidumbre y, a pesar de todo, civismo
El tren de alta velocidad de la Serie S106 Avril salió pasadas las 11 de la mañana del lunes 28 de abril desde la estación de Gijón con normalidad. Varios leoneses se encontraban en su interior, esperando a llegar a León después de una hora y media de viaje, aproximadamente cerca de las 12.40 horas, con destino a Castellón. Entre ellos está Laura (nombre ficticio), una joven de 26 años que acababa de volver a España después de un viaje al extranjero.
Laura subió a este tren a las 11.40 horas, en la estación de Oviedo junto a un total de 370 pasajeros en lo que parecía que iba a ser un viaje rutinario cuando -cerca de las 12.30 horas, el momento en el que se produce el gran apagón eléctrico en toda España- el tren se detuvo, pero no en cualquier lugar; sucedió en la Variante de Pajares, formada por un inmenso túnel de 25 kilómetros en cada sentido que une la provincia de León con Asturias, donde el tren quedó varado.
“Nos dijeron que había un fallo de tensión, que no llegaba la electricidad y nos hemos quedado ahí parados”, explica Laura, “Lo que pasa es que esto nos ha pasado en un túnel y en ningún momento hemos tenido cobertura y no sabíamos lo que pasaba”. El apagón nacional había provocado que un total de 126 trenes en toda España quedasen parados en las vías, entre ellos el Avril que atravesaba en ese momento la Variante de Pajares, uno de los puntos más complejos de acceso. Sin embargo, Laura, los demás pasajeros y los trabajadores del tren, no tenían forma de saber que, al igual que ellos, toda España, Portugal y parte del sur de Francia se habían sumido en una oscuridad eléctrica.
No fue hasta las 16.30 horas, cinco horas después del apagón que mantenía en vilo al sur de Europa, cuando llegaron al tren los servicios de emergencias y, así, los pasajeros y el personal ferroviario se enteraron de que lo que estaba sucediendo trascendía mucho más allá de aquel túnel: “Nos cuentan que se ha paralizado España y que el apagón había sido masivo. Claro, nosotros pensábamos que era un problema solo de nuestro tren”, explica Laura, que en aquel momento no era capaz de imaginar que algo así pudiera estar ocurriendo.
Los equipos de emergencias evacuaron del tren a niños, personas discapacitadas y con problemas cardiovasculares o aquellas que lo estaban pasando realmente mal, en dirección a Asturias, mientras los demás pasajeros aguardaban en el tren.
Durante todas esas horas los interventores habían conseguido mantener la calma en el interior de los vagones, aunque Laura destaca que, a pesar de la crisis que podía haber supuesto, en el ambiente general primaba el civismo: “Al principio no nos decían nada porque, claro, ellos tampoco sabían nada. El interventor estaba nervioso pero ha mantenido un montón la calma entre los pasajeros”, explica la joven, “Nos han explicado las cosas lo mejor que han podido, todo el rato pasaban él y los camareros a dejarnos bebidas para que la gente estuviese hidratada y cuando han llegado los del servicio de emergencias nos han pasado también agua. Lo único que los baños estaban colapsados porque no se podía tirar de la cadena, y eso fue bastante desagradable, pero de eso nadie tiene la culpa”.
A las 17.30 horas aproximadamente, se avisó a los pasajeros de que se iban a apagar las luces de algunos vagones, para ahorrar energía. A medida que pasaban las horas, el personal ferroviario apagó las luces de todo el tren, ya que se había quedado sin batería, de forma que los pasajeros se quedaron a oscuras durante unas tres o cuatro horas, según narra Laura. A pesar de la incertidumbre de ese momento, también entonces los pasajeros mantuvieron la calma: “La gente reaccionó bastante bien, de forma educada. No ha habido ningún problema en ese sentido”.
A pesar de que los servicios de emergencias, a las 16.30 horas, habían asegurado a los pasajeros que llegaría una locomotora para remolcar el tren, finalmente esta no llegó hasta las 19.30 horas, ocho horas después de la salida del tren de la estación de Gijón. Sin embargo, la situación no se había solucionado ya que, según confirmaba el ministro de Transportes, Óscar Puente, en su cuenta de X (antigua Twitter) a las 20.50 horas de la noche, todavía quedaban 11 trenes en toda España sin evacuar, entre ellos el que permanecía en el túnel de Pajares. El motivo, según el ministro, se debía a problemas en el acoplamiento de la locomotora.
Finalmente, pasadas las 21 horas del lunes, el tren comenzó a moverse y Laura, junto con el resto de pasajeros leoneses, llegaron a la estación de León más allá de las 23 horas, doce horas después de la salida desde la estación de Gijón.
Laura cuenta que la gente salió ordenada de los vagones, con linternas y equipaje en mano. En la parte superior de la estación de León se acumulaban los viajeros, llegados tanto del tren que había quedado estancado en el túnel de Pajares como de otro que hacía viaje entre Valladolid y Asturias, para todos quienes quisieran desplazarse a otra estación, se habían habilitado autobuses para ello: “A nosotros en el tren nos preguntaron si había gente que quisiera volver a casa en vez de seguir su camino”, explica la joven leonesa, que en ese momento sí que apreció algo más de caos: “Había mucho jaleo porque la gente estaba nerviosa por saber dónde iba a poder llegar”.
A pesar de todo, aquel había sido el fin de la odisea de esta joven leonesa: “Al pisar la estación sentí un alivio total, tenía unas ganas de llegar a mi casa que no me lo podía creer”. Laura quiere destacar el civismo con el que se comportaron todos los pasajeros y el personal del tren en una situación que, de otro modo, podría haberse descontrolado con facilidad: “Yo no me sentí nada incómoda en ningún momento y todo el mundo estaba intentando ayudar, tranquilizar, tomándonos la situación con sentido del humor. Nos quejamos mucho de la gente y la sociedad pero todo el mundo se portó súper bien”.