“Detrás de este incendio, en concreto, cuando esta misma noche en la misma zona ha vuelto a haber un foco, hay una intención humana, una persona detrás”. Quien manifestaba este martes así el posible origen intencionado y consciente del voraz incendio forestal que ha arrasado desde ayer parte de la comarca de Maragatería, de momento sobre 800 hectáreas, era el delegado territorial de la Junta de Castilla y León en la provincia, Eduardo Diego, quien explicó que se están realizando las investigaciones oportunas para tratar de conseguir pruebas de la presunta autoría del siniestro.
Los trabajos de extinción llevados a cabo durante las últimas horas han permitido “estabilizar”, que no controlar ni mucho menos sofocar, el incendio forestal declarado sobre las cuatro de la tarde del lunes en la localidad leonesa de Castrillo de los Polvazares, municipio de Astorga, y que se ha rebajado a nivel 1 de peligrosidad tras garantizar cero riesgo en los núcleos de población, que sí se vieron amenazados en las primeras horas.
Diego informó en el puesto de mando sobre el terreno de que en las primeras horas las rachas de vientos propiciaron que las llamas se propagaran rápidamente hacia el sur y amenazaran las poblaciones de Morales del Arcediano, Piedralba y Oteruelo de la Valduerna, cuyos vecinos fueron confinados en un lugar seguro, así como cercaron una gasolinera ubicada en la salida de la autovía A-6, y que se desalojó durante horas.
Por tal motivo se elevó a 2 el nivel de peligrosidad del incendio -en una escala ascendente de 0 a 3- sobre las siete de la tarde del lunes y “en dar seguridad a esos puntos se centraron los trabajos de extinción”. “Una vez asegurados los núcleos de población esta mañana se ha acordado bajar de 2 a 1 el nivel de peligrosidad porque ya no existe riesgo para las personas, bienes civiles ni carreteras”, ha señalado el delegado.
Explicó que la causa de su rápida propagación fue el fuerte viento y el modelo de combustible, con mosaico de pasto, matorral, repoblaciones forestales y cultivos agrícolas, hasta alcanzar una media de 175 hectáreas a la hora o 28 metros por segundo, con momentos incluso más rápidos aún en el avance de las llamas.
Por su parte, el jefe del operativo de extinción, José Carlos García, ha precisado que el incendio todavía no se puede dar por controlado porque el perímetro es muy grande y “hay que se muy cautos antes posibles reproducciones”. No obstante, ha destacado que “está completamente perimetrado con maquinaria pesada”.
En el lugar todavía están trabajando más de sesenta medios, entre ellos catorce aeronaves entre hidroaviones y helicópteros, 4 técnico y ocho agentes medioambientales, que coordinan el trabajo de los medios aéreos movilizados, con diez cuadrillas terrestres, además de siete autobombas y cinco bulldozer.