La trampa mortal que supone el canal de riego de Arriola a su paso por la comarca leonesa de La Sobarriba y sin ninguna protección ha vuelto a hacer honor a este nombre.
Decenas de nuevos animales salvajes, sobre todo de especies cinegéticas como corzos o jabalíes, pero no sólo, han sido víctimas masivas en los últimos días, quedando sus cadáveres atrapados sobre todo en el aliviadero de Paradilla de la Sobarriba (municipio de Valdefresno) como viene ocurriendo desde hace años sin que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), dependiente del Ministerio, tome cartas en el asunto para impedirlo.
Tan sólo esta pasada noche y madrugada han sido una quincena los ejemplares que han caído en el canal por falta de vallado en su recorrido o ni siquiera de una rampa interior desde el aliviadero mismo o cualquier otro punto de su recorrido por la provincia leonesa. Los animales que se precipitan al agua del Canal de Arriola, bien por despiste, accidente o por intentar beber agua, son incapaces de abandonarlo a causa de sus paredes inclinadas de cemento, de modo que antes de morir de agotamiento o ahogados se llegan a romper las patas y otros graves padecimientos.
Esa quincena se corresponde a las últimas horas sólo, ya que ayer mismo, viernes, ILEÓN ha podido confirmar que ya fueron retirados otros animales muertos de la misma zona. No son los únicos: algo más arriba de este punto donde los cadáveres se suelen concentrar arrastrados por la corriente se podía ver otra zona con dos ejemplares más de corzo, muertos y contenidos por un madero que cruza el lugar, mientras aguas abajo de Paradilla se apreciaban dos más, todavía vivos pero agonizando.
Han sido muchos los años de quejas por esta grave situación y tantos otros los de dejadez de la administración responsable, la CHD, que después de exigencias de colectivos conservacionistas, recogidas de firmas y eco institucional de varios partidos políticos como Izquierda Unida en 2020 por fin anunció una primera solución.
Ésta pasaba por adjudicar por 13.552 euros un total de cuatro nuevas rampas para salida de animales en varios puntos estratégicos del Canal de Arriola, por las que los animales precipitados podrían tener opciones de salir por sus propios medios.
Se trata de rampas con una barrera flotante transversal a la misma dirección del canal, que sirve de barrera física pero también visual cuando son arrastrados por la corriente. Así, al impactar contra ella, los ejemplares tienen opción de dirigirse hacia una salida habilitada, la cual localizan al advertir por instituto que no disponen de otras opciones.
Sin embargo, justo tres años después, y sin dar explicaciones públicas, Confederación continúa sin ejecutarlas. De este modo, a lo largo de cada campaña de riego siguen sumándose cientos de jabalíes, corzos e incluso perros entre la víctimas.
El Canal de Arriola mide unos 32 kilómetros y se nutre del agua proveniente del río Porma. Entró en servicio en el año 1983 y permite regar algo más de 4.600 hectáreas en La Sobarriba y la comarca del Condado.