Hablar de Aíto García Reneses es hablar de BA-LON-CES-TO
Si el periódico deportivo nacional Marca se desmarcó hace escasos días con un artículo sobre Joaquín Caparrós en el que le consideraba el entrenador de fútbol que más canteranos ha conducido a la profesionalidad, en baloncesto ese entrenador sería Aíto García Reneses. El madrileño fue el encargado de mimar a, seguramente, los dos mejores jugadores de baloncesto de la historia de este deporte en nuestro país, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro -sin olvidarnos de Rudy Fernández o mediático y actual Ricky Rubio-.
El hombre que dirigió a la Selección Española en la inolvidable final de los Juegos Olímpicos de Pekín contra la Selección Estadounidense de Kobe Bryant, Dwyane Wade, LeBron James, Dwight Howard, Jason Kidd, etcétera, etcétera, impartirá el próximo siete de abril un Clínic en el Pabellón de Maristas San José a las 12.00 horas. Seguramente que los niños no olvidarán la ocasión fácilmente. Pues una de las cosas que siempre han fascinado de sus múltiples aportaciones al baloncesto ha sido su filosofía; fue de los primeros que estableció la rotación constante que hoy en día vemos en cada pabellón de baloncesto.
Pero este enamorado del baloncesto no solo ha aportado desde dentro de la pista. En sus inicios hace unos 40 años elaboró un proyecto, gracias a sus tres años de estudios en Telecomunicaciones y Física, en el que ensamblando varios elementos electrónicos, que por entonces en conjunto salían carísimos pero individualmente eran muy económicos, propició la extensión de los marcadores de posesión.
Una ocasión única de ver en persona a uno de los entrenadores más laurados del viejo continente, el cuarto español después de gigantes como Díaz Miguel, Lolo Sainz y Pedro Ferrándiz.
