En China ruge el León

Matt O´Dowd (I) conversa con un grupo de participantes en el XIV Concurso Universitario Mundial y el VIII Concurso 'Puente a China' para alumnos de Enseñanza Secundaria que se celebra en León. / Peio García / ICAL

S. Gallo / ICAL

Celia llega desde Valladolid y estudia chino desde hace cuatro años porque considera que “es el idioma del futuro”. Con 13 años, María García, de Las Palmas de Gran Canaria,, además de chino, estudia japonés por su cuenta. Sara, con 9 años y vecina de León, aprende chino porque quiso ir a clase con una amiga de su colegio. Son tan solo algunos de los jóvenes que hoy participan en la fase nacional del concurso 'Un puente a China', una iniciativa con la que, entre otros objetivos, se pretende ampliar la difusión del chino mandarín.

Después de superar las fases provinciales que han llevado a cabo cada uno de los seis Institutos Confucio ubicados en España, los mejores han participado hoy en la final de la fase nacional en la que se elegirán a los tres que representará a España en China, en una final internacional. Además de la categoría que hoy se ha examinado en la capital leonesa de estudiantes de Secundaria y amateur niños, es decir, hasta los 18 años, también hay una categoría de universitarios y otra de amateur senior, de más de 30 años.

Los participantes han tenido que superar, en un primer momento, una fase en la que tenían que demostrar su habilidad con el lenguaje, donde se valora su fluidez, además de que cada uno tiene que darse a conocer y expresar un sueño relacionado con el mundo chino. “La inmensa mayoría de los universitarios quiere ser un becario del Ministerio”, reconoce el director del Instituto Confucio de León, Juan José Lanero, aunque hay personas mayores que estudian este idioma por necesidad o porque les gusta, bien la lengua o alguna de sus disciplinas, como puede ser la medicina.

Posteriormente ha llegado el momento de demostrar las habilidades artísticas mediante actuaciones en las que algunos participantes han optado por la música, otros por el baile y no han faltado la escritura y las artes marciales. Todo para demostrar el conocimiento de la cultura china y de su idioma y optar a una de las tres plazas que dan derecho a acceder a la fase internacional en el país oriental.

Lanero insistió en que el nivel que se aprecia en estas pruebas “es cada vez mayor” algo que tiene especial sentido si se tiene en cuenta que los alumnos más jóvenes del Instituto Confucio “tienen cinco años”, es decir, que una década después es capaz de ver y de leer unos caracteres chinos “sin asustarse” y como algo normal, algo que no ocurre en el caso de los adultos. Casi al tiempo que Lanero hacía estas declaraciones, Irene de la Huerga, con algo más de 6 años, ojeaba un cuento en el que los caracteres chinos llamaban especialmente la atención. Al pedirle que leyera un párrafo, no ha dudado en hacer una lectura pausada pero segura.

Su hermana Sara era una de las participantes en esta cita nacional. Representante del Instituto Confucio de León se adentró en el idioma chino “porque tenía una niña de mi clase que iba a chino y quise ir con ella también”. Aunque reconoce que es “muy difícil”, sobre todo la lectura de los caracteres, mantiene que sin embargo “son divertidos” porque “son como dibujos”, y relata que le gustaría ir a China y vivir allí. Mientras nos cuenta esto, se prepara para la actuación que va a desarrollar sobre el escenario, en la que estará acompañada por su padre que “sabe dos o tres frases en chino y me va a ayudar” para interpretar una comedia en chino.

Celia, que llega desde Valladolid, es una de las representantes del Instituto Confucio de Madrid y empezó a estudiar chino cuando sus padres le propusieran que escogiera entre el aprendizaje de árabe, alemán o el idioma de Confucio, y apostó por este último atraída por los caracteres y convencida de que “va a ser el idioma del futuro”. En la fase artística ha interpretado una canción a la vez que tocaba el piano e insiste en que los caracteres son “lo más difícil”, aunque aspira a “conseguir una beca para estudiar en algún instituto y, si no la consigo, intentaré ir a China por mi cuenta para conocer gente y cultura”, añade.

Los caracteres son también lo más complicado para María García, de 13 años y representante del Instituto Confucio de Las Palmas de Gran Canaria, que puntualiza que cuando escribe un idioma como este siente “que estoy dibujando y me encanta esa sensación”. Además de estudiar chino en el colegio, que fue como dio sus primeros pasos en este idioma, se siente atraída por otras lenguas orientales, lo que le ha llevado a aprender japonés por su cuenta.

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