Si hay una cosa que avergüenza, a la vez que entristece tanto a un ferroviario como a un ciudadano de la calle en León es ver la Estación de Matallana sin ferrocarril. Es, quizás, la más romántica de las dos que hay en la ciudad, ya que el tren de la Feve fue durante años el más querido por la población, ya que muchos lo usaban para ir de excursión a los pueblos del Torío, como Villaquilambre y San Feliz o a Matallana, Aviados y La Vecilla, justo al pie de la hermosa cordillera cantábrica. Por no hablar de todas las gentes de Boñar y Cistierna que lo usaban para ir a hacer negocios o papeles a la capital.
Este 19 de septiembre se cumplirán once años del último tren de la Feve en la Estación de Matallana de León. Era el comienzo de un ambicioso plan del PSOE del alcalde Francisco Fernández para dotar a la capital de una red tranviaria con varias líneas. Proyecto que se frustró por completo –había prometido que estaría en funcionamiento en 2016– y del que sólo quedó la línea de 1,8 kilómetros entre la Estación de Matallana y la parada de la Universidad en La Asunción, porque ya se había interrumpido la circulación de trenes y comenzado a levantar las vías cuando se descartaron las otras tres líneas por ser inviable el proyecto.
Las obras del tramo que quedó del faraónico proyecto socialista tornaron en pesadilla: tardaron casi siete años en finalizarse, o considerarse terminadas en febrero de 2018. Y por el camino ya no sólo se descartaron las demás líneas que había planificado el PSOE, sino que Feve descartó comprar los tranvías destinados a ellas –con polémica judicial incluida con indemnización millonaria– y más tarde el Gobierno del PP de Mariano Rajoy dijo no a la integración ferroviaria de la zona, dejando la trinchera del colegio de los Maristas sin tapar.
Más de cuatro años después de terminada esa obra, el paseo del tranvía sólo está transitado por peatones y bicicletas, mientras se va deshaciendo por la falta de mantenimiento ya que Adif-RAM (la que se encarga de la Red de Ancho Métrico, que es como ahora se llama a la Feve) no ha siquiera ni entregado la obra al Ayuntamiento de León. ¿El resultado? Nadie hace nada por reparar los múltiples desperfectos que se observan en el tramo entre La Asunción y la Estación de Matallana; aunque sí hayan comenzado (con retraso) las obras de urbanización del entorno de la misma para dejar bonito el espacio de cara a las elecciones municipales.
Toda esta kafkiana situación contrasta con la reciente finalización del tranvía en la Bahía de Cádiz, que entrará en pruebas en breve. La comparación con lo que ocurre en León ha hecho que la UPL ponga esta semana pasada el grito en el cielo, denunciando que “antes el Partido Popular y ahora el Partido Socialista” están “tomando el pelo” a los leoneses “con problemas burocráticos para que se siga retrasando 'sine die' la integración de Feve” y exigiendo su inmediata puesta en marcha.
Un irresoluble bloqueo burocrático
Pero digan lo que digan los políticos sigue sin haber trenes. Ya desde hace 12 años. Por culpa de un bloqueo burocrático que impide que puedan circular los tranvías por las vías ya terminadas hace casi cinco, que provocó el Gobierno de Mariano Rajoy al expulsar el tramo de la Red de Interés General Ferroviaria en mayo de 2015. Esto dejó en el limbo este ferrocarril urbano, que es propiedad del Estado, ya que las normativas planteadas para que circule un tren-tram (mitad ferrocarril convencional, mitad tranvía) exigen que las líneas estén incluidas en la RFIG.
Por mucho que el anterior ministro de Transportes, José Luis Ábalos, anunciara en 2021 que se iba a solventar el problema, la realidad es que no dejó de ser una mera noticia propagandística porque el proyecto de Real Decreto sobre Circulación en Tramos con Características Tranviarias de la Red Ferroviaria de Interés General ya solo por el nombre indicaba que no podía entrar el tramo del tranvía leonés. No serviría la normativa hasta que volviera a ser incluida en esa red de interés general, una cuestión que en realidad es voluntad política. Tan poca hay que ni siquiera ese real decreto se ha aprobado a día de hoy.
La última presidenta de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), María Luisa Domínguez, reconoció en 2021 que no podía garantizar que en el centenario de la Estación de Matallana este 2023 circulara el tranvía. Y además puso una nueva excusa: que “las exigencias de la Agencia Española de Seguridad Ferroviaria plantean una gran dificultad” para que circule el ferrocarril hasta la Estación de Matallana.
Peligra la línea de Feve entera
Por no hablar del problema de qué tipo de material rodante necesitaría la línea. Al ser una línea mixta se debería usar el llamado tren-tram (tren tranvía) para que en La Asunción cambie de modo de circulación como tren convencional hacia Cistierna y Guardo, y como ferrocarril urbano hasta la terminal en la calle Padre Isla.
La realidad es que el tranvía de León está en un limbo jurídico tal, que incluso en Adif se ha llegado a plantear destinar un autobús eléctrico para dar el servicio a los pasajeros; lo que significaría a la larga “levantar las vías y convertir el paseo en semipeatonal”. Un desastre total que supondría el desperdicio de más de diez millones de euros.
Y todo esto a meses de que se cumpla el centenario de la línea entre León y Matallana en 2023, en la que, por desgracia, la Estación de Matallana habrá estado 12 años sin trenes. Todo indica que será un doloroso y vergonzoso aniversario para una infraestructura tan mítica para los leoneses por una chapuza que ha dejado una situación tan surrealista que, incluso, pone en peligro la propia existencia de la línea entre León (desde La Asunción) y Guardo. Feve entera.