Ángela Ruiz Robles tampoco tiene calle en León, aunque sí un libro editado por los Ministerios de Economía y Competitividad y el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en el año 2013, que me ha sido facilitado por su nieto Daniel González de la Rivera, titulado Ángela Ruiz Robles y la Invención del Libro Mecánico. También tiene reconocimientos desde siempre en toda España, en Estados Unidos y en Europa.
Recientemente ILEÓN ha publicado un artículo del New York Times sobre ella. Antes de ello, Fulgencio Fernández ya había escrito en su libro Pioneras sobre esta excepcional mujer, a la que descubrió en una exposición en Galicia. En la Academia de la Historia también está su biografía.
Nació en Villamanín (León) el día 28 de marzo de 1895 y murió en Ferrol (La Coruña) el 27 de octubre de 1975. Vivió 80 años. Fue inventora, educadora y empresaria, además de solidaria. Nunca se sintió menospreciada por el hecho de ser mujer. Si bien, cabría preguntarse si su libro mecánico habría sido desarrollado y comercializado si en vez de presentarlo ella en las editoriales y en los ministerios a los que acudía con su joven nieto, hubiera sido un hombre; nunca lo sabremos. Lo que sí conocemos es que a ella no le importó ni le quitó las ganas de trabajar y esforzarse a pesar de ese contratiempo. Era una trabajadora tenaz, además de un pensadora sin parangón.
Cursó los estudios de Magisterio en León. En 1915 y 1916 estudió taquigrafía, mecanografía y contabilidad mercantil. Impartió clase en la Escuela de la Pola de Gordón, y al aprobar las oposiciones a Maestra Nacional se trasladó al Ferrol, donde pasó casi toda su vida, pues cuando se jubiló se fue a vivir a Madrid donde vivían sus hijas, falleciendo en Ferrol. Se casó en Ferrol con un marino mercante, enviudando bastante joven, quedando con 3 niñas muy pequeñas, que sacó adelante sola, mujeres tan preparadas y esforzadas como su madre.
Trabajadora y luchadora inigualable
Fue una trabajadora y una luchadora inigualable, tanto en lo personal como en lo profesional, pues no sólo impartía clases en la escuela pública, sino que tenía una academia para adultos que dirigía y en la que impartía clases, llamada 'Elmaca', para preparar oposiciones a distintos organismos públicos. Eso no le impedía dar clases por las casas de forma gratuita para enseñar a niños y niñas que no podían ir a la escuela o en el Hospicio, que dirigió.
Era una pensadora brillante, una mente privilegiada, pues le dio tiempo a escribir varios libros sobre ortografía y taquigrafía, y dar vida a otros proyectos. Como el que realiza en 1944, denominado Atlas Científico-Gramatical, con la finalidad de dar a conocer España con gramática, sintaxis, morfología, ortografía y fonética.
Lo más señero de todo fue el invento del libro mecánico que tuvo como origen el de facilitar la labor de estudio a sus alumnos, así como la intención de que no fueran cargados de libros de casa a la escuela y vuelta. Fue una inventora sin comparación, autora de dos patentes pensadas para la utilidad práctica de la enseñanza. Consistían en “un procedimiento mecánico y a presión de aire para la lectura de libros” y de “un aparato de lecturas y ejercicios diversos” en las que desarrollaba su enciclopedia mecánica.
La primera patente de su invención, en 1949
En 1949 patenta un “”sistema o mecanismo de activación mediante sencillos pulsadores que permitían mostrar al alumno las lecciones o materias, fragmentadas, de forma visual, interactiva y amena“ , destaca la Enciclopedia de la Ciencia, que continúa definiéndolo así: ”Destaca su facilidad de manejo y su poco peso y volumen, además de que contase con la posibilidad de utilizar tintas luminiscentes para que pudiesen leerse en la oscuridad y de un sistema de pulsadores que equivaldrían a los modernos hipervínculos. Este libro podía fabricarse en diversos formatos y tamaños, imitando formas de la naturaleza o artificiales, dependiendo del nivel de la enseñanza que se desease impartir, presentándose ante el alumno como un “juguete educativo”.
Esta patente la siguió pagando hasta 1961, siempre en la consideración de que sería desarrollado y comercializado. Ella quería que lo fuera por una empresa española, incluso recibió ofertas para fabricarlo en Estados Unidos, las rechazó porque quería que su invento fuera netamente español.
Esto no le impidió seguir pensando y desarrollando su invención, que dio como fruto la segunda patente en 1962.
