'El Patatero', el torpe bocazas aprendiz de Ulibarri al que todos odian por enredarles

José Luis Ulibarri y su 'socio' y aprendiz Ángel Luis García Martín 'El Patatero', un filón para la investigación policial de la trama Enredadera.

ILEÓN

Ángel Luis García Martín es un empresario maragato que un día creyó ser su idolatrado José Luis Ulibarri y acabó arrastrándoles a ambos a sufrir prisión fulminante por corrupción por sus respectivos círculos viciosos de extorsión informativa a cambio de contratos públicos. La comparativa es odiosa... para Ulibarri.

Éste controla la Televisión de Castilla y León, la única cadena autonómica que ha recibido de la Junta unos 176 millones de dinero público desde 2010 millones de euros para ejercer su monopolio audiovisual, pero también El Mundo de Castilla y León, el Diario de León o Punto Radio. Mientras 'El Patatero' García Martín dirige apenas El Faro Astorgano, un decano y muy meritorio periódico de papel cuya influencia local en Astorga y todas sus comarcas llega hasta a los maragatos de la diáspora, incluida una suscripción en Japón.

Inconveniencias a quien quisiera oírle

La mayor diferencia es que frente a un Ulibarri discreto y comedido, García Martín sufría incontinencia verbal y una grave indiscreción. Saben bien de ello en los bares de Astorga, donde su afán petulante y su potente voz siempre se escuchaba por encima de las más mientras aireaba a quien quisiera oírle y a quien no todo tipo de inconveniencias.

Los pinchazos telefónicos de la Operación Enredadera que suma de momento más de 43 ayuntamientos investigados en toda España, con más de 20 personas sólo en León, se han puesto las botas con él, según se desprende de la profusa investigación policial de la UDEF, la Fiscalía Anticorrupción y el Juzgado número 1 de Badalona donde nació el caso.

Sus dos 'colaboradores necesarios'

Por su “bocachancla”, como le ha definido alguno, han salido buena parte de las pruebas judiciales que señalan a alguno de los alcaldes de poblaciones más relevantes de la provincia, como San Andrés del Rabanedo, Astorga, Villaquilambre o Villarejo de Órbigo, así como a algunos de sus colaboradores necesarios también imputados, como el empleado de confianza de Ciudadanos en la Diputación, Sadat Maraña, o el exconcejal, gerente de una de sus empresas y mano derecha, Juan José Simón Callejo.

El colmo: pegatinas de su empresa en los sobres de los contratos amañados

El sumario está trufado de detalles que evidencian la torpe personalidad de García. Como aquel 13 de julio de 2017 en que llamó a un empleado de una de sus empresas, Agema, para preguntarle si habían comprado las pegatinas con el logotipo de la compañía para identificar los sobres que su empresa mandaba a un contrato presuntamente amañado en el ayuntamiento madrileño de Arroyomolinos. No tiene desperdicio la trascripción literal de la Policía:

- Ángel Luis García Martín: (...) Va con el logotipo de Agema y va muy bien presentado

- Rafa: Si, pero no pueden ir con el logotipo.

- Ángel Luis García Martín: ¿Por qué?

- Rafa: Hombre, porque no, porque eso es contraproducente, porque entonces se ve en el sobre quién es la empresa.

- Ángel Luis García Martín: Hostia pues entonces en León hacemos todo con un sobre de Agema.

- Rafa: Ya pero eso a la hora de licitar una obra no es bueno porque entonces parece como que tienes, eh, sobre los sobres se ve que es una empresa, poner el logotipo no es buena idea.

- Ángel Luis García Martín: Bueno mándalo como quieras, venga ya está, mándalo a Arroyomolinos ya sabe el precio Jesús y mándalo.

Da buena cuenta de la escasa preparación, o acaso la sobrada confianza, de un hombre nacido en 1966 en Astorga y que en su currículum, por encima de todo, tenía a gala destacar ser licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Lo poco o mucho que supiera lo pudo aprender de su padre, que arrancó negocios de cierto éxito en la vecina comarca de La Cepeda en los tiempos en que los almacenistas de patatas, como 'Los Pesetos' y otros, consiguieron un considerable capital.

Su conexión, indirecta, con Bertín Osborne

Casado con una bañezana de padre adinerado, éste le fue arropando económicamente en sus primeras inversiones, que pronto perdieron dinero. La empresa Patatas Valderrey (Grupo AGM), ubicada en el polígono de Riego de la Vega, pronto acumuló pérdidas.

