El magosto, amalgama de magia, tradición y fiesta

magosto

Sara M.

Decir noviembre en El Bierzo es lo mismo que decir castañas y magosto. Una mezcla entre fiesta popular, tradición, añoranza y magia. Los castaños centenarios se copan de frutos que atosigan las ramas desde mediados de octubre, finales dependiendo de la altitud de la zona. El puente de Todos los Santos se convierte en fecha señalada para asar las primeras castañas, muchas veces acompañadas de pan, chorizo, carne asada y vino.

La tradición marca las reglas, los habitual es que las castañas se asen esparcidas por el suelo, sobre ramas de pino y previamente pinchadas para evitar que exploten o que se quemen por fuera dejando el interior del fruto crudo.

Las escuelas y las plazas de los pueblos se convierten en escenarios improvisados de una fiesta que auna a todo tipo de público. Los más pequeños se pasan un mes realizando dibujos sobre el otoño y las castañas en los colegios, prácticamente sinónimos, hasta que finalmente llega el día en el que las clases se dejan a un lado para comer castañas y tiznarse la cara con el carboncillo que suelta el asado.

La castaña berciana posee la marca de garantía, sello de calidad de origen. La comarca cuenta con 19.000 hectáreas de castaños, lo que significa el 55% de toda la superficie que se cultiva es Castilla y León y el 95% de toda la provincia leonesa.

La marca de garantía requiere el cumplimiento de una serie de características imprescindibles, tienen que estar sanas, limpias, exentas de lesiones externas e internas, sin germinar, sin fermentar y con un 60% de humedad máxima en la recolección.

Este año la cosecha no ha sido buena, la sequía y las altas temperaturas que han acompañado los primeros meses del otoño han ocasionado una producción más escasa y más seca, lo que obliga a la selección. Esto complica aún más el de por sí difícil y mal remunerado trabajo de los recolectores. La diferencia entre el precio que cobra el agricultor y lo que paga el consumidor final puede multiplicar por cuatro la cifra inicial.

Un kilo de castañas, recogidas una a una del suelo, es pagado por las empresas distribuidoras entre 0,60 y 0,80 euros. Los consumidores pagan por la misma cantidad en las tiendas de la comarca entre 1,20 y 1,50 euros. El precio se incrementa en el resto de la provincia y más aún si salimos de ella. En ciudades como Burgos y Valladolid las castañas del Bierzo se pagan entre 3 y 3,5 euros el kilo. En León capital el precio se encuentra en torno a los 2, 30 euros el kilo.

Esta semana los pueblos bercianos honrarán el trabajo de los recolectores celebrando sus consabidos magostos, con vino y música incluida.

Etiquetas
stats