La Ruta Vía de la Plata: el camino más antiguo de España entre el debate y el olvido

Es el camino en activo –precisando el titular– más antiguo de España, más incluso que el Camino de Santiago (del que se ha hecho sucursal). Pero también uno de los más olvidados y en la actualidad tampoco está claro su nombre o recorrido. Es la Vía de la Plata creada por los romanos entre Astorga y Mérida (que durante cien años, de 1896 a 1996 tuvo ferrocarril), ahora más conocida como Ruta al ampliarla los políticos a un recorrido entre Gijón y Sevilla: ahistórico para algunos, pero el que ha terminado venciendo en el siglo XXI.

Como cualquier camino histórico de más de dos mil años, explicar sus orígenes y sus realidades a lo largo de todo ese tiempo es extremamente complicado (también pasa por allí la Cañada Real de La Vizana usada por la Trashumancia). Muchos avatares han ocurrido en este trayecto que ha tenido muchos más usos del que tradicionalmente le da el nombre. Casualmente, prácticamente ninguno relacionado con el transporte habitual de plata u oro, ya que pese a lo que se cree los romanos mandaban los metales preciosos de las minas auríferas legionenses (como Las Médulas) por lo que hoy denominamos el Camino de Santiago: la vía entre esta y Zaragoza, para llegar a Tarragona para enviarlo a Roma por el trayecto más corto y en el menor tiempo posible.

¿Y cómo es esto posible? El trayecto entre el norte galaico-astur-cantábrico y el sur de la Península (donde algunos dicen que estuvo Tartessos) fue en tiempos protohistóricos al parecer la vía en la que se transportaba el estaño del noroeste a las ciudades del atlántico y mediterráneo (como Gádir, la actual Cádiz). Más tarde los romanos lo usaron para ir avanzando hacia el norte y, tras las guerras asturcántabras –en la que Augusto perdió su primer águila de legión, treinta años antes del desastre de Teotoburgo– al crearse las ciudades de Asturica Augusta (Astorga) y Emerita Augusta (Mérida) con los soldados veteranos de las legiones acantonadas en lo que hoy es León y Zamora, la intensidad de los viajes la hizo famosa como iter ab Emerita Asturicam (Camino a Mérida). Es en esencia lo que defienden los historicistas, que la Vía de la Plata real es la que va entre estas dos ciudades (y no entre Gijón y Sevilla).¿Pero cómo de la plata si anteriormente se ha explicado que no era el comercio principal entre las dos ciudades augustas del trayecto? Al parecer el nombre actual tiene más que ver con un desarrollo fonético que por lo argénteo del mismo: los árabes llamaban al trayecto al-Balat (el camino empedrado), que podría ser el origen de topónimos como Albalat y Albalate... y de ahí, al cambiar la sonoridad del lenguaje (lo mismo que pasó con Legio que pasó a Legione-Leione-Llión-León) la gente lo asumió con la palabra plata con la que se comenzó a definir el preciado metal (en vez del argentum latino). El caso es que en 1504 la define como “la Plata” el propio Cristóbal Colón y en 1507 Antonio de Nebrija ya la llama “Vía de la Plata”.

Sin embargo, hay un problema; ya que las vías romanas, por contra de lo que se cree, no estaban empedradas, sino que se construían con gravas unas encima de otras (como se puede ver en este vídeo de Isaac Moreno Gallo). Así, puede que viniera de vía Delapidata, pero porque lapis es la palabra usada hace mil años para denominar a una piedra miliaria. Y de miliarios la Vía de la Plata está lleno. Esta palabra pudo perfectamente derivar en “de la Plata”, más cuando en el camino algo de las minas de oro y plata de la zona astur se debía oír como leyenda en la Edad Media.

La disputa entre ciudades y pueblos por 'controlar' la ruta

Durante siglos la circunstancia económica de la península dejó en el olvido la romanidad del camino, pasando a ser las cañadas reales de la transhumancia las importantes, sobre todo después de la recuperación del territorio hasta Badajoz por parte de Alfonso IX de León.

