75 años del accidente ferroviario de Torre del Bierzo, el mayor de la Historia de España

Accidente Ferroviario Torre del Bierzo 1944 Grafico del Descenso

J. López de Uribe | Infografía: Dativo Rodríguez

Eran más o menos la una y veinte de la tarde del 3 de enero de 1944 cuando Torre del Bierzo pasó de ser una sencilla estación de ferrocarril que daba paso a trenes de ida y vuelta a Galicia por la celebración del año nuevo a convertirse en un infierno. Y además, en el lugar donde, según todos los registros históricos, se produjo el mayor y más mortal accidente ferroviario de la Historia de España en un túnel que ya ni siquiera existe.

Así ha pasado Torre del Bierzo a la historia mundial de los ferrocarriles, recordando el día que el Tren Correo 421 procedente de Madrid y repleto de viajeros y soldados camino de Galicia se estampó a toda velocidad dentro de aquel túnel con una máquina que estaba haciendo maniobras... y minutos después, pese a todos los esfuerzos por avisar a los maquinistas, un mercancías repleto de carbón no pudo frenar y golpeó violentamente los amasijos restantes.

Un accidente espantoso, de esos que pocas veces se ha visto en la Historia de la humanidad, que incluso algunas fuentes, entre ellas dicen que el Libro Guinnes de los Récords, cifran entre 500 y 800 muertos como el mayor de Europa en víctimas y casi del mundo, sólo superado por otro en la India con dos mil muertos cuando secuestraron un tren entero y lo lanzaron a un río.

Pero en realidad, es bastante discutible que llegara a esas cifras tan altas, debido sobre todo a que no cabían en los vagones que quedaron atrapados en el túnel. Era la época de la Segunda Guerra Mundial y las cifras tan altas provienen de oscuras fuentes inglesas interesadas en perjudicar la imagen de Franco y tenerlo bien atado en el final de aquel conflicto. La muerte del dictador treinta años después, el recuerdo de la terrible represión de aquella época y la libertad en democracia hicieron del victimario del suceso más un mito con el que echarle la culpa al dictador de todos los males que una realidad.

Pero el accidente sucedió y fue terrorífico. Las fuentes más especializadas sí calculan que pudo llegar a las ciento cincuenta víctimas mortales, máximo doscientas, que el régimen intentó ocultar en Madrid aunque la prensa leonesa sí le dio cierto bombo para los estándares de la época.

El tren correo iba repleto de personas y las circunstancias del suceso, con el otro convoy que transportaba carbón implicado impactando contra máquinas de vapor explotando en un túnel dicen que provocó un incendio pavoroso y que pudieron desaparecer muchos cadáveres completamente calcinados.

El fallo en cadena de los frenos del tren correo

Los accidentes en ferrocarriles suelen producirse por una serie de pequeños y medianos fallos encadenados uno detrás de otro, que se pueden agravar dependiendo del estado del mantenimiento de las vías. Éste fue el caso, por partida doble. La Renfe acababa de nacer a primeros de 1944 aglutinando a las múltiples compañías privadas que gestionaban el transporte ferroviario en España. La línea León-Galicia pertenecía a la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, y su material rodante careció de mantenimiento decente durante la Guerra Civil.

Así que en esas circunstancias, el viajar por líneas tan azarosas como la de Galicia (o la de Asturias) se tenía que hacer con medidas de seguridad como destinar dos locomotoras, una por cada extremo del convoy, para garantizar que pudiera frenar en las estaciones requeridas. Pero ese día una de las dos cabezas tractoras se tuvo que quedar en la Estación de La Granja (de San Vicente) al detectarse que una de las cajas de engrase alcanzaba altísimas temperaturas. Casualmente la máquina averiada era una de las que llamaban 'Renfe', porque fue una de las primeras numeradas por la nueva compañía estatal.

Y a partir de ahí todo fue de mal en peor. No se repuso la máquina de apoyo y cuando el Tren Correo de Madrid bajaba la cuesta del Manzanal, una de las más pronunciadas de todo el trayecto, ya no pudo frenar y se saltó a toda velocidad la parada de Albares. El jefe de estación llamó alarmado a la estación de Torre, que estaba a cinco kilómetros de distancia, iba a una velocidad excesiva, con la máquina lanzando el vapor a gran altura y pitando. Que iba sin control.

Los propios maquinistas, viendo la situación, avisaban con todo lo que podían, pero la jornada no era propicia. Debido a las dos horas de retraso que llevaban, ciertas labores de tráfico se estaban llevando a cabo dentro del túnel con una locomotora transportando tres vagones hacia el otro lado cosa que no hubiera causado ningún problema de haber parado el tren en la estación de Torre.

Caos y muerte: tres ferrocarriles chocando en el túnel número 20

Nada podía evitarlo. El factor de la Estación de Torre vió horrorizado cómo el convoy 421 pasaba como un rayo por entrando en el túnel número 20, justo a la salida de la misma, donde sabía que se se encontraba la locomotora 4421 haciendo maniobra con tres vagones.

El choque fue brutal. Los dos últimos vagones quedaron dentro del túnel y los que llevaban la máquina de maniobras saltaron de la misma fuera del túnel, mientras que la locomotora procedente de Madrid y seis de sus coches descarrilaron formando dentro del túnel un amasijo de hierros y maderas. De inmediato se produjo un pavoroso incendio. El furgón de equipajes, los dos coches correos, un vagón de primera, un primera-bar y un mixto de primera y segunda quedaron bajo la montaña; y fuera del túnel quedaron cinco unidades de tercera clase y el coche pagador.

