Nevenka Fernández, una mujer joven, atractiva y con aspiraciones profesionales que lo acabó pagando caro
Nevenka Fernández era una mujer joven, con estudios superiores, guapa, atractiva y de una familia 'bien' de Ponferrada cuando en 1999 un 'amigo de su padre' y el alcalde de la ciudad le proponen ir en las listas del PP en las elecciones municipales. Tenía 24 años, acababa de terminar la licenciatura de Empresariales en Madrid y estaba cursando un máster en Auditoría, hija de un importante pizarrero de la época que había compartido vida laboral con Carlos López Riesco y de una madre que la advirtió desde el primer minuto de la fama de 'mujeriego' del regidor Ismael Álvarez.
Sin experiencia en política, tenía aspiraciones personales y profesionales. Se sabía atractiva y no le incomodaba ni le llamaba la atención que otros le hicieran saber que también se lo parecía. Pero pronto se dio cuenta de que la trataban como un objeto decorativo. Y terminó pagándolo caro.
“Desde mi punto de vista, una vez que Ismael Álvarez propuso a Nevenka Fernández ir la número tres de su candidatura en las elecciones municipales, pero, sobre todo, una vez, que ganadas las elecciones, le ofreció la Concejalía de Hacienda y Comercio, que ella aceptó, no había ningúna posibilidad (y subrayo, ninguna) de que este hombre no acabara en la cama con Nevenka Fernández”, valora el periodista y escritor Juan José Millás en su libro 'Hay algo que no es como me dicen: el caso de Nevenka Fernández contra la realidad'.
Este viernes, Netflix estrena la serie documental de tres capítulos del mal llamado 'caso Nevenka', que puso en el punto de mira a la víctima, en vez de haberse llamado 'caso Ismael Álvarez', tomando el nombre del acusado. En ella, encontramos a una Nevenka veinte años más adulta, que mira a cámara con la serenidad que da el tiempo en algunos momentos, con picardía cuando narra que el Rey Juan Carlos I en una visita a Ponferrada le dijo lo guapa y joven que la veía o la primera vez que el entonces alcalde Ismael Álvarez intentó ligar con ella en las fiestas de su pueblo, y también con el rostro cubierto de lágrimas, inquieta y aún avergonza por algunos de los duros episodios que vivió.
La relación concejal-alcalde fue mezclándose poco a poco con una relación personal que acabó, durante unos meses, siendo una relación sentimental. Según Menchu Monteira, coordinadora 8M en el Bierzo, Ismael “usaba su poder para intimidar a las mujeres”. Y con Nevenka le funcionó, aunque ella se dio cuenta “muy pronto” de que no era lo que quería. “Sentía por él una mezcla de pena y también un poco de admiración”, pena por el fallecimiento de su mujer, porque sí, cuando se conocieron Ismael Álvarez era un hombre casado y con dos hijos, y admiración por la leyenda de ser un hombre hecho a sí mismo, un triunfador que salió de la nada y gobernaba Ponferrada con una mayoría absoluta nunca vista. Pero, “nunca estuve cómoda” y por eso decidió romper la relación.
En ese momento empezaron los mensajes, las llamadas, las notas... Un acoso sexual sutil que muchos ni siquiera supieron o quisieron ver. “Nevenka era el pez de colores que había caído en una corporación de machos, antiquísima, de gente misógina, machista. Y va siendo acosada a pocos. Cuando ella se da cuenta, se revuelve y pregunta 'qué haces' dicen 'no, ha sido una broma. ¿No se puede gastar una broma entre compañeros?' Un mundo de hombres en el peor sentido de la palabra”, narra Millás en la docuserie.
Nadie la creyó en su momento. Ni siquiera sus padres, pero decidió denunciar “por dignidad” y porque “si no, habría muerto”. La primera en prestarle su apoyo fue una aliada inesperada, la entonces cabeza de lista del PSOE y rival política Charo Velasco. También su madre enfrentaría a López Riesco e Ismael Álvarez, cuando intentaron sacarla del Consistorio por la puerta de atrás, como si no hubiera pasado nada. Entonces le pidió que se fuese ella, “porque te van a hacer la vida imposible”.
Hasta aquí la narración del primer capítulo, que sienta las bases del “horror” que vivió Nevenka y en el que han colaborado la periodista leonesa Ana Gaitero, además de los ya mencionados Charo Velasco, Menchu Monteira y Juan José Millás. “Veremos” qué se plasma en los dos que quedan, tal y como alcanzó a decir el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, al ser preguntado por si había cambiado su valoración personal y política sobre un tema que conmocionó al país y convulsionó el Partido Popular y sobre el que a fecha de hoy ningún entonces cargo del PP ni tampoco ningún responsable popular en la actualidad ha querido pronunciar una sola palabra. La sociedad berciana, en cambio, rastrea la huella latente del primer caso de acoso sexual en la política de nuestro país.