Vergüenza e indignación

Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, visitando una explotación ganadera en Galicia.

Vergüenza e indignación son los sentimientos que me invaden ante la imagen del señor Feijóo a los pies de un tractor intentando hacer propaganda y aprovechándose de las reivindicaciones de ganaderos y agricultores ante un hartazgo desesperado por las dificultades y la impotencia reiterada que sienten al no ser escuchados. Vergüenza e indignación que es aún mayor al ver al Sr. Gallardo intentando fotografiarse con los manifestantes con el mismo fin.

Seguramente, señor Feijóo, está usted muy entretenido en hacer salir a la calle a las masas con la única intención de desestabilizar. Si no es por la amnistía ahora es por las protestas de agricultores y ganaderos, colectivos olvidados y machacados, en este caso que nos ocupa, por el Gobierno de Castilla y León, haciendo oídos sordos a las competencias que las autonomías tienen asumidas.

No todo vale, señor Feijóo. Personalmente, me avala una trayectoria de 16 años como alcaldesa de este ayuntamiento de montaña, Murias de Paredes. Durante ese tiempo he reclamado de forma incansable al lado de mis vecinas y vecinos el desmantelamiento organizado de lo que ahora parece ser que tanto le preocupa, el medio rural. He padecido con ellos cómo todos los servicios se han ido liquidando sin el menor sonrojo: el transporte, la sanidad, la desbancalización, la educación, las tecnologías más básicas, etc, etc, etc.

Sin ir más lejos, a día de hoy la Consejería de Agricultura y Ganadería de Castilla y León, donde su gobierno mantiene un pacto con Vox, debería tener actualizados los coeficientes de subvencionalidad para el año 2024. Pero en el SIGPAC aparecen sin modificar, igual que el año pasado, y en la Consejería no se sabe nada, habida cuenta de que en febrero del pasado año se habían comprometido a gestionarlo. Quizá lo hayan hecho... sólo para algunos.

Por parte del FEGA se acordó con los organismos responsables de las diversas comunidades autónomas un plan de actualización de los coeficientes, con el objeto de disponer de un nuevo dato actualizado en la campaña de ayudas 2023. Los trabajos de definición de la metodología a aplicar y de evaluación conjunta de resultados se desarrollaron entre los años 2020 y 2022 en los grupos de trabajo constituidos por el FEGA y los respectivos responsables de todas las autonomías.  El resultado de estos trabajos es el denominado Coeficiente de Subvencionabilidad de Pastos (CSP) 2023.

Pero la sorpresa ha venido, una vez más, por parte de la Junta de Castilla y León, que no ha hecho sus deberes de actualización de datos. Así, mientras en el conjunto de país la superficie subvencionable ha mejorado respecto al año 2015, en Castilla y León, en la montaña leonesa, en vez de esta pequeña mejora se ha reducido aún más la superficie subvencionable. Y como siempre ustedes han culpado al FEGA de su propia falta de trabajo.

Y es que, señor Feijóo, hay que hablar en serio de todo y desde todas las administraciones. Sin embargo, ustedes hablan incansablemente de adoctrinamiento y de Pedro Sánchez, pero guardan absoluto silencio sobre el mal trabajo que desarrollan ustedes.

Es evidente que cuando salta la calle, aparentemente de forma espontánea, las motivaciones que lo provocan serán muy diferentes y no obedecerán todas a las mismas necesidades. Los hay que se mueven por intereses marcados y quienes deciden crear espacios de alboroto y revuelta. Es habitual que éstos continúen tensionando el tiempo que haga falta, sin problemas, frente a otros que son las verdaderas voces desesperadas, los que tienen  sentimientos frustrados por la impotencia de no ser escuchados ni atendidos reiteradamente.

Quizás este es un buen momento para pararse a reflexionar y pensar, o mejor, entender que a 'los parias' también se les debe de escuchar.

Muchos sabemos que ahora, y de una vez por todas, habrá que hacer frente a muchos retos. Por ejemplo, conseguir que la legislación se adapte a los territorios rurales, incluidos los de montaña, trabajar por una correcta gestión del agua y de la energía, luchar por el desarrollo y la sostenibilidad de nuestros pueblos, estudiar las oportunidades del medio ambiente como motor sostenible de desarrollo, conseguir una conectividad global y todo ello con unos servicios públicos idóneos para el bienestar de las personas que habitan nuestros pueblos. Para que no se sientan menospreciados.

Voy a permitirme el lujo de hacer referencia al artículo de Eduardo Moyano Estrada en el diariorural.es que titula 'Razones y sinrazones de la protesta agrícola', no solo por su lucidez en el análisis sino por lo enriquecedor de sus reflexiones: “Además de las razones objetivas, hay otras más subjetivas, pero no menos relevantes, que afectan al mundo de las emociones. Me refiero al sentimiento de muchos agricultores de que su actividad no está lo bastante valorada como creen merecer. Se sienten abandonados por unas élites políticas que en su opinión están cada vez más influidas por la cultura urbana…”.

Lo primero es que tenemos que aprender es a usar el lenguaje en todo su potencial, de modo que se habla permanentemente de agricultura, excluyendo a la ganadería. Es cierto que son muchos los problemas estructurales que hay que abordar, pero no podemos perder de vista que nada es igual y que la ganadería de montaña y las zonas de montaña necesitan una mirada legislativa adaptada que permita su supervivencia.

Si realmente queremos resolver los problemas tendrán que producirse tres fenómenos: Primero, sentarse después de haber escuchado la reivindicación y el clamor de ganaderos y agricultores, estos días y lo que nos quede por escuchar; segundo, dar un ejemplo de la madurez política que esta sociedad necesita para poder coser las diferencias, un guante que tendrá que recoger usted, señor Feijóo, si no quiere seguir en la deriva del extremismo por la que va caminando, “sin darse cuenta”, supongo, del daño que se está haciendo a usted, a su partido y a sus electores.

Y tercero, una reflexión que dirijo a todas las fuerzas políticas y sindicales: que entiendan de una vez, que 'los de abajo' tienen que ser escuchados, como recalca acertadamente el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, reiterando el compromiso evidente, con hechos, con políticas y con cifras económicas, de este Gobierno con agricultores y ganaderos.

Es el momento de la cordura, de demostrar que los políticos servimos para algo, que sabemos gestionar los problemas. Esto lo sabemos muy bien las alcaldesas y alcaldes de cualquier municipio pequeño, teniendo en cuenta y sin perder de vista que el 16% de la población habita el mundo rural.

Las cosas hay qué hacerlas con, y no contra la gente, encontrando un cauce que facilite la colaboración con los actores, teniendo en cuenta a todos los sectores agrícolas y ganaderos sin excepción y simplificando los trámites para que no se vean asfixiados por la burocracia a la que cada vez están más sometidos.

Queda abierta la invitación y la propuesta para que, en este territorio de montaña, desde el que tanto e incansablemente se ha trabajado, puedan celebrar un encuentro de todos los sectores y actores implicados. Sería importante que cada uno trabajara en lo que sabe y hubiera canales de comunicación eficaces. Más responsabilidad y menos interés propagandístico. No es tan difícil, señor Feijóo.

 Mª Carmen Mallo Álvarez es socióloga y alcaldesa del Ayuntamiento de Murias de Paredes

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