Los trabajadores de Picos de Europa celebran en solitario sus 100 años de Parque Nacional

Los trabajadores del Parque Nacional de Picos de Europa

El Parque Nacional de los Picos de Europa está de celebración, aunque si bien el fantástico acontecimiento de llegar a cumplir 100 años desde su declaración como Parque Nacional no ha sido muy relevante para las instituciones, ni para los políticos que las gobiernan. Un siglo no se cumple todos los días, y esta es la cifra redonda que el pasado 22 de julio celebraban en solitario los trabajadores de este enclave natural único que ocupa parte de la provincia de León y de las comunidades vecinas de Asturias y Cantabria.

La única celebración institucional tuvo lugar en el Senado con el rey, a 600 kilómetros de distancia

Se trata del primer espacio natural en obtener esta distinción y el segundo en extensión, con más de 67.000 hectáreas, tan sólo por detrás de Sierra Nevada. Un hito que parece que no tuvo transcendencia en el país, ni en la Comunidad,... ni en la provincia leonesa, ya que la única celebración tuvo lugar en el Senado con el rey, Felipe VI, a 600 kilómetros de distancia, además de la que muy orgullosos mantuvieron sus trabajadores, con una comida y una tarta que sujetaba las velas conmemorativas.

Picos de Eropa no existe en la carretera León-Valladolid

Otro argumento decepcionante es el hecho de que no existan los suficientes anuncios en las carreteras de acceso a la Comunidad, ni si quiera en las que comunican el resto de provincias con la leonesa, como sí que pasa con otros parajes reconocidos en España, como por ejemplo la promoción que se hace en las carreteras cántabras con sus pueblos y espacios naturales.

No hay anuncios, ni indicaciones en la carretera León- Valladolid de Picos de Europa, del excepcional estado de conservación de sus bosques, de una flora de extraordinaria variedad -se estima que podrían llegar a ser más de 1.900 las especies presentes-, o de la singular fauna asociada a esos ecosistemas, con presencia de singulares especies, algunas de ellas declaradas en peligro de extinción como el urogallo, y también sus singulares formaciones geomorfológicas derivadas de procesos glaciares.

Esta joya natural merecía un centenario celebrado por todo lo alto, aunque ya su escasa previsión de actos conmemorativos, y la imprecisión de los actos programados dejaban mucho que desear.

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