El precio de la libertad y la autonomía de la Región de León
El diccionario de la Real Academia define libertad como “la facultad natural que tiene el ser humano de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. Está definición tal vez excesivamente centrada en los actos, en el obrar, deja a un lado el concepto de libertad asociado a la expresión de una determinada forma de ver el mundo o cada una de las circunstancias que lo componen y determinan en cada momento. Es a ese concepto de libertad de expresión al que se refería George Orwell cuando decía “libertad es la libertad de decir que dos y dos son cuatro. Admitido esto, se deduce lo demás”.
He venido expresando en diferentes artículos que el leonés siente una cierta pasión por la libertad. Pasión que cada uno luego ha interpretado a su manera y forma particular. Es esa libertad que se arraiga en la persona como ser individual y que desde ella se vuelca en el ámbito social. Es el punto común que encontramos entre los grandes anarquistas leoneses y el de las ideas liberales en una concepción tal vez más conservadora de esa idea de libertad.
La libertad es plural y rechaza la uniformidad social y cultural. En esa idea el concepto leonés de España que ha desarrollado a lo largo de toda su historia (por ejemplo a través del Regnum Imperium Leonés) es de España como “unidad en la pluralidad”. Concepto que históricamente ha contrastado con el de Castilla más asociado al ámbito militar (Castilla viene de 'castillos' y su propia historia se vincula muy directamente a la reconquista, a el Cid como gran héroe castellano o la capitanías generales de Valladolid o Burgos).
En nuestra sociedad actual la libertad tiene un precio. Desde el poder político se ejerce un control directo o indirecto sobre los medios de comunicación (en ocasiones directo al colocar personas afines a sus ideas en los puestos directivos y otras veces de forma indirecta a través de la contratación de publicidad que se utiliza como premio o castigo a ese medio en función de cual pudiera ser su línea editorial).
Decía André Malraux que “la libertad pertenece a los que la han conquistado”. Tal desde esa concepción de 'conquista' nuestra sociedad leonesa se sienta demasiado distante de “correr los riesgos de liberarse de sus propias mordazas”. León envejece al ritmo de su propio declive económico y ello tiene una influencia directa en esa conformidad social que nos lleva a buscar conquistar nuevos espacios de libertad o avanzar en el terreno económico.
“La exigencia de libertad es una exigencia de poder”
Coincidimos con John Dewey cuando afirma que “la exigencia de libertad es una exigencia de poder”. Creo que efectivamente la libertad incluye un concepto de “poder” asociado a las decisiones que se puedan adoptar en cada momento. No tener esa capacidad es, sin duda, una de las características básicas de esa falta de libertad. Por eso en nuestro contexto histórico la defensa de las libertades va muy asociada a la defensa de una identidad leonesa diferenciada en el marco de una autonomía leonesa propia dentro de una España unida y plural (en lo que es la propia tradición cultural y social leonesa).
En este momento esa falta de poder hace que ante los atropellos cotidianos sólo quepan dos actitudes o 'mirar para otro lado' o la 'reivindicación ciudadana' ya que las instituciones detentadoras de los poderes públicos en unos casos callan y en otros incluso alientan el que a “la identidad leonesa” no se le atribuya un carácter regional sino que se haga equivalente a la palentina o la burgalesa (pongamos por caso).
“La libertad tiene un precio”
En la definición que indicábamos al principio de este artículo se vinculaba libertad a responsabilidad. Son aquellas decisiones que se asumen desde la libertad de las que nos hacemos responsables. No es evidentemente el caso de la decisión adoptada de incluir a León en el marco autonómico de Castilla y León sin contar con el respaldo de la ciudadanía. Tan sólo la decisión de Martín Villa en base a su concepto de una España que confrontaba el “centro” con los nacionalismos periféricos sometió a la Región Leonesa a su propio proyecto político (la España de las autonomías). Esa oposición no sólo ha sido social sino que también ha tenido su expresión institucional con el rechazo contundente al actual marco autonómico de la Diputación de León y los principales ayuntamientos.
En definitiva tenemos que la libertad tiene un precio, que los leoneses nos sentimos con el derecho a poder decir (como diría Orwell) que dos y dos son cuatro (o que existe un identidad regional leonesa). Que la libertad es una conquista y que sólo desde las decisiones libres se asumen las responsabilidades asociadas a esas decisiones. Décadas después de que la Región Leonesa se haya integrado en la Comunidad de Castilla y León el debate permanece. Los leoneses siguen resistiéndose a pesar de todo a perder su libertad e identidad.