Su situación personal se agravó cuando su suegro se enteró de que su hija no era la única mujer en la vida de García Martín y le retiró el respaldo económico. El hecho de la existencia de “una querida” aparece literal en el sumario judicial de Enredadera. Y así, en 2016, un fondo de inversión llamado Weston Hill Asset Management -del que, por cierto, era socio el cantante Bertín Osborne- acabó quedándose con la empresa, junto a una embotelladora de agua del grupo Pascual en Folgoso de la Ribera. Bien es cierto que nunca le pagaron toda la cantidad estipulada, enmarañado todo en varios pleitos y acuciando sus deudas.

Con parte del dinero que sí pagaron puso en marcha las nuevas empresas que, como Agema, están en uno de los epicentros de la trama corrupta, ya que cuando comenzó a intimar y asociarse con el todopoderoso Ulibarri adoptó para ellas el mismo modelo que usaba el ponferradino para alzarse con contratos públicos de obras y de servicios. El uno con la amenaza de la presión a políticos de muchos de sus muchos medios de comunicación y el otro con la que podía ejercer El Faro Astorgano, que había logrado presidir.

'El Patatero' (aunque en Astorga nadie o casi nadie le conocía por ese apodo, aunque ahora obviamente sí) vivió su mejor época. El grueso del equipo de Gobierno del PP en Astorga, el alcalde Arsenio García incluido, y la formación leonesista PAL, Pablo Peyuca, comían de su mano. Y a cambio le pedían que publicara lo que y cómo les interesaba.

'Yiyo', con él y con Ulibarri

Pero no era por miedo a él, sino al Ulibarri que el Patatero se encargaba de destacar que tenía detrás, como una envenenada tarjeta de visita que abría todo tipo de puertas, incluida la del Ayuntamiento de León. Allí mantenía contacto permanente, por ejemplo, con el ya veterano concejal José María López Benito 'Yiyo', no sólo como responsable de Obras y Deportes sino también como presidente de la sociedad pública Aguas de León. Ulibarri en persona también, trabajándose una posible adjudicación de “cuatro obras”, consta en la investigación.

Entran en juego aquí también dos personas clave de la órbita de García Martín: el 'ciudadano' Sadat Maraña, al que prometía pagos en negro -consta algún ingreso- y que, según la investigación, empleaba también para llevar dinero a la joven con la que mantenía una relación, la cual aspiraba además a situarse como coordinadora de Ciudadanos en León o incluso concejala en León; y Juanjo Simón, nombrado gerente de Agema, a quien el Patatero presentaba públicamente, para ganarse la confianza en nuevos despachos, como uno de los que fueran concejales más relevantes del alcalde Juan José Alonso Perandones en Astorga, un mítico de la política provincial.

El tándem perfecto

Con Simón hizo el tándem perfecto: era además representante de una empresa de todo tipo de mobiliario deportivo. Así que Agema entró de lleno en la batalla de la obra pública -presuntamente amañada, o al menos presionada- de espacios como parques infantiles, pistas de skate (las de Astorga y Veguellina figuran en el sumario), polideportivos, canchas de pádel y otras.

El deporte, el fútbol en concreto, es también mostró en sus manos su lado más turbio, situándose como otro escenario de la trama Enredadera. El Patatero no cabía en sí de gozo cuando anunciaba a Juanjo Simón, recordado exjugador de fútbol sala, que había conseguido ser nombrado “socio de honor” del Atlético de Madrid, a un precio de ganga, “8.000 euros”, que “no es dinero, es muchísimos menos que el Sporting”.

Un palco del Atlético de Madrid para 'pastelear'

El empresario dispondrá de “la fila 3 ó 5 del palco (1 butaca como socio de honor y 1 butaca para su invitado) y dos plazas de parking para dos coches”. El informe de la UDEF, literal, reza así:

“Se llevará al que le interese: Alcaldes y demás. Es el palco donde se sitúa el presidente Cerezo y donde se sientan las personalidades: el Rey, el presidente de Gobierno y el que vaya ese día. Ángel Luis dice que 'brujuleará' allí. (...) Ángel Luis está entusiasmado, dice que ahí está con todos los ministros y con todos, que ahí está todo lo se mueve en Madrid. Y su mano derecha insiste: ”Me parece, me parece una inversión muy, muy, muy interesante, pero mucho, está muy bien, ahí, eso lo has gestionado muy bien, no sé cómo lo habrás conseguido pero es una buena noticia. Me gusta mucho eso, sí señor. Ahí, ahí se juega, ahí, eso es Champion. Eso no es andar por los pueblos“.