Mientras duró la Mesta, el trayecto entre la hoy Extremadura y Asturias conservó gran importancia económica. En el siglo XIX se construyó la línea de ferrocarril, que cerró un siglo después en 1996. Y entonces, una vez sólo quedaba el turismo para revalorizar el viejo camino, comenzó la lucha por controlarlo.

Dos asociaciones se crearon, la Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata y, como contestación, la Asociación de Pueblos de la Vía de la Plata. La primera reclamaba que la Ruta de la Plata iba de Gijón a Sevilla, aprovechando el nombre que se le dió a la autovía A-66 (con el tramo de autopista AP-66 entre León y Asturias) que conectaba la comunidad autónoma de Cantábrico con la capital andaluza. Una de las autovías que más tardó en terminarse, después de que el tramo entre León y Benavente pasara de ser autopista a autovía en 2003, y con todo terminado en Extremadura y Salamanca en 2010 salvo el tramo entre Benavente y Zamora prometido en 2004 por Zapatero, y que finalmente no se abrió al tráfico hasta 2015 –tras más de 25 años, como último tramo pendiente– con Rajoy.

Esta apropiación del trayecto romano provocó polémica y una fuerte crítica del entonces alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, que reclamaba que la vía histórica era de Astorga a Mérida y que no se llamaba Ruta, sino Vía de la Plata. Por lo que se creó la Asamblea de Pueblos en Defensa de la Vía de la Plata en 2001, que presionaba a los gobiernos autonómicos de Extremadura y Castilla y León para que apoyaran el trayecto que las dos ciudades augusteas consideraban el original, en contra de que se incluyeran Gijón y Sevilla, por lo que creían que era una intrusión en sus políticas turísticas (de la que Astorga es ejemplo mundial en pequeñas ciudades). Incluso llegaron a conseguir financiación de 240.000 euros para crear una web en 2010 con el mapa de su trayecto con el proyecto 'La Vía 3D La Plata'. Sin embargo, a día de hoy la web que lo alojaba (laviadelaplata.es) ni siquiera está en funcionamiento.

Esto indica que la asociación que ha terminado venciendo es la de la Ruta de la Plata, que, por cierto, ha cambiado su denominación como 'Ruta Vía de la Plata'. Pero también hay otra forma de nombrar –y aprovechar– económicamente el trayecto que está tomando fuerza en este siglo XXI: como un ramal de la Ruta Jacobea llamado ahora el Camino Mozárabe Vía de la Plata.

¿Pero está bien señalizada la Calzada de la Plata?

Otro de los problemas que se encuentra este antiquísimo trayecto es si está bien señalizada la calzada romana. Y parece ser que no desde Salamanca a Astorga. Eso es lo que defiende el erudito Isaac Moreno Gallo, que ha descubierto que se ha producido una confusión entre la Calzada Real de La Vizana y el auténtico camino iter ab Emerita Asturicam.

Él defiende que lo que hoy se promociona como Vía de la Plata, “es un invento de una tesis de los años setenta”. “Ni es vía romana ni tiene ninguna característica estructural de una vía romana ni hay documento que lo pueda avalar como tal y lo que hoy se considerado como vía romana es la vieja cañada de ganados”, afirma. Lo explica en este vídeo de abajo.

La cuestión es que, según él “al norte de Salamanca antes del siglo XX nunca hubo camino que se llamase de la Plata, por lo que es un invento”. Moreno, ingeniero técnico de Obras Públicas, es reconocido en toda España por saber identificar las calzadas romanas, de hecho participó en los programas de Ingeniería Romana de Televisión Española en la que explica cómo se construían. Él considera que hay al menos tres calzadas romanas entre Astorga y Mérida. Y que entre Salamanca y Asturica Augusta la vía romana descrita en el Itinerario de Antonino es paralela a lo que hoy se promociona, “por lo que el camino romano real está entre quince y veinte kilómetros desplazado” del trayecto que la gente cree que es el auténtico.