La segunda patente, el invento precursor del ebook, en 1962
Sobre el diseño de la primera patente, realiza el segundo, posiblemente por la imposibilidad de realizar el primer boceto, que titula 'Un aparato para lecturas y ejercicios diversos'. Esta nueva propuesta es una simplificación de la inicial de la que “suprime el sistema de pulsación mecánica y eléctrica, su forma es de libro que no se abre, que en el frontal de un bloque compacto se acoplan los abecedarios y bobinas, cada una con una asignatura”. Contaba también con cristales de aumento, que podían ser graduados y con un aparato de reproducción de sonido, pudiendo así ser utilizado también por personas con limitaciones en la visión.
El prototipo de esta segunda patente fue construido en el Parque de Artillería de Ferrol, y hoy se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología (Muncyt) en La Coruña“, tal como se contiene en la Enciclopedia de la Historia.
Se conserva solo una parte de su idea original, un boceto dibujado a lápiz y repasado con tinta azul.
En la patente describe no solo el funcionamiento de su libro, sino el maletín en que se guardaba.
Su nieto Daniel, cuenta como iban ambos, ella una anciana y él un joven de 17 años, por ministerios y editoriales con la maleta que contenía el invento, tratando de que se comercializara, sin conseguirlo. Angela no se quejaba por ello ni por la vida que le había tocado vivir. En palabras de su nieto, “la queja es una pérdida de tiempo y ella no lo perdía, trabajaba día y noche hasta que se jubiló”.
Jubilación, estancia en Madrid acariciando la comercialización de su invento en plástico y acero
Se jubila en 1971 y entre ese año y 1972 en Madrid trata de comercializar su invento, no por intereses crematísticos, sino por el bien de su país, España. Ella quería que su invento fuera español que se comercializara por una empresa española; de hecho consiguió en 1971 que la empresa Instituto Técnico de Especialistas en Mecánica Aplicada S.A., desarrollara un estudio previo y un anteproyecto para su fabricación en unas 10.000 unidades, de forma orientativa y con un precio entre 50 y 75 pesetas por alumno y ejemplar, precio tan bajo que permitiría su utilización a todos los alumnos, independientemente de su poder adquisitivo.
Su fabricación era en plástico y acero, dividida en: caja, regleta, curso, rueda porta tipos, eje de rueda, trinquete (con eje, resorte y soporte) bobina y soporte para carretes.
Este prototipo de plástico llegó a fabricarse por la ridícula cantidad, incluso para aquél momento, de cien mil pesetas.
Aún así, su empeño no cejó, siendo prueba de ello que siguió pagando sus patentes hasta 1975 fecha en que falleció.
A su muerte, sabemos que estos inventos de la infatigable trabajadora y luchadora Ängela Ruiz Robles, un cerebro privilegiado, pues sus patentes son mucho mejores que otras sobre esta materia presentadas en otros países, han servido para el libro electrónico actual que tiene una pantalla impresa de la que leemos.
Reconocimientos
Ha sido reconocida desde 1947 que se le otorgó la Medalla de Alfonso X el Sabio por su trabajo,en 1952, medalla nacional de los inventores españoles, en 1957 el Oscar a la Invención en Zaragoza. Iba a las Ferias Internacionales a presentar sus invenciones, lo que le valió para obtener la medalla de Bronce en 1958 y 1959 y en 1963 Medalla de Plata, todos ellos en Bruselas. En 1968 la medalla de Ginebra, Suiza, a los inventores españoles.
Se la ha incluido en la Tabla Periódica de las Científicas en 2018 , para conmemorar en 2019 el Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos. En 2016 Google le ha rendido homenaje como precursora del ebook.
El 25 de noviembre del 2023, con esta fotografía, el New York Times publica un artículo sobre su vida, en la sección Overlooked, una serie de obituarios sobre personas notables cuyas muertes, a partir de 1851, nunca fueron publicadas.
De este artículo destaco: “En su entrevista de Pueblo, le preguntaron: '¿Una buena inventora puede ser al mismo tiempo una buena ama de casa?'. Ella respondió: ”Sí, sí. Pero es necesario que las personas que le rodean no la obliguen a conversaciones amplias de cosas de tipo corriente. El silencio es imprescindible, pues facilita la gestación de esas ideas, que luego favorecen el progreso del mundo“.
El Ayuntamiento de Madrid en 2018 le dedicó una calle, el de León, aún no.
Además de poner su nombre a una calle, sería deseable que algún estudiante de doctorado, realizara una tesis sobre sus inventos y patentes, siendo este, sin duda, el mayor reconocimiento que podemos hacerle desde León y su Universidad, ahora que va a tener por primera vez una Rectora. Sería la primera tesis, según me dice su nieto.
A ella le gustaría mucho, como también, servir como ejemplo de trabajo, esfuerzo y pensamiento infatigables.
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