Todos se lanzaban a socorrer a los viajeros, cuando los trabajadores de la línea se percataron de otra circunstancia aún peor. El mercancías cargado de carbón por el que tenía que parar el Tren Correo en Torre, ya que debían cruzarse, llegaba inminente. Sin que sus operarios supieran lo ocurrido.

Remolcado por la máquina 'Santa Fe', numerada como la 5001. Casi treinta vagones cargados a tope y un furgón; 747 toneladas de las cuales la mayoría era carbón. El plan original era que se hubieran cruzado en Bembibre, pero los problemas con 'el correo' aconsejaron hacerlo en Torre. Salió de la primera localidad y para superar la cuesta los fogoneros le metieron algunas paladas de más a la caldera.

Pese a que el maquinista que había salvado la vida tras el golpe con el correo hizo lo posible para correr hacia ellos y así advertirles de que frenaran como pudieran, se dieron cuenta tarde. Todo intento fue imposible. El impacto inevitable.

La desgracia y el horror fue total.

La 'Santa Fe' y la máquina de maniobras saltaron de las vías por el brutal choque, los vagones y el furgón del tren de mercancías volcaban y se amontonaban en la vía. Cuentan que el silbato de una de las locomotoras no dejó de sonar de forma atronadora hasta que se acabó el vapor de la caldera.

Pese a que la gente del pueblo salió en socorro de los heridos, el humo impedía por completo acceder al túnel... y los restos de los convoyes también complicaban la situación. Pese a que decenas de personas del pueblo se incorporaron como improvisados equipos de rescate, en la propia solidaridad española cuando ocurren este tipo de desastres. Pero las manos no servían para apagar el incendio y callar los desgarradores gritos de los que viajaban en el Tren Correo, en número absolutamente indeterminado. El fuego, voraz y espantoso, tardó tres días, tres, en ser controlado.

Cuentan que otro ferrocarril se encargó de llevar los heridos y los cadáveres a León, como se ve en una de las pocas fotos que se conservan del desastre de Torre del Bierzo. Cuentan que las autoridades quisieron tapar el montón de cadáveres. Cuentan que el Juzgado de Ponferrada sólo dijo al principio que había 58 cuerpos, tres de ellos del convoy de mercancías, del que también 'cuentan' que no sobrevivió nadie.

También hablan de que se habló poco del accidente en la prensa de Madrid, aunque algo más en la de León, y que los ingleses exageraron hasta lo indecible el asunto sobre todo para amenaza y humillar a Franco dentro de una ya encarnizada lucha diplomática para que dejara de exportar Wolframio a los nazis (que no casualmente circulaba por esa vía férrea hacia Francia) meses antes del desembarco de Normandía.

¿Entre quinientos y ochocientos muertos, o fueron menos?

Por eso, quizás el autor del libro 'Rail Facts and Feats', John Marshall, ofreció la cifra de entre quinientos y 800 muertos diciendo entonces había sido el tercer accidente ferroviario con más víctimas del mundo, con lo cual sería el mayor de Europa. Los expertos en el mundo ferroviario no lo comparten. Aseguran que como mucho podría haber habido entre ciento cincuenta y doscientos muertos. La oficial final, apuntó 84 muertos y un incontable número de heridos.

Lo cierto es que no existe un registro pormenorizado de las personas que iban en el convoy, pero sí se cree que el tren iba abarrotado de pasajeros sentados incluso en los pasillos y plataformas externas al tratarse de fechas navideñas y tener que volver los soldados del permiso.

Pero aún así téngase en cuenta el número total de muertos y heridos de las cifras más bajas previstas, superando el accidente de Angrois con 78. Y hay que darse cuenta de la logística necesaria para tener que lidiar con una cantidad tal de cadáveres y tratar los heridos... en 1944.

“Es inútil querer encerrar los recuerdos, no hay cerraduras, ni paredes, ni mazmorras de las que no se escapen. Los recuerdos son como el humo, siempre salen”. Esas eran las últimas palabras de la protagonista del cortometraje 'Túnel número 20', dirigido por Ramón de Fontecha y ganador de un Goya en el 2002 y que se puede ver aquí debajo. Esas eran las últimas palabras de una de las supervivientes del que ha sido calificado como el peor accidente de tren de la historia de España y que hace 75 años conmocionó Torre del Bierzo (León), como en 2013 lo estuvo toda España con el de Angrois.

Lo que pasa es que en 1944 prácticamente nadie fue consciente del horror vivido en la bajada del Manzanal a la capital del Bierzo. Y es posible que sólo los que lo vivieron sean conscientes completamenet de aquello, por mucho que se intente recordar su efeméride con artículos, gráficos y libros. Aunque Torre del Bierzo lo intentará estos días con un amplio programa de actividades.

Pocos quedan ya que recuerden el ferrocarril de vapor, menos aún lo que pasó con las máquinas 4532, 4421 y la 'Santa Fe 5001'. Incluso aquel túnel número 20 ya ni existe ya que fue desmontado entre 1985 y 1987 y sólo queda una trinchera en la falda de la montaña.

Menos aún que sepan cuántos viajeros sufrieron aquel accidente, que queda en la bruma de la memoria sólo porque las cifras de víctimas fueron increíbles y el régimen del dictador lo ocultó. Y como tal, se convirtieron en mito y leyenda de la más negra.

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