El próximo día 13 de diciembre tendrá lugar en la Universidad de León el referéndum sobre la forma de Estado en la que queremos vivir. Movimiento que ya se ha extendido por más de 25 universidades públicas del resto del Estado. Una iniciativa estudiantil en forma de asamblea autogestionada y sin vinculaciones con partidos políticos o sindicatos.
Varias son las razones que nos llevan a poner en marcha este movimiento y es que el 80% de la población no ha tenido oportunidad de tomar parte en la decisión sobre el modelo de Estado en el que quieren vivir. Pero más importante que esto, es que no han tenido la oportunidad de discutirlo y de opinar abiertamente. Porque la democracia no es sólo votar de vez en cuando.
¿Y por qué nunca se ha votado? Aquel famoso “atado y bien atado” es una referencia clara a la imposición por parte de las élites del modelo de Estado. Como ejemplo claro, hace no mucho tiempo se desveló la conversación “secreta” entre la periodista Victoria Prego a Adolfo Suárez en una entrevista en Antena 3
La debilidad de la democracia del Estado español, se observa día a día ante la nula separación de poderes y la más evidente parcialidad de las instituciones. Además del incumplimiento de derechos sociales que el Estado debe amparar para que se cumplan. ¿Qué democracia es esa en la que el jefe del Estado no rinde cuentas ante nadie? El rey emérito no rinde cuentas en sede parlamentaria sobre posibles asuntos turbios de corrupción en que ha estado implicado. ¿Quién puede justificar eso? ¿Quién puede explicar que el rey mantenga reuniones privadas con la dictadura saudita?
No es sólo una cuestión de monarquía o república, es cuestión de democracia. La de verdad, la de debatir y decidir sobre todo. Y es que en pleno aniversario de los 40 años de Constitución, en el discurso del rey Felipe VI no hubo mención a quienes lucharon en las calles, universidades y centros de trabajo por traer la democracia con detenid@s, herid@s y muert@s. Con aquellos que dieron su vida, mientras se pasa por alto la estrecha vinculación en los aparatos del Estado con el antiguo régimen franquista.
Nuestra generación, como jóvenes criados en la crisis, estamos obligados a abrir debates que nos inquietan y hacen de nuestro futuro algo totalmente incierto. Por ello, creemos que este es un primer paso de otros, que decidamos entre todas y todos en un futuro próximo. Es imprescindible recuperar las universidades como espacios de conciencia crítica. A su vez, consideramos que el movimiento estudiantil debe tomar la democracia como bandera en un momento donde el auge de la extrema derecha plantea una disyuntiva clara entre democracia y capitalismo. Y es que no puede existir democracia cuando las desigualdades se acrecientan y la gran mayoría social se ve empujada a vivir en condiciones de precariedad y explotación.
Basta ya de tratarnos como súbditos, la sociedad está perfectamente capacitada para decidir sobre cómo queremos vivir, bajo qué normas comunes y qué instituciones.
Demostrar que la Universidad es algo más que obtener carreras y títulos, es un espacio de creación, de encuentro y de debate.