La crisis que afectó la elección a Rector

Rectorado

D. Fidalgo/A. Vega

La campaña electoral del proceso para la proclamación del Rector en la Universidad de León, si se pueden calificar de alguna forma es que han sido unas elecciones de perfil bajo y hasta sosas, sin chicha ni limoná.

Este perfil bajo podría ser consecuencia de la situación económica en la que se vive, donde los candidatos al birrete negro no pueden deslumbrar con grandes propuestas de construcciones faraónicas, nuevas titulaciones u otras ideas que pongan el foco de atención de la sociedad y los medios de comunicación en la Universidad de León, tanto en el campus de Vegazana como en el campus del Bierzo. O bien el estilo Rajoy de comunicación política ha llegado más lejos de lo que se pensaba y ha sido el sisteme elegido por los dos candidatos en esta contienda.

Han sido unas elecciones en clave interna, donde las diferentes familias universitarias se han movido apoyando a uno u otro candidato y donde la endogamia universitaria es clave para conocer el resultado final de estos comicios. Los odios internos será decisivos para el resultado electoral, y ambos candidatos lo saben.

Unas elecciones que no ha tenido nada que ver con, al menos, los tres comicios anteriores.

El actual sistema de elecciones universitarias es universal, donde tienen derecho a voto toda la comunidad universitaria, y ponderado por estamentos de Profesorado, Personal de Administración y Servicios y Alumnos. Además el profesorado se subdivide en PDI Funcionario y Laboral y a su vez en diferentes categorías laborales. Las ponderaciones oscilan entre el 51% de derechos de voto para el PDI doctor funcionario, resto PDI laboral 16%, el 8% del PAS y el 25% para el alumnado. Es un sistema vigente desde la polémica LOU de Aznar y que ha sido probado en los dos últimos procesos electorales, en los que ganó Penas y en los que ganó Hermida.

Las candidaturas han trabajo a lo largo de estas dos semanas de forma diferente, los de Hermida convocando a todos los estamentos para las presentaciones de candidatura, mientras que los de Marín han hecho un trabajo más minucioso con reuniones con cada uno de los estamentos de forma separada. En cierta forma esto es lógico, no en vano Hermida busca la reelección y Marín es el nuevo candidato. Hermida ya tiene una gestión de cuatro años que los universitarios valorarán, pero García Marín sólo era conocido en la rama biosanitaria de la Universidad de León.

En la campaña no ha habido acusaciones fuera de tono, malos gestos, provocaciones u otras hazañas que sobresalgan de una discusión de formas de entender la universidad, muy distintas en la forma, pero con un fondo parecido, dicen ambos candidatos. “Queremos gobernar la Universidad de León para todos” es el lema no oficial de ambas candidaturas, no sólo para unos pocos, bien de la parte de arriba del campus o bien de la parte de abajo. La pregunta está en el aire: ¿A quién ha beneficiado más esta campaña de baja intensidad? El jueves conoceremos la solución.

Anteriores campañas

¡Dónde quedarán aquellas elecciones que se realizaban en Claustro!. En el año 2000, Ángel Penas y María Asunción Orden (madre del actual vicerrector de estudiantes con Hermida) luchaban para hacerse con el birrete negro que acabó ganando Penas Merino por 72 votos de diferencia. Sustituyó al que durante diez años fue el rector de la ULE, Julio César Santoyo, que tuvo que dimitir para que la ira de la Junta no cayera sobre la universidad y su persona tras algunas polémicas. A las elecciones que se celebraron el 21 de junio del 2000 concurrieron con Penas, los profesores Elías Rodríguez Ferri y Asunción Orden Recio. En aquellas elecciones desarrolladas tras dos años de graves enfrentamientos entre Penas y Santoyo, para continuar su labor ya iniciada con Santoyo.

En 2004 tras la reforma del Estatuto Universitario y de la LOU se celebraron elecciones con tres nuevos candidatos: Ángel Penas que luchaba por la reelección, José Ángel Hermida que se presentaba por primera vez al cargo y Enrique López que no pudo pasar a la segunda vuelta con acusaciones de llevar un programa plagiado. Unas elecciones muy intensas las que se vivieron en la Universidad con un gran despliegue de medios por parte de los tres candidatos.

El profesor Angel Penas Merino venció en la segunda vuelta de las elecciones a Rector de la Universidad de León (ULE) frente a Hermida. Tras la jornada electoral celebrada en 24 mesas dispuestas en los campus de León y Ponferrada, y aplicados los correspondientes coeficientes para ponderar los votos, Penas obtuvo un 54,0083%.

La participación en 2004 fue la siguiente en los tres estamentos en los que tradicionalmente se divide la comunidad universitaria. El personal de administración y servicios (PAS) ha alcanzado un 455 votos, el profesorado doctor 476, el profesorado no doctor 375 y los alumnos 4.508 (un porcentaje del 30,40%).

En las elecciones de 2008 acudían al proceso electoral el matemático José Ángel Hermida en su segundo intento, el “delfín” de Penas César Chamorro y la escisión de los “penistas” encabezada por la catedrática Ana Bernardo. La campaña fue amplia en medios y con tensiones importantes entre los tres bloques que acudían al proceso. En la primera vuelta Hermida consigue el 53,26 % de los votos, mientras que Ana Bernardo obtiene el 18,93 % y César Chamorro, el 27,80 %. La mayoría absoluta le permite a Hermida evitar la segunda vuelta y alzarse con el rectorado.

En cuanto a la participación según sectores, el profesorado funcionario doctor y el Personal de Administración y Servicios fueron los más activos, con un 95 por ciento los primeros y más de un 89 por ciento los segundos. El resto de Personal Docente e Investigador se movió en torno al 71 por ciento. Los estudiantes llegaron al 30 por ciento de participación, registro que se puede considerar una cifra elevada, ya que se trata del grupo tradicionalmente menos participativo en este tipo de convocatorias.

Y ahora llegan las elecciones 2012 donde se enfrentan Hermida y Marín, dos veteranos catedráticos, que como mínimo deberán marcarse el objetivo de repetir la alta participación de los procesos electorales anteriores. Luego ya el voto es secreto, personal e instransferible, o eso dicen.

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