El Patatero, encantado y adulado, se crece: “Mira, al final, hay una hora en Madrid, al final viene todo mundo a Madrid para las reuniones y todo se mueve en Madrid. Presidentes, consejeros delegados, directores Generales, todo está en Madrid, Juan. Es más fácil que un tío de León te venga a Madrid, que verlo en León. Imagínate ahora a Yiyo (López Benito), ¿te quieres venir al palco del Calderón?”.

Todos, sin excepción, saben que la indiscreción del Patatero es excesiva, es peligrosa. El 26 de abril de 2017, al habla con el concejal de León 'Yiyo', Ángel Luis le pregunta “qué deben hacer si presentan la obra sin más”, López Benito le responde: “No sé, no sé, esto por teléfono no, no me jodas”. “Ya lo sé”, remata el empresario, pero no deja de hacerlo.

Ulibarri: “Por teléfono, ni una paja”

Nada que ver con la discreción de Sadat Maraña, de Ciudadanos, quien según consta en la investigación casi siempre hablaba de asuntos delicados desde un locutorio. O Ulibarri, a quien varios implicados se refieren como 'Dios', ' el gafas' o 'el jefe', que pasaba días sin conversaciones en su móvil pinchado, que llega a manifestar que “por teléfono, ni una paja”, hasta que la Policía descubre que tiene más móviles, diferentes números y un Ipad en el que consume 11 gigas en 10 días, quizá, sospechan, para recibir correos sobre sus negocios ilegales, publica eldiario.es.

Muy elocuente es una conversación entre García y Ulibarri, quien tantas veces le ha dicho que “no me cuentes nada, no me cuentes nada”. Ocurre el 17 de abril de 2017. El astorgano le dice que al día siguiente en una reunión “en la sede de Begar” (la empresa de Ulibarri, en Valladolid) le hablará de “una historia muy bonita”:

- José Luis Ulibarri: (Se ríe) A ver si es verdad, ya me contarás.

- Ángel Luis García: Si, mañana, que por teléfono nada.

- José Luis Ulibarri: Así me gusta, sí señor.

La fama de bocazas del empresario traspasaba las fronteras provinciales. De Gespol, la empresa de tráfico que hizo negocio en San Andrés del Rabanedo y Villaquilambre y lo intentó durante meses en León, su delegado en Cataluña, José Alberto Bueno, y el delegado de la zona centro, Roberto Legazpi, le calan pronto.

“Ángel Luis lo lía todo, nos vuelve locos”

El 18 de julio de 2017 este último, que ha comido con el Patatero, le cuenta detalles: Como que llamado Sadat y “posiblemente nos mande ya la adjudicación de San Andrés (...) y antes antes de final de año estemos trabajando en San Andrés”; o que en Palencia 'El gafas' (José Luis Ulibarri) “ha estado hablando con el alcalde” para avanzar un posible contrato; o que en el Ayuntamiento de León, “la gestión de multas, a partir del año que viene que saldrá el concurso (habrá que presentar una oferta)”.

Pero Legazpi también critica el poco peso de Ángel Luis: “Ante 'el Gafas' me inclino, pero ante Ángel Luis no, que lo lía todo y nos vuelve locos, las gestiones de León las quiero llevar yo y no dejarlas en manos de Ángel Luis”, deja claro.

Un hombre que “fantasea”

La abrumadora cantidad de datos precisos, nombres, siempre apellidos (algo que desquiciaba a muchos que, como Ulibarri, hablaban en clave), fechas, ofertas, amaños, manipulación de noticias y contratos que reflejan los casi 8.000 folios del sumario de Enredadera llevan la firma del Patatero, a quien todos los implicados leoneses en la trama y no pocos de los empresarios de fuera de León lamentan haber descolgado jamás el teléfono.

Sus indiscretas conversaciones pinchadas serán, a buen seguro, un puntal esencial para la Fiscalía y las acusaciones, mientras muchos de los imputados o futuros acusados tratarán de argumentar que no son pruebas suficientes por sí solas las palabras de un fanfarrón. Más cuando en algún lugar de los informes policiales se indica que Ángel Luis García Martín a veces “fantasea”.

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