El Tamariz leonés

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Isabel Rodríguez

Si tuviera que identificarse con algún mago, dice Joe Colino que sería con Juan Tamariz porque es “un amante de la magia de cerca”, como él. Lo demostrará esta tarde en una actuación a las 20 horas en el Molly Malone's

A Colino comenzó a picarle el gusanillo de la magia cuando arrancó el programa de televisión 'Nada por aquí' (Cuatro). “Empecé a buscar libros, a meterme en foros y ahora en mi casa hay barajas por todas partes”, comenta.

Aunque su trabajo real tiene poco que ver con este arte -es informático y trabaja en una empresa de seguros- su verdadera pasión es otra. Por eso desde hace un tiempo preside la Asociación de Ilusionistas Leoneses que concentra desde hace más de siete años a jóvenes leoneses que comparten esta afición tan poco conocida.

De ella forman parte magos como Flehk, Toño o Fernando, quienes, además de coordinar los talleres de iniciación que se organizan durante el Festival Internacional de Magia, se reúnen todas las semanas para intercambiar juegos, analizar trucos y descubrir los avances de sus compañeros. Al fin y al cabo, no les queda más remedio que ser autodidactas.

Flehk se inició muy joven -siempre le había gustado- y ahora participa en actos para niños y jornadas benéficas. A Toño fue también el arte de Juan Tamariz el que le hizo empezar a buscar información. “Un amigo me traía libros de la Biblioteca Pública de Valladolid porque aquí no había”.

Cada martes organizan reuniones de magos en las que intercambian juegos

En Internet descubrieron el aliado perfecto y preguntando se encontraron unos con otros. Ahora convierten las veladas de los martes en improvisadas actuaciones y siempre que pueden asisten a los congresos de magia que se celebran en otras ciudades. Siguen los pasos del gran mago leonés Juan Mayoral. “Cuando empezó, él era el único aquí, así que no tenía más remedio que inventarse los juegos”, asegura Fernando.

La necesidad agudiza el ingenio y, aunque ellos no están solos tampoco lo tienen fácil. “En León no hay cultura de magia, se cree que es una cosa del circo o para niños y no se valora lo que conlleva”, asegura Arantxa San Martín, otra de las habituales en las reuniones. Viendo las birguerías con las que acompañan el café de cada martes, se intuye más preparación que el conocimiento de un simple manual de trucos.

“Es un proceso formativo, la técnica la puede adquirir cualquiera pero se necesita una preparación, una interpretación y mucha concentración”, analiza Fernando. “Yo en mis actuaciones busco la risa”, reconoce Flehk. Y lo consigue. Tras la baraja cada uno de ellos se transforma. Y empieza la función. Hoy en el Molly a las 20 horas.

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