Autogobierno: La hora del Bierzo

reino de león y el bierzo

José Luis Prieto Arroyo

En su discurso institucional del Día de Castilla y León (2005), el entonces presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, dijo textualmente: “La vertebración más eficaz de nuestro amplio territorio en torno a elementos naturales con capacidad para ordenar e impulsar el desarrollo social y económico exigirá reforzar y concretar definitivamente todas las responsabilidades autonómicas que es posible asumir en relación a la Cuenca del Duero, auténtico hecho diferencial de nuestra tierra, tal y como ha reconocido el propio Consejo Consultivo al afirmar que, en España, Castilla y León es Cuenca del Duero y la Cuenca del Duero es Castilla y León”. Como digo en mi libro recién publicado, España necesita un nuevo Estado: “Con estas palabras, ese día, El Bierzo se ganaba su propio hecho diferencial”.

Y es que, ciertamente, al no ser Cuenca del Duero, El Bierzo ha tenido y tiene para la Junta de CyL un valor meramente instrumental. No pertenecemos a “su” Comunidad. Pero somos leoneses; así que algo habrá que hacer con nosotros. ¿Y qué mejor que servir de instrumento para contribuir a arruinar las pretensiones regionales leonesas de alcanzar su Autogobierno? Lo practicaron en los 90 (con pobre resultado para El Bierzo, después de haber mordido el anzuelo debilitador de León) y lo quieren volver a practicar hoy, pues así es cómo hay que entender la pasada visita del presidente Mañueco a Ponferrada. Pero esta vez les va afuncionar todavía peor.

Desde el 27 de diciembre de 2019 -fecha del ya célebre Pleno del Ayuntamiento de León-, son muchas las cosas que han cambiado en toda la Región Leonesa y, consecuentemente, también en El Bierzo. Y es que la Cuestión leonesa ha dado un giro notable en su planteamiento, no ya respecto de la situación de los 80, gestante del Estatuto de 1983, sino también respecto de lo ocurrido desde 1983 hasta diciembre de 2019: se ha acabado la ambigüedad del término “León”, hoy claramente entendido como Región Leonesa (provincias de León, Salamanca y Zamora) o, en su acepción política, País Leonés. Hoy, ya nadie se plantea si León con Asturias, Cantabria, Galicia o Castilla. El “León solo” es precisamente eso: solo, o sea sin Castilla, pero también sin otras regiones. Tampoco la provincia de León en solitario. Porque somos un pueblo y porque tenemos nuestro propio territorio, una región histórica de primer orden. Espor esto que, hoy, la Cuestión está mutando en Asunto, con las dificultades (también con los beneficios) que ello comporta.

Debo, no obstante, reconocer que con carácter de generalidad en El Bierzo aún no estamos ante el Asunto, sino todavía en la Cuestión. Y ya es hora de que resolvamos esta “cuestión” entre nosotros. Para ello, lo primero, acertar con el planteamiento. Al respecto, recuerdo que, allá por el 2000, alguien me definió El Bierzo de la siguiente manera: “no es Asturias, no es Galicia, no es León”, definición nihilista donde las haya. Este tipo de definiciones tienen cabida en la metafísica del Ser y la Nada, pero no en política: si uno no sabe lo que es, tiene graves dificultades para afirmarse ante otros, por más que saber lo que no se es aporte aquel tipo deconocimiento filosófico. Y porque los leoneses siempre hemos sabido que no somos castellanos ni castellano-leoneses, hoy estamos exigiendo nuestra afirmación política -Autogobierno- en España. ¿Quiere El Bierzo exigir su afirmación política en solitario ante el resto de España?

Alguno dirá que sí, e incluso rescate aquello de la República independiente -acaso unilateral también-, pero, sinceramente, creo que, mayoritariamente, los bercianos -o bergidenses, como algunos preferimos- sabemos que somos leoneses; otra cosa es que alguno quiera no serlo. Sin ánimo de entrar en metafísica, uno “es” en función de su historia, de su cultura, de su antropología, de su educación; de su conciencia de pueblo, en definitiva. A pesar de ello, está en su derecho de adoptar otro tipo de conciencia, la que le aporte su ideología, ese terreno de los “ismos” fuertemente mediado por aspectos emocionales. Para que nos entendamos: yo soy berciano (bergidense) y soy leonés, aunque no leonesista (no necesito de este ismo -absolutamente respetable, por otra parte- para defender mi identidad leonesa); en cambio, algunos bercianos, antileonesistas, identifican leonesista con leonés. Por otro lado, “leonés” ha venido siendo identificado por buena parte de los bercianos como perteneciente a la provincia de León, debido a la negación de la Región Leonesa practicada durante 40 años de dominio de esa Junta que sirve a la Comunidad de la Cuenca del Duero. Estoy convencido de que, si esta Comunidad Autónoma nunca se hubiese constituido y sí la del País Leonés, hoy ningún berciano tendría dudas de su identidad leonesa, compartida con sanabreses, charros o maragatos.