En el fondo lo de Isaac Moreno Gallo es una precisión histórica que hoy en día ya da un poco igual, porque por una parte el olvido del Gobierno de España sobre el trayecto que más importa a la Región Leonesa, la recuperación de la Vía Férrea 'de la Plata', es notorio. Como ha ocurrido en varias ocasiones, incluso solicitando a Europa que elimine este corredor ferroviario del mapa.

Y por otra, la denominación que actualmente parece que ha conseguido ser la ganadora es la que conjuga todo: Ruta Vía de la Plata; cuyas siglas son A-66. Lo cual, curiosamente, la conecta con la mítica Ruta 66 de los Estados Unidos de América, que va esta vez de Este a Oeste y es conocida como la 'Carretera Madre' de aquel país. Una curiosa coincidencia de denominación numérica entre dos de los caminos más antiguos de tierras que históricamente también tuvieron un mismo rey.

LA LÍNEA FÉRREA

La lucha por reabrir el Ferrocarril de la Ruta de la Plata

La última cuestión, una vez terminada la Autovía A-66, sobre este trayecto tan importante para el oeste peninsular, es la reapertura del Ferrocarril de la Ruta de la Plata. Un tramo de 965 kilómetros que se centraba en la línea entre Astorga y Plasencia.

Entre 1870 y 1884 se fue planificando la línea férrea entre Mérida y Astorga, que se puso en funcionamiento en su totalidad en 1896. Más tarde el eje se consideró que iba entre Gijón y Sevilla. Pero la línea férrea principal, la de León a Extremadura fue cerrada al tráfico de viajeros en 1985 y al de mercancías justo un siglo después: en 1996.

Esto supuso un mazazo para las comunicaciones internas de la Región Leonesa (las provincias de León, Zamora y Salamanca), quedando sólo la opción del transporte público por carretera en autobuses lentos y con escaso horario. Pero no sólo perjudicó al País Leonés, sino que cortar esa comunicación, para hacerla pasar por Valladolid, ha perjudicado al oeste peninsular y, sobre todo, a Extremadura, Galicia y Asturias; porque sin ella, el corredor atlántico ferroviario está atrofiado.

Por ello, desde hace tiempo la Sociedad leonesa reclama su apertura, petición liderada últimamente por numerosas Cámaras de Comercio y hasta por la Junta de Castilla y León.

El Estado se pone de perfil

Sin embargo, la actitud del Estado ha sido negativa durante más de 37 años y, en los últimos años, ambigua. Ya se formó gran polémica cuando en 2021 se supo que el Gobierno del PSOE renunciaba en Europa a resucitar un tren del oeste peninsular por la Vía de la Plata, cosa de la que hasta la Unión Europea estuvo en desacuerdo incluyéndola en sus planes futuros ferroviarios.

Aunque los socialistas negaron de forma propagandística que hubieran solicitado retirar el eje de la Plata del mapa ferroviario europeo, lo cierto es que tras el capón europeo Adif se dedicó a complicar más la reapertura al ceder tres meses después un gran tramo a los ayuntamientos para crear vias verdes turísticas.

Eso haría imposible la reapertura, al ceder los terrenos estatales del corredor a otros fines, como critica el Movimiento por el Tren de la Ruta de la Plata. Sin embargo, la presión social –en este año de elecciones– provocó que el Gobierno realizara un singular anuncio: que el Ministerio de Transportes licitará la redacción del estudio de viabilidad técnica y socioeconómica para la reapertura del tramo, con la intención de conocer las condiciones positivas (o negativas) de volver a tirar vías en este ramal.

El problema es que es un anuncio para contratarlo, no ejecutarlo, y que según sus condiciones costaría dos años hacerlo y costaría un millón de euros. Y una vez pasadas las elecciones... quién sabe si llegará siquiera al BOE. Es el sino de un camino de hierro sin circulación en el que todo son olvidos y las promesas nunca se mueven.