Nueve meses para dar a luz un banco

Caja España Botines

Milena Pasetti

Aunque a simple vista no se vea, aunque que no haya cambiado la marca, ni la imagen corporativa, ni las oficinas, el 2011 ha sido el último año de vida de Caja España-Duero. Se sigue llamando igual, pero ahora es un banco.

Así lo aprobó una asamblea general realizada el 5 de setiembre, en la que se decidió segregar todo el negocio financiero de la entidad en un banco. ¿Estrategia empresarial? No. Más bien, la única respuesta posible ante el nuevo escenario financiero.

En febrero, el Banco de España publicó un decreto en el que cambiaban las exigencias de core capital que debían cumplir las entidades del sistema financiero español. La crisis ya proyectaba su sombra más negra y las medidas se hicieron impostergables.

El 10 de marzo fue un día clave. El Banco de España confirmó que a Caja España-Duero le hacían falta 463 millones de euros para cubrir el 10% de core capital. Y había que conseguirlos rápido. Dos semanas después, y cumpliendo con los plazos establecidos, la entidad castellanoleonesa anunciaba que buscaría soluciones por el lado de la fusión.

A partir de allí, hubo un sinnúmero de idas y vueltas. Entre ellas, un ostentoso coqueteo con Mare Nostrum mientras por otro lado comenzaban las negociaciones con Unicaja. Finalmente, la fusión con la entidad malagueña comandada por Braulio Medel terminó siendo casi la única viable.

Ambas entidades comunican al Banco de España que han iniciado negociaciones de cara a una posible fusión. El órgano de control da su visto bueno, dando plazo hasta el 15 de diciembre para avanzar en los acuerdos necesarios. En un momento, la integración quedó al borde del naufragio. Medel anunció que en el reparto del poder, Unicaja se quedaría con más del 70%. Caja España-Duero sacó a relucir la posibilidad de dar marcha atrás y recurrir al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria.

Pero el temido FROB no era más que una amenaza que no satisfacía a nadie. El Banco de España aportaría el capital necesario, sí, pero sentaría en el Consejo de Administración a varios técnicos encargados de supervisar las decisiones.

Acuerdo sindical

El verano transucrrió sin sobresaltos, con el proceso de fusión en marcha. El 28 de julio el consejo de administración aprobó la segregación del negocio financiero en un banco, requisito indispensable para la fusión con Unicaja. Esa decisión fue ratificada por la asamblea general extraordinaria unos días después. Sin gestos de alegría, ni mucho convencimiento. Por aquellos días, los integrantes de la asamblea se cansaron de repetir que era “la opción menos mala”.

El 29 de agosto, la Caja informa del primer acuerdo con los sindicatos, que acceden a negociar un nuevo marco laboral para la totalidad de los trabajadores, a cambio de que se respeten condiciones laborales. Los sindicatos renuncian al salario mínimo garantizado en los pactos de fusión.

El futuro

Se espera que en las primeras semanas de 2012 el proceso de fusión quede completado. De momento, no se conoce exactamente qué va a significar para Caja España-Duero. Ni para sus clientes, ni para los miembros de su consejo de administración. Está claro que el centro de decisiones se queda en Málaga, con Unicaja dueña del 70% en el reparto del poder.

Y se esperan recortes. En la primera semana de diciembre, Unicaja y Caja España-Duero revelaron a la mesa laboral que integran los sindicatos que sobrarían 1.800 trabajadores, por duplicidad de funciones y oficinas. Habrá que esperar las negociaciones para saber dónde y cuándo tocan.

Etiquetas
stats