Juancho López apuesta por el comercio de barrio para devolver a León una tienda de discos después de una década

Juancho López en su tienda Discos Lizard, en el barrio Romántico de León.

Elisabet Alba

Promotor de conciertos, road manager en giras, programador de salas, técnico de escenario y músico. “Ante todo soy un fan de la música, un apasionado que ha tenido suerte. Suerte y que también he trabajado mucho para vivir de ella”. Lo que le faltaba al leonés Juancho López era abrir su propia tienda de discos y lo hizo realidad hace un mes, apostando por el comercio de barrio, para devolver a León capital y a la provincia un espacio de vinilos que se había perdido hace más de una década.

Mientras suenan The Crystals en una jukebox de los 60 que funciona con duros, recuerda en su nuevo proyecto Discos Lizard, ubicada en la calle Serranos en el Romántico, sus viajes por Europa, Estados Unidos, Japón, Australia... “Por fin me he decidido. Pensaba que era el momento y he abierto”. Después de 12 años viviendo en Madrid, hace otros 12 que volvió a su León natal, para instalarse en el que considera ya su barrio. “Es el barrio de León donde ahora se está cociendo algo a nivel ambientillo y cultural. En cierto modo es como si fuese una pequeña Malasaña, comparándolo un poco con Madrid”.

Unos le llamaron loco, otros valiente y muchos lo animaron a hacerlo. “Tenía claro que el Romántico era donde quería abrir. Soy un enamorado de mi barrio. Hay vida de día y locales que ponen muy buena música de noche: el Black Dog, el Plan B, el Mongogo, el Santo Martino y El Gran Café, que es la sala de conciertos de León por excelencia y, seguramente, una de las mejores de España, por donde pasan todas las giras importantes. Está en plena ebullición y yéndose muy arriba. Se está comiendo al Húmedo poco a poco y va a más”.

El Romántico es una pequeña Malasaña, un barrio en plena ebullición que se está comiendo al Húmedo poco a poco

Aprovechó el nombre de la promotora de conciertos que ya tenía para ella. “Lizard es lagarto en inglés y viene por el rollo del Lagarto Juancho, que eran unos dibujos que había cuando éramos pequeños”, recuerda. La echó a rodar con 2.000 discos de segunda mano de su colección privada y de otras colecciones que fue comprando con la vista puesta en abrir la tienda, y 500 discos nuevos. “He pretendido que sea un espacio para toda la gente a la que le gusta la música y quiere encontrar vinilo en León”, independientemente de su estilo de música y huyendo del concepto de tienda especializada. “Hay una base muy grande de rock, pero hay más cosas. Hay reggae, soul, indie, jazz, country, discos nuevos, reediciones, un poco de todo”.

La respuesta en este primer mes de andadura está superando las expectativas con las que abrió la trampilla. “La gente que consume música en León estaba hambrienta de una tienda de discos. Creo que ha sido un buen momento para iniciar esta aventura”, cuenta a ILEÓN. Sus primeros clientes han sido coleccionistas que saben a lo que van, “saben que aquí hay buen género y que van a encontrar muchas cosas”, pero también gente muy joven que está descubriendo el vinilo, o gente más mayor que busca clásicos o el disco que le encantaba hace 30 años. “¡He visto de todo!”, bromea.

El 90% de lo que ofrece son discos, pero también hay otros complementos. “Hay camisetas de la tienda y voy a empezar a traer más merchandising”, añade. Hay algunos libros, algunos CDs y sinfonolas restauradas y reparadas para reproducir singles. “Son máquinas vintage que están como nuevas y funcionan perfectamente. Tenemos una de exposición, que se puede pasar a ver y probar, y el que esté interesado hay unos 10-15 modelos disponibles”.

La primera tienda de discos después de una década

León siempre ha tenido una escena musical rica, con muy buenos grupos. Los más clásicos, Los Cardiacos, Los Flechazos o Cooper. “Siempre ha habido mucha actividad, muchos conciertos, muchos aficionados a la música... Es una ciudad que quizá si la comparas con otras de su mismo tamaño en España tiene bastante más vidilla”.

Durante décadas, la efervescencia musical en la provincia fue en paralelo a la de las tiendas de discos. “Hubo tiendas muy buenas en los 60, en los 70, 80 y 90”. Maci'3, que nació en León y llegó a tener 110 tiendas repartidas por toda España, Disco Ratón, Distridiscos, Liverpool, Discos Xidas, Discos San José, y, posiblemente la última, la que regentaron Alejandro y Elena de Los Flechazos, Chelsea, que estaba al lado de La Inmaculada. “Pero en los 90, con el auge del CD, llegó la crisis del vinilo y fueron desapareciendo”. Sí que hay un par de tiendas en la provincia, como Elektra Cómics o la librería café Sputnik en León, que tienen como complemento tres o cuatro cajones. “Tienda de discos como la que yo he abierto, para los amantes del vinilo exclusivamente, hacía muchísimo que no había”. En Asturias, por ejemplo, hay dos o tres en Oviedo y otras tantas en Gijón, según sus cuentas. Vigo tiene “cuatro o cinco”. En Bilbao hay “dos o tres”. “Un par de ellas” en Valladolid. Hay otras ciudades donde no hay todavía. En la provincia de León, Discos Lizard, “es la única ahora mismo”.

En León hubo tiendas de discos muy buenas en los 60, 70, 80 y 90, pero con el CD llegó la crisis del vinilo y la última cerró hace más de una década. Ahora mismo, en la provincia, la única es Discos Lizard

El tiempo ha dado la razón al vinilo. “Cuando salió el CD nos lo vendieron como que era la panacea, como que era lo más, un formato eterno, y es mentira. Yo por lo menos tengo muchos CDs también y la mitad los tengo hechos una mierda. Donde más los llevo es en el coche y muchos están rayados o saltan las canciones y el vinilo, si lo cuidas, es un formato mucho más duradero”, defiende. Entre sus virtudes, destaca que da un mayor rango de frecuencias y de calidad. “Todo suena de otra manera, más rico. Es más disfrutable”. Y, en cuanto a la estética, ofrece la posibilidad de manosearlo, ojear los librillos con las fotos y las letras de los grupos. “Para el fan de la música es más llamativo”.

Juancho, incapaz de elegir uno solo, “incluso 100”, para llevarse a una isla desierta, anima a la gente a acercarse al clásico formato musical. “Ahora es muy fácil encontrar un plato barato, nuevo o de segunda mano, y al que le guste la música es una gozada tener una pequeña colección de vinilos en casa”.

En cambio, no titubea ante la pregunta de qué le falta al Romántico o a León ahora mismo: “un bar grande que ponga rock and roll”. “Me gustaban las discotecas que había en los 80 y los 90 donde ponían rock hasta las seis de la mañana. Eso fue desapareciendo”, como pasó con las tiendas de discos como la que él acaba de abrir, “pero tener una sala de conciertos con aforo de 300 o 400 personas y que pinchasen los fines de semana música rock, pero más ameno, para todo el mundo, que fuese divertido... Si alguien abriese ese tipo de local, seguro que funcionaría genial”.

Etiquetas
stats