El alcalde de Zaragoza se marca un 'Mario Amilivia': pasa su gomina al Ayuntamiento

Captura de la hemeroteca de ABC del 10 de diciembre de 2012.

Jesús María López de Uribe

El alcalde de Podemos en Zaragoza ha repetido la compra de productos de higiene personal a cuenta de su Ayuntamiento que salpicó la gestión de Mario Amilivia en diciembre de 1998 y le hizo 'famoso en toda España' como “el alcalde de la gomina”. Diecisiete años después, Pedro Santisteve —el regidor de, casualmente, la otra ciudad española con un León como único 'mueble' en su escudo— ha saltado a la palestra de la opinión pública por hacer exactamente lo mismo.

El presidente de la Corporación maña, compró el 18 de diciembre de 2015 por 15,90 euros un bote de gomina en una peluquería que ha justificado como “productos destinados a la higiene personal” para el cuarto de baño de su despacho. Exactamente la misma situación vivida por el regidor leonés, aunque en el caso de Amilivia fueron pasados a la cuenta municipal por su secretaria aparentemente sin su conocimiento. Santisteve, sin embargo, asume completamente la compra afirmando que trabaja “trece horas” y excusándose en que, “si a las ocho de la tarde tiene programado algún acto, no le da tiempo a marcharse a su casa para arreglarse”, según esta información de El Español.

Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza en una captura de pantalla de Youtube.

La compra de gomina en tiempos de Mario Amilivia fue denunciada por las entonces concejalas del PSOE Inmaculada Larrauri y Olga Palacios tras descubrir facturas en las que se cargaban a las arcas municipales no sólo cinco botes (dos botes de Llongueras y tres de Poly Swing) por unas 2.287 pesetas de entonces (13,82 euros) sino que se incluían gastos en “champán, puros y bocadillos”. Al hacerlo público la SER en una información, la noticia corrió como la pólvora en todos los medios de Comunicación de España, sorprendiendo al propio regidor, que afirmaba que eran gastos “por el bien de la ciudad” por asuntos de representación institucional. Exactamente lo mismo que defiende estos días el alcalde de Zaragoza en Común-Podemos.

Por su parte Amilivia se defendía en aquel tiempo en esta entrevista en ABC afirmando que “se había pretendido hacer un escándalo por 2.000 pesetas en gomina” y que si hubiera querido lucrarse con el protocolo hubiera pasado “300 comidas al año”. En la misma tónica —para hacer prácticamente igual la situación que hace 17 años—, el regidor maño se excusa diciendo que ha “ahorrado muchos gastos propios al Ayuntamiento” lamentado el “nivel deleznable” del debate político en este caso. También ha tenido tiempo, olvidando posiblemente la misma crítica feroz que se le hizo al alcalde del PP leonés, de contraatacar esgrimiendo la ya manida protesta de que esto es una más de las “cortinas de humo” que se levantan contra los denominados “alcaldes del cambio”.

La única diferencia, Amilivia asumió el 'error'

La única diferencia, entre estos dos casos, eso sí, es que Mario Amilivia no sabía que se habían incluido las facturas de su gomina institucional y la enorme polémica que se montó alrededor del asunto —que crecía día a día sin control—, le hizo reflexionar. En aquellos tiempos decía: “Yo he reconocido un error. He dicho que unas facturas que podrían o no estar aquí y que son más un problema estético que ético, que son las de la gomina. Yo personalmente no apruebo que estén en la relación de mis facturas, no debían haberse incorporado, pero es una opinión personal mía”. Devolvió el dinero.

El alcalde maño por el contrario hoy afirma: “No van a poder con el nuevo municipalismo porque ya decíamos nosotros que el cambio se ha dado ya en este país y nos han puesto a nosotros para que demos la cara por la gente”. Queda por ver si terminará reflexionando igual que en el anterior precedente.

Lo cierto del asunto es que al entonces regidor de la capital del Viejo Reino le persiguió desde entonces el mote del 'alcalde de la gomina'. Hasta Fernando Ónega cerró ayer La Brújula de Onda Cero recordándolo (se puede escuchar pinchando aquí). Habrá que ver si al alcalde del otro Ayuntamiento de la capital de un reino medieval español con un León como enseña (aunque con esmaltes distintos) se convierte en compañero de fatigas o el ser “un alcalde del cambio” le protege de la particular fama que le acompaña durante estos 17 años al leonés. Depende de si ser del PP o de Podemos cambia la percepción popular sobre exactamente el mismo hecho.

En eso poca nueva política parece que ha habido si tiene 17 años la polémica.

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