Soy consciente de que algunos bercianos permanecen anclados en los agravios del pasado,bien resumidos en expresiones como aquella del “qué bien estamos los de León que los del Bierzo nos sacan el carbón”, tan deplorable como la respuesta dada por nosotros, simbolizada en el “puta León”. Tristemente, estas cosas siguen funcionando cuando ya no hay carbón que sacar y mirar por encima del hombro o considerarse el ombligo del mundo ni siquiera da falsa satisfacción. Hoy, de lo que se trata es de cómo los leoneses de la Región Leonesa salen adelante, no de cómo bercianos y leoneses del resto de la provincia (quizá de la ciudad) de León siguen instalados en el recelo mutuo.

Que la Cuestión deviene en Asunto lo prueba el que los concejales socialistas y populares que vienen apoyando en los Ayuntamientos respectivos las mociones por la Autonomía leonesa son tan socialistas y populares como los que en esos mismos Plenos votan contra ella. Los primeros, lo seguirán siendo aun en el caso, improbable, de que sean expulsados de sus partidos. Lo único que los diferencia es su conciencia de pueblo, que anteponen a consideraciones de partido. Esto es lo que todavía no ha sido convenientemente madurado en El Bierzo. Ser berciano y defender a tu pueblo leonés (Región Leonesa) no impide a ningún concejal seguir siendo socialista (o popular o podemista) cuando vote la moción a favor de la Autonomía leonesa, y podrá ejercer su opción ideológica en esa nueva Autonomía con absoluta libertad, como quienes, en legítimo derecho, se consideran leonesistas. ¡Faltaría más!

Pero la singularidad del Bierzo no se la da el no pertenecer a la Cuenca del Duero, sino su propia personalidad histórica y cultural, así como su capital territorial. El cómo entender convenientemente esa personalidad y el gran potencial del capital territorial es lo que nos permitirá ejercer nuestra propia afirmación en la nueva Comunidad Autónoma (Estado Federado, en su caso) del País Leonés. Cómo los entiendo yo y cómo los vengo defendiendo desde 2008, cuando comencé a trabajar en el desarrollo de la idea de Espacio Noroibérico, es algo que pueden apreciar en mi libro arriba mencionado o en la web www.observatorionoroeste.es donde, en Proyectos, figura mi Manifiesto por el Noroeste Ibérico.

Concretando: El Bierzo es una muy relevante comarca de León (Región Leonesa -nunca he sido un entusiasta de las provincias, aun reconociendo el gran valor que para los leoneses han tenido las tres Diputaciones en este periodo de abandono por parte de la Comunidad Autónoma de CyL-), destinada por su situación geográfica y potencial económico (que no tardará en resurgir) a convertirse en el núcleo del Espacio Noroibérico (Galicia, Asturias, Región Leonesa y Región Norte de Portugal) en torno al que se constituirá una ecorregión (biorregión, región vivencial) europea de primer nivel, como podrán apreciar quienes se acerquen a Lugo, del 18 al 22 de mayo, para asistir (entrada libre) al Tercer CongresoTerritorial del Noroeste Ibérico, enmarcado, en esta edición, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En él, podrán apreciar las soluciones que en el ámbito de las infraestructuras; la energía; la ruralidad vivencial; la economía y la financiación; la gestión del conocimiento, y el turismo sostenible, se ofrecen para todos los territorios de este Espacio y, consecuentemente, para su núcleo: El Bierzo.

Pero para ello, antes es obligado que los bercianos en concreto y los leones en general podamos disponer del control de nuestro futuro (ya conocemos el que nos vienen asignando desde Valladolid), algo que pasa, inexorablemente, por la consecución del Autogobierno del País Leonés. Hablaremos, en otra ocasión, de cómo conseguirlo sin cometer los errores que se cometieron en la creación del Estado Español del 78, ni tampoco los de la creación de esta inefable Comunidad Autónoma que comenzó llamándose de Castilla-León y, hoy, sin que nada cambiara para los leoneses, se denomina de Castilla y León, pero que solo se reconoce a sí misma como de la Cuenca del Duero. Y hablaremos, también, del papel de primer orden que El Bierzo deberá tener en la constitución de ese Autogobierno. Todas las opciones de participación están abiertas.

José Luis Prieto Arroyo

Profesor universitario y escritor

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