Comenzó el riego y empezó la gran cuenta mortal que todos los años se cobra el canal de Arriola en la provincia de León. Este fin de semana se abrió el paso del agua al abrir el cauce de la presa que atraviesa por la comarca leonesa de La Sobarriba para regar unas 4.050 hectáreas de maíz, cereal, remolacha o alfalfa y en el aliviadero situado en la localidad de Paradilla (Valdefresno) ya se pudieron contabilizar cinco animales salvajes muertos, ahogados y con las habituales heridas graves producidas por los intentos vanos de conseguir salir con vida del canal. Varios de los ejemplares muertos esta vez eran corzos, la especie más habitual de las víctimas del canal de Arriola, junto con los jabalíes.
Un paseante por la zona pudo observar el estado de los cadáveres este pasado sábado. Y comprobar que, como es habitual, algunos yacían en las rejillas metálicas instaladas hace años por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) para recoger allí todos los residuos voluminosos que caen al cauce y otros aún flotaban inertes en sus proximidades.
Estos nuevos episodios evidencian la falta de adopción de medidas urgentes ni por parte de CHD ni tampoco por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castlla y León, a la que el Procurador del Común (defensor del pueblo) de Castilla y León señaló recientemente en un informe como responsables de poner soluciones. Y es que se cuentan por decenas los grandes animales salvajes que son víctimas de las fuerte corrientes del canal de Arriola, de sus gélidas aguas que les mata también por hipotermia y una estructura de hormigón prácticamente imposible de abandonar una vez que se cae dentro, como se ha visto en algunos vídeos tiempo atrás.
En las estadísticas conocidas, aireadas precisamente por la investigación del Procurador del Común, ya que reiteradamente han ocultado a ILEÓN durante años ambas administraciones, se sumaban casi 140 animales muertos en este canal leonés sólo en los dos últimos años, en su inmensa mayoría corzos (111) y también jabalíes (27).
Acusaciones cruzadas y lentas medidas
Entre el cruce de acusaciones vertidas entre Confederación y Junta, lo cierto es que al menos la primera admitía en ese informe la inoperancia de las escasas ejecutadas en los últimos años, como por ejemplo las rampas flotantes laterales (las últimas de 2020) como vía de huida para los animales que caigan, pero que no han conseguido ni un sólo ejemplar. “Su ineficacia es manifiesta”, tiene claro ahora.
Sin embargo, para este año 2024 y su campaña de riego que acaba de empezar, también se habían comprometido ante el defensor del pueblo autonómico la puesta en marcha de nuevas medidas. Así, por ejemplo, una nueva zona de vallado perimetral que impida el acceso de los animales. El compromiso aireado pasaba por “confiar” en que pudiera estar instalada esta primavera, ya que en otoño estaba en fase de redacción. En 2023 se había instalado otro tramo de valla de 3 kilómetros por 48.376,28 euros, continuación de uno más ejecutado en 2022 -cuando comenzaron las informaciones de constantes caídas mortales de animales- y que supuso casi 41.000 euros más de inversión entre Santa Colomba de Curueño y Vegas del Condado.
Sin embargo, el recorrido total del canal es de 32 kilómetros y esta entidad dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ya admitía en su respuesta formal al Defensor del Común Aduce que la mayor parte del recorrido, 21 de los kilómetros, quedarían afectados ya por el proyecto de modernización del Alto Porma. Sin embargo, como poco ese proceso tardará dos años y relegará la posible solución hasta el año 2026 como muy pronto.